2014, el año de las protestas
“A Julio (Scherer) le dolería mucho ver lo que pasó en Ayotzinapa; ha visto y combatido muchas cosas horribles, pero nunca vio desaparecer cuarenta y tres estudiantes… él ya estaba muy enfermo cuando todo esto ocurrió”
Elena Poniatowska
La desaparición de los 43 normalistas de la escuela rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, fue el foco de atención que mantuvo alertas los ojos del mundo. La inconformidad creció con la negligencia del Gobierno Federal que, ante la situación, se deslindó de toda responsabilidad y provocó la molestia de la ciudadanía, que salió a las calles a protestar.
Los reclamos no sólo eran nacionales. Además de las marchas que hubo por todo el país, las manifestaciones se extendieron hacia otras partes del mundo.
Así fue como diversos grupos de la sociedad queretana fueron conjuntándose para exigir la aparición con vida de los normalistas y pedir que se hiciera justicia ante lo sucedido, acto que vislumbraba un panorama de impotencia, un mártir colectivo o una trama de culpa de una sociedad que no podía mirar con indiferencia cómo desaparecían sus jóvenes.
La población de Querétaro manifestó en las calles la indignación por este hecho: organizó cinco marchas en menos de cuatro semanas, cada marcha con participación de al menos mil 500 personas. En las protestas, además de brindar apoyo a los normalistas, también se exigía el esclarecimiento las desapariciones ocurridas en el estado.
El 23 de octubre del 2014, cerca de 2 mil estudiantes de la UAQ llegaron al Centro Histórico de la capital para sumarse a las demandas. Además, estudiantes de las facultades de Ciencias Políticas y Sociales, Psicología, Lenguas y Letras, Bellas Artes y Derecho realizaron un “paro activo” de manera simbólica, durante el que cerraron salones y colgaron mantas en las instalaciones.
“Facultades pertenecientes a la Federación de Estudiantes Universitarios de Querétaro (FEUQ) realizaron un paro escalonado del miércoles 5 al viernes 7 de noviembre […] Durante los semáforos en rojo ubicados frente al Hospital General del ISSSTE y avenida Tecnológico en su intersección con Universidad, los estudiantes del ITQ mostraron cartulinas con mensajes como ‘Somos 44:43 normalistas + 1 pueblo’ y ‘los desaparecidos no son un número, tienen rostro y sueños’”, (Tribuna de Querétaro 728).
Cuatro días después, con el apoyo del catedrático César Tarello Leal, se exigió un pronunciamiento de la LVII Legislatura respecto a las desapariciones en Querétaro y la situación de Ayotzinapa (Tribuna de Querétaro 727). La petición solicitaba la comparecencia del procurador Arsenio Durán Becerra para que aclarara las omisiones y el actuar de la PGJ ante el aumento de las desapariciones en la entidad.
El 6 de noviembre, la “megamarcha” convocó aproximadamente a 2 mil personas. Concluyó en Plaza de Armas con el pase de lista de los desaparecidos y la lectura de un texto que, entre otras cosas, decía: “Haz sonreír al niño, bebe y diviértete con tus amigos (…) suplican los que hoy ya se fueron; porque no son 43, son miles de desaparecidos, que te dicen; “no esperes más… disfruta tu vida, porque luego la entregarás por combatir la vida que yo perdí”.
“Y la protesta se hace local” fue el encabezado de Tribuna de Querétaro, el 18 de noviembre del 2014, en su edición 730; más de 5 mil personas habían marchado —en lo que iba de noviembre— con motivo de las desapariciones; además, personal médico había bloqueado avenida 5 de febrero para exigir al gobierno que sus bonos les fueran entregados en efectivo. Por otro lado, en el mercado de El Tepetate, los comerciantes cerraron prolongación Corregidora norte ante las agresiones de los inspectores.
Don Cliserio Gaeta, desde su mirada de exguerrillero, explicó que “los normalistas y los que llevan el movimiento son chavos. Como son chavos, son espontáneos, el coraje se les pasa… Esta matanza de los normalistas la adelantó Peña Nieto, no le caen bien los estudiantes… de aquí a unos quince días, un mes o dos meses, esa calentura se les borró”.