278 días después del caso 1 en Querétaro
El primer caso de COVID-19 en Querétaro fue confirmado el 11 de marzo de 2020, apenas 12 días después del primer caso en el país.
Este 14 de diciembre, Querétaro cumple 278 días desde que se confirmó el primer caso positivo de COVID-19; es decir, nueve meses y tres días. En la última quincena del año, la entidad vive la amenaza de volver al semáforo epidemiológico rojo o pasar al escenario C del Gobierno del Estado, y en consecuencia adoptar medidas de confinamiento y restricción a la movilidad estrictas. Así se ha vivido la pandemia.
El primer caso de COVID-19 en Querétaro fue confirmado el 11 de marzo de 2020, apenas 12 días después del primer caso en el país: se trató de un hombre de 43 años residente de España que viajó en avión a la Ciudad de México y posteriormente se trasladó a Querétaro en un auto particular para visitar a sus familiares. El domingo 29 de marzo fue reportada la primera muerte por coronavirus en la entidad: se trató de un hombre de 56 años que ya se encontraba hospitalizado y con un cuadro grave.
La primera respuesta del gobierno de Francisco Domínguez Servién ante la eventual crisis sanitaria internacional fue la suspensión de clases de todos los niveles educativos a partir del 18 de marzo y hasta el 20 de abril.
El 19 de marzo fue publicado el “Acuerdo de Medidas de Seguridad Sanitaria” que contempló medidas para contener la propagación del virus, entre ellas: la prohibición de funerales y velaciones, incineración obligatoria de personas fallecidas por COVID, la prohibición de reuniones de más de 10 personas, etc.
Se definió al Hospital General de Querétaro como centro de atención y el Centro de Congresos fue reconvertido a Unidad Médica de Aislamiento para confinar a pacientes con diagnóstico positivo que no tuvieran condiciones óptimas para aislarse en sus domicilios. Aunque la respuesta del gobierno de Domínguez fue catalogada como inmediata, sus decisiones de implementar medidas de restricción de movilidad con tendencia al confinamiento obligatorio desataron críticas, principalmente del sector productivo, por considerar que el mandatario se estaba anticipando a sofocar la economía de la entidad. La Jornada Nacional de Sana Distancia —medida federal para contención del virus— comenzaría días después, el 23 de marzo, sin necesariamente implicar la obligatoriedad de las medidas por apostar a la responsabilidad social.
Necesidad de reactivación: fase meseta
Las medidas que inicialmente tenían vigencia hasta abril tuvieron que prolongarse, pues los contagios continuaron y el “pico” de la pandemia se posponía. “El comportamiento en la entidad es de una meseta”, reiteraba Martina Pérez Rendón, directora de Servicios de Salud. Querétaro, quien no reconocía un incremento en casos.
El 2 de mayo fue anunciada una serie de 12 medidas extraordinarias para mitigar el incremento de contagios que se empezaba a reflejar en las métricas de las autoridades locales: incluían la obligatoriedad del uso del cubrebocas, el límite de dos pasajeros en taxis y servicios vía plataforma.
Se propusieron reformas al Código Penal del estado que —entre otras— proponían: sanciones a quienes hayan incumplido el confinamiento a sabiendas de un diagnóstico positivo de COVID; sanciones a los responsables de convocatorias públicas o privadas que alienten a la población a salir de casa, incluidas manifestaciones y saqueos. El paquete de reformas fue bautizado como “Ley Garrote” por tratarse de un intento de criminalizar la protesta, según académicos y opositores.
Las cámaras empresariales de la entidad empezaron a manifestar su preocupación por el largo periodo de confinamiento que ya impactaba fuertemente en la actividad económica de la entidad. Por iniciativa federal, el 1 de junio inició la “nueva normalidad” que apostó por incluir a más sectores productivos en las actividades esenciales e implementó un semáforo epidemiológico de riesgo.
Acatar el semáforo a conveniencia
El 4 de junio fue anunciado el primer semáforo nacional, en el cual Querétaro fue ubicado en rojo o máximo riesgo. Según confirmó la directora de Servicios de Salud del Estado, el gobernador se reunió con las cámaras empresariales de la entidad y definió que Querétaro desconocería el semáforo federal que se mantenía en rojo y pasaría a color naranja para el 17 de junio: esto implicaría el relajamiento de medidas de confinamiento y permitiría la apertura de negocios bajo “estrictas” normas.
El 26 de junio la federación evaluó reducir el nivel de riesgo para la entidad y la colocó en semáforo naranja. Un mes después de la reapertura por decisión del gobierno de Domínguez, el 17 de julio las autoridades federales determinaron que Querétaro tendría que volver al semáforo rojo; sin embargo, el mandatario se rehusó a acatar esta medida y aseguró que “en lo inmediato no vamos a transferirles a las y los queretanos los efectos de este cambio en la ponderación del semáforo”.
Entre picos y contagios que coinciden con las fiestas patrias, Querétaro vivió un periodo de color amarillo entre el 28 de septiembre y el 11 de octubre, cuando volvimos a color naranja. El incremento de casos fue atribuido a un mayor número de pruebas aplicadas, sin embargo, el argumento fue cuestionado por Hugo López-Gatell, quien advirtió que había un alto índice de positividad.
Somos más… los contagiados
Desde el inicio de la pandemia en Querétaro nunca se ha reconocido oficialmente un pico máximo de casos, usualmente se han atribuido a desfases generados por los registros de hospitales privados, a actualización de datos y últimamente al incremento de pruebas realizadas. La narrativa de las autoridades de salud ha sido de una curva epidémica en meseta, de picos atípicos por cualquier razón menos el incremento real de casos, tendencias al alza por incremento de pruebas realizadas y por errores en las plataformas federales.
La Seseq acusó que a mediados de noviembre una falla en la plataforma federal impedía registrar todos los casos con normalidad, por lo que de 300 diarios aproximadamente había notificado apenas unas decenas. Advirtieron que —cuando se restableciera el registro— se presentaría un incremento “exagerado” de casos.
También a finales de noviembre se presentó la estrategia “Somos Más”, la cual dejó de lado el semáforo epidemiológico y contempló tres distintos escenarios en los que la movilidad y horario de comercios era variable. Al cierre de esta edición, el gobernador había señalado que el escenario C, el más rígido, se aplicaría si la ocupación hospitalaria y la positividad rebasan el 50 por ciento, situación que no ha ocurrido.