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Acción Nacional, una historia de subibaja electoral

El triunfo del Partido Acción Nacional (PAN) en San Juan del Río durante 1991 fue inicio del ascenso de este instituto político al poder, pero también marcó un bipartidismo, esquema que se mantuvo hasta las elecciones de este 2018, pero ahora junto a Morena como segunda fuerza política de Querétaro.

Cercano a grupos católicos, intelectuales y de derecha, Acción Nacional (PAN) fue la figura central de la oposición al partido de Estado, y a las políticas progresistas, desde tiempos de Lázaro Cárdenas. Al final del siglo XX mostró un crecimiento que lo llevaría a gobernar el país por 12 años.

Desde la década de los ochenta, el panismo ya mostraba la suficiente fuerza como para obligar al PRI a aceptar sus triunfos. La polémica elección del 88 inició una línea de manifestaciones y desobediencia civil que marcó al partido al inicio de su ascenso. Manuel J. Clouthier, candidato presidencial del PAN, se unió a Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Ibarra en las acusaciones y marchas en contra del fraude electoral.

Su oposición histórica al Partido Revolucionario Institucional (PRI) llevó al partido blanquiazul a fundar en Querétaro uno de sus bastiones políticos por excelencia. Tras ello, una ola de descontento y el desprestigio de sus gobiernos, llevó al partido a una debacle que ni siquiera el hijo pródigo de la política queretana, Ricardo Anaya Cortés, pudo contener.

1991. La primera victoria

En la elección a gobernador de 1991, el panista Arturo Nava Bolaños pedía con indignación la anulación de los comicios que le dieron el triunfo a Enrique Burgos García, del PRI, por 57 puntos de diferencia. Además, Nava Bolaños organizó mítines y marchas en el que entonces fue el primer municipio que Acción Nacional logró ganar: San Juan del Río.

Ahí, Nava pedía a los sanjuanenses mantener la calma y “poner la otra mejilla” ante las irregularidades documentadas por su partido, como si se tratara de una enseñanza bíblica. Asimismo, el también exlíder local del PAN calificó al fraude como “estructural”. Posteriormente reconoció la derrota y se dijo “contento” porque “es sólo un episodio de una lucha que será larga” (‘El Nuevo Amanecer’, 67).

Para 1994, Francisco Layseca Coellar, candidato a la alcaldía de San Juan del Río y quien meses antes sufrió un atentado a balazos, anunció que su partido impugnaría “el 80 por ciento de las casillas electorales”. Después se organizaron multitudinarias marchas y mítines (abonado a una defensa jurídica) en ese municipio y frente al Tribunal de Justicia Electoral, en la capital.

Finalmente, y aunque en un inicio los resultados favorecían al PRI con poco más de 3 mil votos, el Tribunal falló a favor de Acción Nacional. Así, mientras la República todavía estaba conmocionada por el asesinato de Luis Donaldo Colosio (y el voto de miedo), el panismo queretano celebraba en el segundo municipio más poblado del estado (‘El Nuevo Amanecer’, 139).

1997. La alternancia

A tres años de acabar el siglo, Acción Nacional ya gobernaba Jalisco, Baja California y Chihuahua; en 1997 sumó Aguascalientes, Nuevo León y Querétaro. Es estos comicios, Ignacio Loyola Vera amarró la gubernatura y Francisco Garrido triunfó en la capital, sí, en la misma ciudad que vio nacer al PRI. Además retuvo San Juan del Río y sumó Amealco y Ezequiel Montes.

Para el 2000, mientras Vicente Fox vociferaba “no les voy a fallar”, los panistas en Querétaro celebraban triunfos en Cadereyta, Corregidora, Pedro Escobedo y la retención de San Juan del Río y la capital, esa que no soltaría hasta 2012. Además, logró la mayoría en el Congreso local con 13 diputados, muy por encima de los 7 del PRI.

Sin embargo, por el alejamiento de los políticos blanquiazules para con sus votantes y el desencanto del gobierno del gobierno foxista en sus primeros tres años, comenzó la debacle de 18 años del Partido Acción Nacional.

2003. Se viven el exceso y desencanto

Ya a finales de marzo de 2003, Tribuna de Querétaro (235) alertaba sobre el desgaste de la imagen de la clase política. Una encuesta realizada por el Instituto Electoral de Querétaro, la Fundación Arturo Rosenblueth, la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y la Universidad de Guadalajara reflejaba que el 57 por ciento de los queretanos consideraban que no aumentó la confianza hacia los gobernantes pese a la alternancia política.

Ya en junio, en plenas campañas electorales, el candidato panista se vio obligado a desmarcarse del gobierno de Ignacio Loyola. Prometió a la Unión de Ganaderos devolverles dinero para las fiestas decembrinas. Además, un tribunal federal ordenó la liberación del líder zapatista, Sergio Jerónimo Sánchez, acusado de estar implicado en el ataque al autobús del gabinete presidencial el 5 de febrero de 1998. (Tribuna de Querétaro, 242).

El alejamiento con la UAQ precipitó una marcha encabezada por la entonces Rectora, Dolores Cabrera Muñoz en 2002, a consecuencia del retraso en la entrega de 40 millones de pesos de presupuesto federal; 10 mil estudiantes marcharon hasta el palacio de Gobierno. Garrido quiso, al menos en campaña, revertir la distancia marcada por el mandatario estatal.

Así, el desgaste panista se reflejó en los comicios de julio de 2003, cuando Garrido Padrón triunfó con una ventaja de 18 mil votos. Seis años antes, Loyola Vera triunfó con 24 mil votos de ventaja. Además, el primer bastión blanquiazul en el estado, San Juan del Río, fue recuperado por el PRI gracias al voto de castigo.

Aún así, Acción Nacional ganó 6 de los 18 municipios del estado y 8 diputaciones locales. Ya con plurinominales, la bancada panista sumó 12 diputados y la oposición, el resto. A nivel nacional también retrocedió, de tener casi la mitad de la Cámara de Diputados, alcanzó 151 legisladores.

El sexenio de Francisco Garrido Patrón estuvo marcado por los excesos, uno de ellos el gasto de 555 millones de pesos tan sólo en publicidad oficial, las divisiones y su ausencia. En marzo de 2006 renunció al partido Ramón Lorencé, dirigente blanquiazul que lideró la primera victoria a la gubernatura. Este personaje acusó al gobierno de Garrido de monopolizar las decisiones del partido. “pierde la identidad para convertirse en PAN-Gobierno”, lamentó en ese entonces (Tribuna de Querétaro, 360).

Ese mismo año, en plena polémica por las anomalías en las elecciones presidenciales, la Legislatura local criticaba la gestión de Garrido Patrón. Incluso el coordinador de la bancada del PAN, Apolinar Casillas, consideró que “hay que insistir más” en cuanto a obra pública iniciada en el sexenio.

Además, el asesinato de Marco Antonio Hernández Galván pasó a la historia como el caso de la BMW Negra, una sombra que todavía ronda en el palacio de Gobierno; el caso sigue en la impunidad, aunque se responsabilizó a un empresario de estar involucrado. Cuando el joven recibió el impacto de una bala 9mm, la madrugada del 27 de noviembre de 2004, el procurador de Justicia era Juan Martín Granados Torres, hoy secretario de Gobierno.

Como si nada hubiera pasado, en 2006 Acción Nacional se adjudicó 12 de los 15 distritos electorales, por lo que logró la mayoría en el Congreso con 16 diputados. Triunfó también en 10 municipios. En ese entonces, el PRI acusó al PAN de orquestar una “elección de estado” y el equipo de Andrés Manuel López Obrador incluyó a Querétaro en uno de los estados donde se identificaron prácticas de fraude electoral (Tribuna de Querétaro, 372).

Para 2006, irrumpió en la escena política Francisco Domínguez Servién, quien saltó a la fama nacional por sus patadas voladoras contra un legislador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la polémica en la Cámara de Diputados por las elecciones que ganó Felipe Calderón Hinojosa.

2009. De vuelta a la oposición

Desde que inició la campaña en 2009, el gobierno de Garrido multó a taxistas que portaban publicidad del candidato del PRI, José Calzada Rovirosa, por considerar que no permitían la visibilidad. Además, policías municipales arrestaron al simpatizante priista Pedro González Quiroz, ‘El Ánimo’, por alterar el orden.

Por otra parte, el PAN buscó que el Instituto Electoral de Querétaro retirara la candidatura de Calzada porque consideraron que su publicidad desprestigiaba al blanquiazul (Tribuna de Querétaro, 499).

Nada importó, porque el Revolucionario Institucional regresó a la casa de la Corregidora de la mano de Calzada. Tras 12 años de panismo, con 43 por ciento de los votos, Manuel González Valle se quedó a 5 puntos de diferencia. El PRI recuperó 2 ayuntamientos y el PAN perdió uno; se quedó con 11 diputados locales, por lo que el PRI, junto con el resto de la oposición, representaron la mayoría.

En el marco de la guerra contra el narcotráfico, iniciada por Felipe Calderón, Garrido Patrón reconoció, después de las elecciones, el clima de violencia que sacudía al estado. Indicó que el crimen organizado quería establecerse en Querétaro “desde hace mucho tiempo”. En agosto de 2008 fueron hallados muertos en Santa Rosa Jáuregui cuatro agentes de la Policía Federal Preventiva (PFP). Además, en noviembre de ese año, policías municipales de Huimilpan fueron desarmados por desconocidos armados en su propia comandancia.

Por otra parte, en 2009 fueron detenidos en pleno Centro Histórico, sujetos en un coche con emblemas del Ejército, que reconocieron haber sido contratados para asesinar a una persona. Por otra parte, en un clima de retenes y patrullajes, la PFP detuvo a tres miembros de la Policía Investigadora Ministerial acusados de asaltar tráileres; viajaban en un auto del gobierno estatal (Tribuna de Querétaro, 502).

Pero el calvario del PAN no acabó ahí, aunque Francisco Domínguez Servién gobernó la capital los primeros tres años del sexenio de Calzada, pues para 2012 lo recuperó el tricolor de la mano de Roberto Loyola Vera, hermano del primer gobernador panista. Tras ello, Domínguez Servién escaló al Senado de la República.

Enrique Peña Nieto encabezó el regreso del PRI a la presidencia de la República; en las elecciones de 2012. También en lo local perdió, ya que sólo logró seis municipios. El PRI y sus aliados lograron la mayoría con 13 legisladores, frente a los 10 del PAN.

A inicios del sexenio de Peña Nieto, el priismo encabezó el Pacto Por México, una alianza legislativa con el PAN y el PRD para sacar a flote las reformas estructurales.

Sin embargo, el segundo trienio priista representó para Acción Nacional la posibilidad de crecer políticamente a costa del desprestigio del gobierno federal. En las elecciones intermedias recuperó el gobierno del Estado de Querétaro con Francisco Domínguez Servién.

2018. El queretano que descalabró al PAN

Cercano al gobernador Garrido, la carrera de Ricardo Anaya Cortés estuvo rodeada de fracasos y puestos a modo. En el año 2000 alcanzó 7 por ciento de la votación en la diputación local del distrito XIV (con sede en Pinal de Amoles). Después, ya como gobernador, Garrido Patrón lo nombró su secretario particular y luego coordinador de Desarrollo Humano.

En 2009 se le otorgó una diputación local plurinominal y fue coordinador de la mayoría panista durante el gobierno de Calzada. Puesto que la dejó un año después para presidir el Comité Directivo Estatal del PAN. También lo dejó para escalar a la Subsecretaría de Planeación Turística en el gobierno de Felipe Calderón.

Ya desde 2013 figuraba Anaya Cortés como una ficha política de importancia. Durante la primera parte del sexenio se desempeñó como diputado federal plurinominal del PAN e inclusive fue presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, desde donde impulsó las Reformas Estructurales pactadas con el gobierno priista. Para las elecciones de 2016, Anaya, ya como presidente nacional del PAN, se ufanaba de haber arrebatado al PRI 7 de las 12 gubernaturas en disputa, con una polémica alianza con el PRD.

Un año después, abandonó la presidencia nacional del PAN para seguir con sus aspiraciones políticas. En una polémica elección interna, Anaya se alzó como candidato de una coalición con el PRD y Movimiento Ciudadano (MC).

Sin embargo, su polémico ascenso fracturó a su partido, provocó las renuncias de Margarita Zavala Gómez del Campo (quien aspiraba a la presidencia) y el rechazo de figuras del panismo como los expresidentes Fox y Calderón, los senadores Ernesto Cordero y Javier Lozano, entre otros.

Finalmente, la aventura del “Chico Maravilla” terminó en un estrepitoso descalabro para su partido. En las elecciones de 2018 ni siquiera triunfó en el estado donde desarrolló su carrera política (sólo Guanajuato lo favoreció con el voto mayoritario) y se coronó como el candidato menos votado en la historia reciente de su partido.

Por otra parte, en Querétaro el Partido Acción Nacional logró mantener con alfileres el poder en la capital de estado, con una pírrica diferencia de apenas mil votos frente a Adolfo Ríos del Partido Encuentro Social. Además logró arrebatarle al PRI el municipio de El Marqués, ganó Tolimán, Pedro Escobedo, Landa de Matamoros, Corregidora, Colón, Cadereyta y Amealco.

En cuanto a la Legislatura local, Acción Nacional logró hacerse con la mayoría, pero con un actor inesperado, Morena que con 7 diputados se posicionó como segunda fuerza política. Se inició un nuevo bipartidismo en la entidad.

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