Ante violencia, en Guerrero desarrollan esquemas de resistencia: Jesús Mendoza Zaragoza
El titular de la Pastoral Social en la Arquidiócesis de Acapulco explicó la situación de su entidad
Por: Eduardo Martínez
Para el presbítero Jesús Mendoza Zaragoza, titular de la Pastoral Social en la Arquidiócesis de Acapulco, Guerrero, la violencia que se vive en su estado es de alcance nacional y pone a todos los mexicanos en una condición de vulnerabilidad.
Como consecuencia de la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa y de los brotes de violencia que se han vivido en Guerrero desde 2014, la población ha desarrollado diversos esquemas de resistencia que en algunos casos pretenden incluso la anulación del proceso electoral que se vivirá el próximo junio.
Respecto a esta situación, Mendoza Zaragoza señaló que si en Guerrero existen grupos que pretenden boicotear las elecciones, esto se debe a que las autoridades han dejado de garantizar la seguridad de la población y lejos de atacar a los grupos criminales, desarman a las policías comunitarias que establecen los habitantes para defenderse.
El sacerdote católico también manifestó que entre quienes habitan del estado se percibe que las autoridades militares protegen los intereses de grupos criminales, y por este motivo han optado por armarse y constituir grupos de policía comunitaria.
“Hace unos días, en un pueblo se pidió el auxilio de una policía ciudadana y al siguiente día ya habían detenido a cerca de treinta delincuentes con cargamento de drogas y alcohol. Luego llega el Ejército y detiene a la policía ciudadana, lo que hace que la gente defienda a la policía ciudadana y le pida al Ejército que se vaya”.
“A esta situación, la gente le da la siguiente lectura: el Ejército vendió la plaza a un cártel y tiene que recuperarla para ellos. Las autoridades no pueden garantizar las necesidades de seguridad de la gente, pero tampoco la dejan defenderse sola”, consideró.
En este sentido, Jesús Mendoza indicó que “hay regiones amplias en las cuales el crimen organizado quita autoridades, somete a otras y controla a la sociedad, hay pueblos donde la población guarda silencio, no ve y no oye, porque es peligroso oír y es peligroso hablar”.
Múltiples divisiones sociales
En relación con el interés de algunos guerrerenses por boicotear el proceso electoral de su estado, el titular de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Acapulco advirtió que muchos de ellos sienten que con el actual esquema “sólo eliges al cártel que te va a gobernar” y que lejos de favorecer a los ciudadanos, el sistema político reproduce prácticas “que ya le conocemos a la clase política”.
También habló sobre la polarización social persistente en su estado e indicó que si hay quienes se han opuesto a las manifestaciones y la búsqueda de justicia por parte de la población guerrerense, esto se debe a que el gobierno ha favorecido directamente la existencia de divisiones dentro de la sociedad.
“Hay sectores que ciertamente tienen pérdidas económicas por las movilizaciones; pueden ser los empresarios, ciertos comerciantes, y ellos pueden ser acicateados para que se opongan a la protesta y entonces salgan a la calle también”.
Como solución ante esta perspectiva, el presbítero recomendó fomentar la unión porque “si ya el crimen organizado está contra el pueblo, el gobierno está contra el pueblo, entonces no puede estar el pueblo contra el pueblo”.
Finalmente, recordó que Guerrero es un estado con un amplio historial de criminalización de la protesta y que la actual variedad de grupos armados que operan dentro de la entidad ha tornado más difícil esta situación.
“Existen muchos presos políticos y la fórmula en la cual se manifiesta la violencia es una muy fuerte simbiosis entre organizaciones criminales y autoridades, que les ayuda a hacerse el trabajo sucio entre ellas. Ahora, con la criminalización de las policías comunitarias, queda más espacio para los grupos criminales a los cuales no buscan tanto como a los líderes sociales”, concluyó.
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