Antes los indígenas sólo existían en las estadísticas; hoy son reconocidos como actores políticos

En las montañas del sureste mexicano, en el estado de Chiapas, existe un grupo de hombres y mujeres indígenas, que llevan más de tres años en guerra con el gobierno federal. Los zapatistas padecen y denuncian el rezago social más antiguo de la nación. Ser indígena en México, implica, según el subcomandante Marcos, recibir abusos gubernamentales, vejaciones de la misma sociedad, y muchas veces imposiciones religiosas…
Para conocer y analizar más de cerca el comportamiento de los grupos indígenas en México, Tribuna Universitaria acude al maestro Juan José Lara Ovando, quien es catedrático de tiempo completo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ. El maestro Lara tiene estudios en Demografía Indígena y es originario de Tapachula, Chiapas.
La entrevista se realiza en un pequeño cubículo del edificio de posgrado de dicha Facultad, el maestro, con un café en mano y una clara disposición, me da pauta para hacerle la primera pregunta.
— ¿Cuál es la situación que enfrentan, en la actualidad, los indígenas de México?
— Me parece que es una enorme indiferencia, tanto del propio gobierno como de la misma sociedad. Tenemos todavía la idea de que los indígenas son un obstáculo al progreso, que necesitan cambiar sus tradiciones y costumbres o hasta su propia estructura gramatical, para que puedan acceder a la civilización y ser parte del progreso.
Debemos de tener muy en cuenta lo relacionado a la demografía indígena. Pareciera necesario que los indígenas fueran cada vez menos, sin embargo, el INEGI en su último censo verifica un aumento en las referencias indígenas del 10 por ciento, en relación al anterior. Lo que demuestra que la población indígena en México no decrece, y que, por el contrario, si aumenta en algunas regiones del país. Simplemente como dato ejemplificador tenemos al Valle de México, en esta región cohabitan en la actualidad 1.5 millones de indígenas aproximadamente.
Por otro lado, si analizamos las cifras queda el Instituto Nacional Indigenista, que dirige Carlos Tello, en las cuales se reconoce a 10 millones de indígenas lo que representa el 6.8 por ciento de la población, veremos que en México los indígenas son una realidad.
— ¿Estaremos viviendo una reivindicación de los pueblos indígenas?
— Demográficamente lo podemos percibir. Aunque la verdad es que en los últimos 50 años ha existido una constante agresión a los pueblos indígenas. El premodernismo social y político que viven los indígenas en México es lacerante. El capitalismo no ha penetrado en las estructuras de organización de los indígenas. En sus comunidades, los indígenas no trabajan por una remuneración económica, sino por una recompensa social y afectiva, el hecho de que esté aumentando el número de indígenas en nuestro país, se debe principalmente a una fuerza instintiva de supervivencia. Un niño indígena es reconocido como tal después de los cinco años, no antes. Lo que implica un desconocimiento, por parte del gobierno, hacia la comunidad infantil indígena.
— Al parecer, las necesidades indígenas en nuestro país no son muy bien entendidas, desde su punto de vista, ¿qué otro problema enfrentan los indígenas en México?
—Un problema serio que enfrentan los indígenas en este país, es el de la migración. Tenemos en Querétaro el caso de los pames, estos indígenas aparecían en, por lo menos, dos censos anteriores al del noventas, sin embargo en éste último no aparecieron, ¿qué pasó con ellos? Para las instancias gubernamentales dejaron de existir, por lo menos estadísticamente. Lo más seguro es que hayan emigrado a las ciudades del propio Estado, en donde seguramente se confunden con el resto de la población.
Otro caso similar a éste, es el ocurre en el norte del país con los yuma, este grupo se dividió en dos y hasta tres etnias diferentes, por lo que es muy difícil localizarlos con ese nombre, aunque sabemos que cambiaron su nomenclatura por papápago o navajos.
— Es bien conocido el vuelco que tuvieron las demandas sociales a partir de 1994, con el estallamiento de la guerrilla en Chiapas, ante esta exigencia, ¿cómo ha analizado el gobierno el asunto indígena?
— A partir de 1994, el asunto indígena, para el gobierno fue contradictorio; ellos tenían reconocidas únicamente 56 etnias en diferentes regiones de la república (censos de los 60s, 70s y 80s). Posterior al levantamiento armado, el gobierno reconoce 92 etnias (censo de 90s), esto nos habla de una efervescencia indígena, más no de una presencia.
Me gustaría comentarte brevemente el caso del censo del 1980, el cual es realizado por la Secretaría de Programación y Presupuesto, dirigida entonces por Carlos Salinas de Gortari; fue un censo muy engañoso y que causó mucha polémica, debido principalmente al ocultamiento de información y datos que hoy se sabe que tenían en la mano y no fueron dados a conocer pertinentemente.
Analizando los acuerdos a los que ha llegado la Cocopa, el maestro Lara Ovando apunta: “La Comisión de Concordia y Pacificación ha perdido presencia, primeramente con la muerte de Heberto Castillo y, después, con la virtual salida de don Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal de las Casas, que será reemplazado por Raúl Vera López, esta comisión, tiende a no disolver el conflicto por lo menos en un corto plazo”.
Además, Lara Ovando, agrega: “Las recientes declaraciones de la comisionada de los Derechos Humanos en México, en el sentido de que si se les daba autonomía (a los indígenas), “a lo mejor hasta visa van a pedir”, nos da una clara muestra de que el problema de los indígenas en Chiapas, es político y no de derechos humanos, mucho menos social. Por lo menos, esto es lo que demuestra el gobierno”.
La entrevista ha concluido, no obstante, el maestro Lara Ovando comenta a la salida: “En los 80s, a los indígenas se les veía desde un punto de vista demográfico; en los 90s, se les analiza desde un punto de vista político, esta es la gran diferencia”.