Casa Solar UAQ: Así es habitar el “laboratorio viviente”

La Casa Solar Experimental UAQ es un proyecto multidisciplinario a cargo de la Facultad de Ingeniería y que tiene como objetivo crear una vivienda completamente autosustentable en cuestiones de energía eléctrica; proporcionar toda la energía – o lo máximo posible – a través de paneles solares además de estudiar los hábitos de consumo de las personas que viven ahí.
“Queremos hacer ese estudio y ver cómo podemos dar sustento a la cuestión energética y hacer un análisis de cuáles son los electrodomésticos que más consumen y qué hábitos son los que nos impactan más en el gasto energético” declaró el encargado de la energía solar, Gonzalo Macías.
Para este “laboratorio viviente” ubicado al interior del Centro Universitario, la Facultad de Ingeniería lanzó una convocatoria para que un equipo de cuatro estudiantes –dos hombres y dos mujeres- habitaran la vivienda durante un semestre. Para participar debían realizar una propuesta de intervención en un espacio designado y que aportara un beneficio para los habitantes, la casa y el medio ambiente además de no rebasar la cifra de 50 mil pesos.
Surge un equipo
Fue a través de las redes sociales que Merari buscó acompañantes para participar en la convocatoria de la Casa Solar Experimental UAQ. Al no ser de la ciudad y llevar poco tiempo estudiando la maestría en Nanotecnología le resultaba complicado juntar el equipo de cuatro personas que solicitaba la convocatoria para ser parte de este proyecto.
Eduardo, estudiante de la maestría en Inteligencia Artificial, contactó a Merari para poder armar un equipo postulante a la convocatoria de los residentes de la casa. En su equipo ya se encontraban dos estudiantes más: Mariana e Ignacio, ambos compañeros de la maestría. Sin embargo, ninguno de ellos se conocía en persona y se encontraban en puntos geográficos diferentes.
Fue así como empezó una aventura que involucró el armar una propuesta que implicara las disciplinas de cada uno de ellos: por un lado, Merari había terminado ingeniería química, Mariana era biomédica; Eduardo, ingeniero físico e Ignacio, ingeniero mecatrónico. Después de muchas ideas los cuatro concluyeron en realizar un invernadero hidropónico automatizado.
“Buscamos que la casa se pareciera a los hábitos de una familia convencional mexicana” expresó Macías al especificar que todos los electrodomésticos de la casa son “los normales” y que se buscó fueran aquellos que un mexicano promedio tiene en su hogar, “lo único a lo que quisimos darle un plus fue que aquí se cocina con energía eléctrica, es una parrilla de inducción que es una energía más moderna… no hay nada especial o que una persona común no pudiera conseguir” comentó.
La hipótesis de este proyecto consistió en que con la instalación de paneles solares sería suficiente para abastecer una vivienda con una familia promedio. Hasta el momento – ya a la mitad del experimento – se considera que se ha cumplido en su mayoría, aunque ha habido algunas situaciones excepcionales que han complicado que la energía solar sea la única fuente de la vivienda.
“Hemos aprendido que hay momentos en los que se nos ha nublado o cuando estuvo lloviendo en los que no tenemos la producción suficiente y entonces implementamos un sistema llamado de interconexión que es cuando complementamos con la energía convencional” describió el experto añadiendo que a partir de estos sucesos se ha tenido que ajustar la hipótesis inicial del proyecto.
Los estudiantes que habitan la casa comentan que, aunque en un principio la sensación de ser observados estaba ahí con el tiempo se ha difuminado. Ignacio bromeó al señalar que a veces se le olvida que están dentro de una universidad y es hasta que abre la puerta que se sorprende de que no es “una casa normal”. Sin embargo, como parte del proyecto todas las actividades que realicen que estén involucradas con energía, son monitoreadas.
Resultados preliminares
A partir de este monitoreo se ha descubierto que la vida que llevan los estudiantes es muy activa y que tienen un consumo energético de alrededor del 40 por ciento más que el promedio lo que se debe principalmente a que por la pandemia, toda su vida la realizan dentro de la casa: tomar sus clases, trabajar, cocinar sus tres o cinco comidas, así como pasar un rato de relajación.
Aunque en un principio la Casa Solar Experimental UAQ no estaba pensada para un contexto pandémico, Gonzalo Macías explicó que debido a las circunstancias tuvieron que hacerse unos ligeros ajustes en las consideraciones energéticas; no obstante, la casa estuvo planeada desde un comienzo para dar “más energía” de la que necesitaría una casa promedio por lo que el porcentaje de consumo “de más” que se tiene ahora no ha causado ningún inconveniente.
Los estudiantes que residen ahí cuentan que a pesar de que no se conocían en persona y jamás habían interactuado entre ellos nunca han tenido problemas y la convivencia ha sido muy satisfactoria. Se encuentran muy agradecidos por tener la oportunidad de ser parte de este laboratorio y comentan que vivir en una casa de esa naturaleza les ha permitido reflexionar y mejorar sus hábitos de consumo energético.
Aunque les gustaría quedarse por más tiempo, saben que a principios de diciembre deberán salir por lo que se sienten completamente comprometidos con terminar su propuesta de intervención. Merari, Eduardo, Mariana e Ignacio se encuentran orgullosos de ser parte de la Casa Solar UAQ y esperan que su participación sea de utilidad para el estudio y que permita generar información para implementar energías alternativas.