Cemento y asfalto serán la herencia con crecimiento desmedido: A. Vizcaíno
Lamentó el hecho que haya predios que se han dejado de considerar en categorías de conservación ecológica, como anteriormente habían sido clasificados.
Resulta “inminente” el colapso urbano y ambiental ante la urbanización de las áreas naturales derivadas de los cambios de uso de suelo registrados en la capital, manifestó América Vizcaíno, activista ambiental, quien reiteró la importancia de decretar como área natural protegida a la reserva conocida como Peña Colorada debido a tal coyuntura.
Lamentó el hecho que haya predios que se han dejado de considerar en categorías de conservación ecológica, como anteriormente habían sido clasificados. “Son los terrenos que inversionistas han comprado y siguen comprando sin importarles el valor ambiental que estos ecosistemas donde están los terrenos tienen para la población”, manifestó.
Mencionó que —hasta hace algunos años— los impactos ambientales de la urbanización en Querétaro se creían pocos, ya que sólo se apreciaban en determinadas zonas de la metrópoli, pero que actualmente han ido creciendo debido al efecto acumulativo que se implica en la urbanización. “Las áreas naturales van perdiendo capacidad para regular y prevenir inundaciones, disminuir la contaminación del aire y del agua y los ecosistemas van perdiendo su capacidad de infiltración para reabastecer nuestros acuíferos”, refirió.
Por lo anterior, alertó que dicha fragmentación de ecosistemas provocará que las próximas generaciones recibirán —en sentido figurado— cemento, concreto y asfalto, así como problemas con la disponibilidad del agua, la contaminación y el deterioro ambiental.
Respecto al nombramiento de desarrolladores inmobiliarios como parte del Comité Técnico del Fideicomiso Queretano para la Conservación del Medio Ambiente (FIQMA), Vizcaíno cuestionó tal decisión, ya que si bien apuntó que el FIQMA no tiene relación con los cambios de uso de suelo registrados, manifestó que dicha instancia se había creado con el fin de comprar e incrementar terrenos de conservación ecológica, pero que en la práctica sólo compra a inversionistas. “Lo que sucede es que inversionistas compran tierras para urbanizar y le donan con escrituras cierta superficie al FIQMA, quien los administra y se encarga de reforestarlos”, señaló.