Centros de rehabilitación tienen que “mendigar” apoyos del CECA
“Padrinos” describen los retos y problemáticas económicos que deben afrontar para conseguir el funcionamiento y sobrevivencia de los centros que dirigen
Por: David A. Jiménez
Los directores o encargados de los 79 centros de rehabilitación contra las drogas tienen que afrontar problemáticas como adeudos de 10 mil pesos en pago del agua o luz, rentas que apenas se cubren mensualmente, además de tener la necesidad de “estar mendigando” apoyos ante el Consejo Estatal contra las Adicciones (CECA) para lograr la sobrevivencia del centro.
“Siempre hay necesidad. Hemos metido cartas petitorias a la Comisión Estatal de Aguas (CEA), hemos pedido apoyos a diputados locales pero parece que nos tienen archivados. Tenemos un adeudo de 10 mil pesos. Poco a poco hemos ido sobrellevando esta situación. Los chicos no se pueden quedar sin agua”, manifestó Guillermo Aguilar, “padrino” que está al frente del centro “5to. Paso a favor de la vida Querétaro A. C.”, ubicado en la colonia Peñuelas.
Por su parte, José Márquez dirige “Una mano amiga en Querétaro” desde 2011. El centro se cambió a la colonia Menchaca III durante 2014.
“No me ando con payasadas. Eso del CECA es como estar mendigando: ven mañana, tráete esto, aquello… yo mejor manejo un centro, sencillo, humilde. Sigo por mi cuenta”, consideró.
Señaló que en estos años de servicio, ha sacado adelante a entre 80 y 100 personas.
79 centros de rehabilitación… sin estadísticas
De tres años a la fecha han aumentado de 56 a 79 los centros de rehabilitación existentes en el estado de Querétaro, con un aproximado de mil 600 pacientes, puntualizó Rebeca Mendoza Hassey, comisionada del Consejo Estatal Contra las Adicciones (CECA). De estos centros, 77 son encabezados por exadictos, uno por una hija de un alcohólico y el otro por un sacerdote.
Señaló que el aumento de estos centros de rehabilitación se debe a una toma de conciencia por parte de las personas para tratar estas problemáticas.
Todos los centros residenciales atienden tanto alcoholismo como drogadicción, pues según Mendoza Hassey son raras las personas que sólo presentan una adicción. En Querétaro, las adicciones más comunes son la cocaína, los inhalantes y la marihuana; esta última, también la más común a nivel nacional.
Al cuestionarle si había cifras que indicasen un aumento —o disminución— de adicciones, Rebeca Mendoza dijo que no podía verificarse, pues es una encuesta realizada cada tres años por la Secretaría de Salud federal la que arroja datos al respecto, aunque divididos por ocho regiones geográficas. Querétaro se encuentra agrupado con los estados de Guanajuato, Puebla, Morelos, Estado de México, Tlaxcala e Hidalgo.
“Los datos fueron dados a conocer en 2012. Estamos hablando de una encuesta que viene desfasada tres años en datos”. De ocho zonas geográficas, la zona centro (en la que se ubica Querétaro) ocupa el séptimo lugar en consumo de drogas ilegales, quinto en alcoholismo y tercer lugar en tabaquismo”.
21 años refugiado en las drogas
Actualmente, 30 hombres y dos mujeres viven y se rehabilitan en el centro “5to. Paso a favor de la vida Querétaro A. C.”.
Uno de ellos es Toto, quien lleva aquí cuatro meses. Él estuvo 21 años consumiendo alcohol y drogas. Hombre separado, padre de tres hijas, dice que su adicción se remonta a cuando comenzó a trabajar como mesero.
“En los antros se maneja el alcohol, la droga… y el sexo. Una cosa me llevó a otra y me comencé a meter cocaína. Eso me hacía olvidar por un momento todo lo que había pasado con una pareja. Mi vida ya estaba quebrada cuando mi esposa se embaraza”.
Al cuestionarle si en algún momento pidió ayuda dijo que lo hizo, pero le fue negada por su familia.
“Estuve cegado. Le pedí a Dios ‛llévame de aquí, quiero morirme’. Me negaron la ayuda diciendo que había otros problemas, yo me refugié más en las drogas al grado de separarme. Pasaron 21 años y decía que no la quería (a su exesposa), pero dices ‛uta, si la amaba’”.
Toto dijo que no tenía el valor de llegar a un centro de rehabilitación por él mismo; fue después de una ocasión en la que no podía dormir (por efectos de la cocaína) cuando tomó 10 pastillas y quedó inconsciente.
“Si el gobierno se quisiera hacer cargo de esta problemática social, se vería rebasado”
Guillermo Aguilar está al frente del centro “5to paso a favor de la vida Querétaro A.C.” desde su fundación, hace dos años. A Guillermo le apoyan otros diez “padrinos”, aquellos que han dejado las adicciones y dan terapias a los chicos.
Guillermo Aguilar tuvo problemas de alcoholismo durante varios años; fue internado en distintos centros de rehabilitación —antes conocidos como anexos— en Querétaro y Guadalajara, pero fue falta de disposición lo que le impedía salir de su problema.
Fue hospitalizado varias veces por excesos en el consumo del alcohol, en la sexta ocasión estuvo a punto de morir. Este hecho, “una segunda oportunidad”, le hizo cambiar su forma de ver al mundo y comenzó, tras dos años de abstinencia, en la asociación de “5to paso a favor de la vida”, en 2012.
Cada centro es autónomo y tiene su propio programa de ayuda mutua; en el caso de este centro, el tratamiento se basa en terapias psicológicas grupales e individuales, talleres y ejercicio físico.
Están próximos a recibir un apoyo de diez literas por parte de Gobierno del Estado, sin embargo son necesarias otras diez, pues actualmente hay tres camas, una litera, colchones y colchonetas, algunas que otros centros les han dado. Igualmente, señalan la necesidad de un filtro de agua para dejar de gastar en garrafones.
Los familiares de los internos dan una cooperación semanal que no pasa de los 400 pesos, sin embargo, hay gastos que no pueden ser solventados, como el de la luz o el agua.
“Si el gobierno se quisiera hacer cargo de esta problemática social, se vería rebasado. Nosotros lo hacemos de corazón. Si alguien tiene la necesidad, aunque no tenga dinero, será bien recibido; que no sea impedimento lo económico”.
Pago de rentas y servicios, principales retos económicos
José, dirigente de “Una mano amiga en Querétaro”, recordó que cayó muy joven en las drogas, a los 7 años; después de ver su situación, decidió —sobre todo por sus hijos— cambiar de actitud.
Las carencias económicas no se ausentan del centro que dirige: son las rentas de 2 mil pesos las que cada mes ponen en aprietos a los habitantes. Los jóvenes o adultos en rehabilitación no cuentan con apoyo de su familia, por lo que son los pequeños trabajos que éstos hacen y los apoyos de “padrinos” de otros centros lo que los ayudan a salir adelante.
José mencionó que él no recurre al maltrato y los deja ir, pues no tiene la solvencia económica necesaria en caso de que necesite responder a problemas legales.
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