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Cien años deletreando al poeta

Por: Noé Girón

Un siglo de diálogos, de conversaciones dispares sobre el mantel que “olía” y que sigue oliendo a pólvora. 100 años de Paz.

¿Qué no se ha dicho de Octavio Paz? ¿Qué no se dirá?

A 100 años de su nacimiento, las ediciones especiales, los comentarios y las críticas al Premio Nobel de Literatura fluyen en variaciones y abren las puertas a la discusión, al debate y al diálogo que tanto defendía Octavio Paz.

Fue algo que lo caracterizó: su ímpetu por buscar la opinión del otro, por iniciar la conversación y, ante todo, por escuchar. Así lo demuestran sus diversos contactos con personalidades del ámbito literario y político. Sus encuentros a veces casuales, a veces planeados, con Sartre, con Camus, con Alfonso Reyes, con José Revueltas, entre otros.

Encuentros que Paz describe de manera excepcional en ensayos y narraciones. La mejor muestra de ello es su libro “Hombres en su siglo”, una compilación de ensayos en la que aborda sus encuentros y su pensar con estas personalidades.

Pero Octavio Paz no sólo describía y narraba sus encuentros: criticaba, elogiaba, desmenuzaba y abordaba sus inquietudes respecto a las posturas de Ortega y Gasset, de Breton, de Camus y otros más.

Hizo fuertes críticas y cuestionamientos a las posturas dogmáticas y a veces incongruentes de figuras como Sartre, a quien prácticamente ‘fusila’ en su ensayo “Memento: Jean-Paul Sartre”.

Fueron esas críticas hacia las posturas dogmáticas y no autorreflexivas las que hicieron que se le catalogara como intelectual de derecha y anticomunista.

A partir de esa postura, Octavio Paz criticó, en alguna ocasión, la condición de la izquierda en México, a la que catalogó como “Sin ideas y sin imaginación”, lo que derivó en uno de los diálogos más significativos sobre la condición de la izquierda mexicana con otro escritor mexicano: Carlos Monsiváis.

Paz contra Monsiváis, choque entre intelectos, entre admiraciones mutuas, entre mentes y conocimientos enciclopédicos. Fue un acontecimiento de magnitudes casi épicas, en el que quien tuvo la última palabra fue el lector.

La cualidad dialogante y de conversación de Paz lo caracterizó durante casi toda su vida; aunque también tuvo sus críticos. Seguramente, él los agradecía por incitar aquello de lo que tanto gustaba: conversar, dialogar.

Faltarán páginas para seguir los pasos y las inquietudes de Octavio Paz; las entrevistas, las conversaciones no escritas, los comentarios no plasmados.

Sin embargo, a 100 años de su nacimiento, seguimos “Deletreándolo”.

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