Concurso Querétaro Catedral: cambiaron las reglas en todo momento
En el concurso Querétaro Catedral, organizado por empresarios y la Diócesis local para escoger un proyecto de su nueva sede, se violaron las bases y no se respetaron los acuerdos para los participantes, por lo que de estos, sólo se vio favorecido el despacho ganador, Arquitectura Cúbica, denunciaron arquitectos participantes.
Se envió una convocatoria el 22 de mayo de 2018 a 16 despachos arquitectónicos; una semana después la convocatoria se actualizó y reenvió —ambas de las que Tribuna de Querétaro posee copias— sin previo aviso para ser ahora 22 despachos, entre ellos Arquitectura Cúbica, invitados por un sacerdote del comité organizador.
La convocatoria establecía una sola presentación, pero, justo el día de esta, los organizadores (empresarios y clero) dijeron a los participantes que ahora serían dos: una general y de finalistas. Bajo petición de los concursantes, se les prometió un jurado especializado y calificado internacionalmente, pero en la primera entrega lo fueron los organizadores (empresarios y clero); y para la segunda se escogió a personas de diversos ámbitos arquitectónicos, mas no especialistas en edificación, señalaron los arquitectos Rodrigo Marván y Carlos Gómez.
Un despacho de dedazo…
Se resolvió después que serían cinco los finalistas. Cuatro despachos serían escogidos por todo el jurado (empresarios y clero, los organizadores) y el quinto por un «voto extraordinario» sólo del clero, lo cual tampoco estaba en las bases. El «voto extraordinario» fue para Arquitectura Cúbica, señaló Carlos Gómez.
También, y sin estar en las bases, antes de la presentación final se llevaron los proyectos al seminario, donde se hizo una votación interna por el que más les gustara a la Iglesia, señaló Carlos Gómez. Para la segunda ronda se establecieron cuatro jurados «laicos» y cuatro jurados del clero. Al fin la segunda ronda, faltaba sólo un voto: el del empresario Gerardo Vega González, por lo que se llegó a un empate entre Arquitectura Cúbica y el Laboratorio de Arquitectura, de Juan Carlos Kelly. Al final, y en contra del jurado, el obispo decidió dar otro «voto extraordinario», de nuevo por Arquitectura Cúbica.
