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Crónica: ‘El inspector nos corre carnal’; dormir en el Centro tiene un límite

Calles solitarias y jardines casi vacíos, pocas almas son las que aún se pasean por las noches entre los andadores queretanos; una jornada más llegó a su fin. Entre cartones y cobijas, grupos de personas se disponen a pasar la noche afuera de un portal o templo del Centro Histórico. En sus testimonios hay un tema constante: dejar la calle antes de que salga el sol.

El reloj ya marca las 11:15 de la noche; en la calle Vergara sólo hay un grupo de tres personas sentadas que acomodan sus cobijas. Ellos mencionan que no hacen nada, sólo tratar de dormir. Son de Guerrero que acomodan dos cobijas en el piso, y una tercera los va cubrir; no tienen trabajo, ni protección, sólo son ellos “tratando de sobrevivir”, como dice el mayor, quien también ve que ya es tarde, pues antes de las 7 de la mañana se tienen que marchar.

El joven guerrerense no quiere decir por qué se tiene que ir tan temprano, pero a uno de los que están acostados no le cuesta gritar “pues el inspector nos corre carnal”. Los otros dos asienten, y se vuelven a tapar, ellos se mueven por toda la ciudad y piden trabajo, pues, aunque no les dan, dicen que de limosna no les gusta vivir. El que atendió no dice su nombre, ya quieren descansar, Vergara Sur está en silencio, armoniza con la ciudad, dos cobijas abajo y una arriba “pal’ frío”, ellos saben que temprano hay que partir, hay que moverse y hay que buscar, “chamba, trabajo y comida”.

Dormir cerca de Dios

Pasada la medianoche, el Centro Histórico está casi vacío, pocos son los que quedan, frente al Zenea, donde el módulo de los oficiales sólo muestra sus luces azules y rojas frente al templo de San Francisco de Asís. Es ahí donde hay al menos 20 personas que duermen, ya sea sobre el piso, sobre cobijas o sobre un cartón “donde caiga uno cómodo es bueno” comenta uno de los que aún estaban despiertos.

Ellos son originarios de Oaxaca, llevan 20 días en la ciudad, buscan trabajo, pero no los contratan; buscan apoyos, pero no los escuchan, aun así, están contentos de “estar cerca de Dios”. El que se identifica como su representante, tiene 56 años, él y sus dos hijos se vinieron a la ciudad, el más grande pide silencio en el lugar “quiero dormir” dice, mientras se cobija una vez más. Su papá, cuenta que duermen ahí, nadie los molesta mientras se retiren antes de que salga el sol. Él menciona que en la mañana unos “se van pal’ río”, otros se mueven para el estadio Corregidora, y unos más se quedan en el Centro intentado encontrar caridad. 

Ellos dicen estar contentos, “en lo que cabe seguimos juntos” aseguró el hombre. Todos los días es verse en Jardín Zenea para juntarse a dormir; las autoridades no les amedrentan, no los intimidan ni les faltan al respeto “mientras nos vayamos antes de las seis, no nos dicen nada, pero si nos tardamos se enojan” dice el señor.

Él se sienta en su cartón, dice que con tres se siente como colchón, y se da media vuelta para dormir, menciona que mañana será otro día y que primero Dios –dice mientras señala al templo- algo les va socorrer.

Ni vender una Lele se pudo

Cuarto a las once de la noche, solo un restaurante queda abierto en plaza Constitución, pero los meseros recogen las mesas. En la esquina de Corregidora y Libertad está doña Carmen, quien cubre con una sudadera gris el vestido típico de sus tierras; ella y sus muñecas aún tenían esperanza de vender una, “solo una quería vender [aunque sea una] hoy, pero ni eso se pudo” menciona con los ojos rasgados, ella está inerte en esa esquina, cansada de caminar todo el día. Dice que lleva meses en las calles, trata de vender a “las Leles”. Ella quiere salir adelante por sus medios, porque dice que nadie más le va dar para comer.

“Yo me tengo que estar moviendo todo el día, sino el inspector me corre” dice, mientras tapa su canasta de muñecas con una cobija, “la verdad no me siento mal, Dios nos bendice a todos y él sabe por qué hace las cosas”. A sus 47 años, doña Carmen recoge sus pertenencias, se pone su sombrero y camina Corregidora hasta la esquina con Francisco I. Madero, antes de cruzar voltea al templo de San Francisco de Asís, se persigna y se va, cruza Zenea y se sigue por Francisco I. Madero, ella se pierde en la noche, las lámparas de los edificios aún iluminan su sombrero a lo lejos, su canasta llena de muñecas y su falda rosa, típica de Amealco, que se desvanece con la oscuridad entre más avanza.

Programas insuficientes

En el Municipio de Querétaro, el año pasado se aprobó el protocolo de atención para las personas que viven en situación de calle, un documento que integra los procedimientos técnicos y operativos que rigen el Hogar de Transición “Cambiando Vidas” para procurar la reintegración a la sociedad de sus ocupantes. El Hogar, actualmente cuenta con 16 personas en diferentes procesos para recuperar el curso de su vida; así como las autoridades reportan que se han atendido en total a 223 beneficiarios y se han realizado 42 reinserciones sociales.

Pese a que existen estos programas para inserción social, aún hay personas en las calles, gente sin hogar que se abrazan unos a otros, como los de Guerrero con dos cobijas abajo y una arriba mientras escuchan música, doña Carmen que recurre al albergue pero ya no vende ni una muñeca en todo el día o el grupo de Oaxaca que pernocta bajo la protección del templo de la Cruz, que duermen y sueñan con un trabajo, con una ayuda, con una vida, pero se conforman entre todos en su grupo con “poder seguir juntos”.

Rodrigo Mancera

Periodista en proceso. Estudiante de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro; Prensa en la Liga Burócrata Bancaria de Querétaro. 21 años, celayense de nacimiento, chilango por convicción.

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Un comentario

  1. Cruda realidad en el país, y quienes sufren de hechos de corrupción, de narcotráfico, de programas sociales sin planeación por lo tanto sin recursos, cuantos factores más intervienen para producir este fenómeno de gente en situación de calle. Buena mirada hacia abajo de parte de este joven periodista…..

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