Cultura

De la Mesopotamia precristiana al Mesón del Alfarero

María del Mar Marcos Carretero, catedrática de Historia del Arte y del Taller de Esmaltes en la Escuela de Bellas Artes, y la única esmaltadora en Querétaro, habla a Tribuna Universitaria sobre la técnica del esmalte.

El esmalte es una técnica milenaria cuyo origen exacto se desconoce, aunque se cree que surge en al año 336 a. de C. en una ciudad que se llama Somer en la Mesopotamia meridional. En la época del Bizantino hay un importante resurgimiento en el esmalte, se encuentra en todo lo que es arte seglar y secular. Posteriormente, la corriente artística del modernismo lo recupera principalmente en Europa en países como Francia y Alemania. En este momento, el esmalte ha logrado ocupar un lugar dentro de las artes plásticas, siendo que durante mucho tiempo se le consideró un arte menor.

En América no existe una tradición ni una historia propia de los esmaltes; en el museo Franz Mayer de la ciudad de México se pueden apreciar algunos esmaltes pero de origen chino que datan del periodo colonial. No se tienen datos del momento en que la técnica del esmalte se empezó a difundir en México, sin embargo, hoy en día encontramos una Asociación Mexicana de Esmaltadores que, aunque conocen la técnica, no tiene una proyección ni aceptación semejante a la de Europa.

Uno de los problemas es que los esmaltadores se limitan a realizar copias de otras obras. Otro de los problemas que encontramos en México es que la técnica no está presente en las aulas de las escuelas de arte, con la excepción de la Esmeralda y la Universidad Autónoma de Querétaro, donde se imparte, en el quinto semestre, en la especialidad de Artes Plásticas en calidad de taller. 

Mar nos explica que el esmalte es un vidrio que se compone fundamentalmente de sustancias como ácidos silicios, óxido de plomo y carbonato de azufre; en este estado se llama “fúndente”, es incoloro y traslúcido. Si a esta masa fundente se le incorporan algunos óxidos metálicos se pueden obtener las distintas tonalidades. Los esmaltes se clasifican por su aspecto después de la cocción en transparentes (esmaltes coloreados que dejan pasar la luz y que semejan vidrios de color), esmaltes opacos (son blancos o coloreados pero no dejen pasar la luz) y los esmaltes ópalos (quedan entre transparentes y opacos). Se necesitan cuatro elementos para que un esmalte, el fuego, el vidrio, el metal y la mano del hombre. Es un trabajo completamente artesanal. 

Los materiales son muy caros, en México no se producen estos, se tienen que adquirir de la compañía estadounidense Thompson de Kentucky, cuyos esmaltes no contienen plomo, o de la marca Sollers de fabricación francesa. 

El esmalte tiene muchas técnicas, la más antigua es la que se llama Cloisonné o Tabicado; la cual consiste, como nos describe Mar, en hacer diseños con hilos de metal, los cuales puede ser oro, plata, cobre, o tumbanga (que es una aleación de cobre y zinc) sobre una base de fúndente; posteriormente se procede a la cocción y al enfriarse la pieza se pasa a vaciar los esmaltes en la figura para finalmente hornearla.

María del Mar tiene un pequeño taller de esmaltes en Querétaro, ha realizado diversas exposiciones colectivas, la última de ellas en el Centro Libanés de la ciudad de México. También ha realizado trabajos de decoración en diversos lugares, cómo son las lámparas y los adornos del Mesón del Alfarero de esta ciudad, así como de promoción y difusión de esta técnica con conferencias y Cursos.

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