Cultura

El ocio en un panóptico (2 de 2)

Por:José Luis de la Vega

En la obra que reseño, por razones personales, me entusiasman los distintos análisis literarios, tanto por lo acertado de la elección de las obras, como por lo atinado de las reflexiones que se siguen. Pero, también, sucede lo propio con las referencias teóricas y la arriesgada especulación. En un juego de espejos, logramos ver las múltiples determinaciones que tiene el objeto de estudio. Si bien no son fotografías, nos revelan un perfil definido. Me parece que la mayor virtud de Ocio y civilización está en la visión contemporánea y enterada de nuestro autor (sin embargo, debo decir que no encuentro el punto de vista de género ni de la cuestión ambiental).

Aun cuando se hace historia, ésta es vista con los ojos de un hombre del siglo XXI. La actualidad, como la modernidad, es inaprensible, su apetencia es inevitable. Pero el libro tiene muchos aciertos más. Eloy Caloca Lafont es un filósofo que conoce su oficio y no tiene miedo de usar los métodos y resultados de otras ciencias. Sus interpretaciones no dejan fuera la Psicología, la Historia, la Sociología, la Economía, la Literatura (poesía incluida). Eloy es seguidor de una tradición, de una escuela de pensamiento, pero con ideas propias. En este trabajo, el análisis personal y la pertinencia en los intereses que su estudio persigue le acercan a nuestros inusitados días.

No se piense que el asunto es de poca monta, tiene qué ver en directo con la libertad del hombre para vivir sin menoscabo del equipo biológico con que cuenta y desarrollarse a plenitud. Está claro que en el largo proceso de civilización, el hombre no alcanza niveles de prosperidad que den protección a todos los habitantes del planeta y que sus principales instituciones son incapaces de alcanzar la paz sobre la tierra. Aún es dudosa la distancia entre la animalidad y el hombre.

A mí me entusiasma que en nuestra ciudad, en nuestras instituciones educativas, se produzcan libros como Ocio y civilización. Trabajos que nos pongan al día en los debates en curso, en la arena mundial del conocimiento. No deja de inquietar el “Gran Hermano”, la versión contemporánea de la TV, con pantalla plana, sensible a nuestra voz, con cámara de altísima definición que nos mire y obedezca ademanes preestablecidos, conectada al teléfono y a las plataformas de internet, nos plantea con cruel nitidez la posibilidad de tener una vida privada, personal.

Aun cuando: “Una visión paranoica del Internet, de Facebook y de la sociedad contemporánea, propondría que ‘siempre’ se nos está vigilando. Sin embargo, lo que en realidad se vigila de nosotros y de lo que podemos vigilar de otros no es la realidad, sino un cúmulo de apariencias o ‘pantallas de humo’; realidades creadas ex profeso para generar una sensación de vigilancia” (p. 252). Esta visión de la vida postmoderna nos deja una rendija para analizar nuestra vida cotidiana, sin ese sentimiento de ser avasallados por la vida multimedia y del Fashion mundial. En la medida que nuestro análisis sea levantado desde la particularidad que asume un punto de vista crítico (para los filósofos mexicanos), el ocio tendrá un sentido liberador y trascendente.

En las palabras de Eloy Caloca Lafon, escritas en el Epílogo: de la sociedad interactiva a la sociedad interpasiva, se advierte una conclusión: “No todo es caótico: hay esperanza mientras alguien se atreva a sobreponerse a la condición enajenada para defender la ejecución de un ocio más sano; sobre todo, más profundo. En cada paseo por el parque, en la cita romántica, en la charla con los seres queridos o en las lecturas privadas, se encuentra un ocio de proporciones filosóficas que nos recuerda la trascendencia del hombre. Este ocio debe revalorarse; no cuesta nada y representa una celebración de la vida. Este es el verdadero ser de nuestra naturaleza ociosa” (p. 285).

Concluida esta sucinta reseña, sólo me resta por decir que Ocio y civilización es una obra que merece no pasar desapercibida. Anticipo que los lectores inteligentes encontrarán la valía que sin dudada tiene y que me impulsa a recomendarla ampliamente.

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