Interrogantes
Por: Juan José Lara Ovando
Tres películas de tres latitudes con historias y problemáticas diferentes, sin forma de unirlas a menos que sea porque son excelentes. Sin embargo, a falta de criterio existente, hemos creado aquí uno: las tres generan interrogantes, de hecho eso es lo interesante de cada una: no resuelven, plantean.
Se trata del filme chileno Gloria (Lelio, 13); del japonés De tal padre, tal hijo (Kore-eda, 13) y del norteamericano-tailandés-danés Sólo Dios perdona (Winding Refn, 12). Las tramas son la de una mujer solitaria que borda los 60 años y lucha contra la soledad intentando alcanzar el amor nuevamente, antes de que el tiempo la consuma; la de una familia moderna de clase media que de repente recibe la noticia de que el hijo único que han cuidado por seis años, no es biológicamente suyo porque fue intercambiado con otro que nació al mismo tiempo en el mismo sanatorio, y; el de un joven norteamericano que se aloja en Bangkok dirigiendo un l ocal de box thai que encubre actividades delictivas de toda su familia, todavía con poder gansteril en Estados Unidos.
Lo interesante de los tres filmes es que va más allá del hecho de proceder de cinematografías escasamente exhibidas en nuestra ciudad, sino que plantean problemáticas diversas a las comunes pero tampoco inhabituales, son casos que en alguna medida pueden llegar a presentarse. Lo que llama la atención es que aquí no sólo suceden sino que nos cuestionan. Contra las costumbres tradicionales, Gloria evidencia que enevejecer no impide que una persona quiera y pueda seguir amando; incluso se pregunta ¿por qué se tiene que acabar la actividad sexual al bordear los 60 años? Gloria es una mujer valiente e independiente (divorciada y con hijos que han hecho su propia vida, prácticamente sin tomar en cuenta a la mamá) pero aun así llena de miedo ante el futuro que le espera con esa soledad en la que vive, es alguien que su vida sin ningún modelo a seguir, teniendo que inventar el propio sobre la marcha.
En la cinta japonesa, De tal padre, tal hijo sale a la luz el cuestionamiento sobre la paternidad ¿Se crea ésta a través de los lazos de sangre o se fragua a diario conociéndose, ayudándose, riéndose? O al revés ¿de qué forma se es más padre? ¿teniendo el mismo ADN aunque no se le haya visto jamás o estando juntos conviviendo y queriéndose? Indudablemente la sangre llama a la sangre, pero las relaciones también se forman con el contacto y el roce cotidiano.
La cinta filmada en Tailandia nos introduce en un mundo sórdido y sádico. La tensión se vincula más a un thriller que a un drama, a diferencia de las películas anteriores. Aquí los aciertos no existen y los errores llegan a ser mortales. No hay puntos medios. El hermano del personaje protagónico comete un asesinato y debe pagarlo. Tras una cadena de sucesos, los problemas llegan a éste joven que tiene que pagar el precio de sus delitos y los de su familia ¿realmente no hay escapatoria? Es la interrogante del film. En serio ¿el perdón sólo es aplicable a Dios? ¿Es posible qué no haya poder humano capaz de perdonar? ¿por qué tenemos que quedarnos impasibles ante el infortunio y la venganza? cómo si lo único capaz de aparecer en ese momento fuera un ángel exterminador.
Las tres películas han sido relevantes para la crítica internacional, han obtenido premios en festivales reconocidos y llegaron a México en la Muestra Internacional de Cine (las dos primeras) y en el Foro de la Cineteca (la tercera). Gloria obtuvo un premio en el Festival de San Sebastián 13 y fue de las más aplaudidas en el Festival de Cannes 13, donde la actriz Paulina García obtuvo el galardón merecidísimo a la Mejor actriz. Su director Sebastián Lelio, ya con un currículum conocido aunque hasta entonces no galardonado, logró cuidar en todas sus escenas un drama que podría pasar por convencional para ir describiendo la odisea diaria de una mujer abandonada por sus hijos y con deseos de vivir, que no puede esperar a no hacer nada. El recorrido diario al trabajo y las noches en los bares encajan a la perfección con la caracterización que la actriz llena, dándole un sentido real, totalmente verosímil a su personaje.
De tal padre, tal hijo es la novena película de Hirokazu Kore-eda, un reconocido director japonés, tratado mejor por la crítica internacional que por la de su país, ya que se le ha comparado con Yasujiro Ozu, el grande por excelencia. El drama de la infancia ha sido medular en sus películas, como la conocida Nadie sabe (04), pero sus temas recurrentes son la memoria, la muerte, la pérdida y la confusión. El desenlace de la que ahora comentamos radica en que las dos familias (de los niños intercambiados) se ponen en contacto para elaborar una estrategia común, considerando tomar la peliaguda decisión de que niño se queda en cada una de ellas. Ganadora del premio especial del Jurado en Cannes 13
Sólo Dios perdona es una propuesta estética en la que la fotografía es la principal protagonista al teñir Bangkok de colores neón y redefiniendo escenarios. Después del éxito de Drive, que hizo ganar a Winding Refn el premio Mejor director en Cannes 11 y lo nominó a los premios Bafta, tenemos una historia más limitada sobre la incomunicación y la culpa en la que sobresalen las actuaciones de Kristin Scott-Thomas como la soberbia y vengativa madre y el actor tailandés, Vithaya Pansringarm, un policía justiciero. Ambos rebasan al estelar Ryan Gosling, muy estático en su desempeño aunque dejando lugar a la violencia y crueldad aplicada al estilo de ley del talión en escenas estilizadas y orientalizadas, es decir, con planos largos, narrativa pausada, diálogos escasos, personajes hieráticos que contribuyen a reforzar la brutalidad y el dramatismo. Con nivel menor a las dos anteriores, un tema de violencia tratado visualmente que seguro llamará la atención. Ganadora de premios técnicos en los festivales de Sitges y Deauville. Tres exposiciones de un cine diferente al común que se presentan en nuestras pantallas comerciales, las dos primeras todavía en proyecto (corra a verlas), la última proyectada durante las vacaciones.
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