Luis Alberto Arellano, inmortalizado en sus letras
Camelia Robles
PARA DESTACAR: Arellano fue miembro del Colegio de Escritores y precursor del Seminario de Creación Literaria, ya que consideraba que el Colegio era un espacio bastante cerrado para los que se iniciaban en las letras. De su obra destaca su poderosa crítica al discurso político, sus poemas, y los muchos ensayos.
Eran las cinco de la tarde, la pequeña sala con apenas una veintena de banquillos comenzaba a llenarse. Hombres y mujeres, caras conocidas y rostros no identificados. Todos llegaban con un elegante retraso. El lugar estaba impregnado de solemnidad y un aire tristón.
“No mire de frente a los hombres a sus espaldas/ se llaman Nadie” escribió Luis Alberto Arellano en su poema “Efecto nocturno”. Los hombres llegaban y se reunían para recordar al poeta el 15 de enero, un mes después de su muerte.
Al frente, la familia Arellano: la madre, el hijo y el hermano del poeta. Un fotógrafo se acercó y le entregó un retrato de Luis Alberto a la madre.
El maestro tenía aquel rostro sereno, con la mirada profunda y la expresión como apunto de decir algo ácido y al mismo tiempo sonreír. Tenía razón el filósofo Roland Barthes cuando decía que la fotografía era una manera de traer de vuelta lo pasado y de recordar lo que alguna vez vivió.
Jóvenes, había muchos. El diálogo comenzó a las 17:18, con un primer recuerdo escrito: la carta enviada por una de las maestras del poeta, cuando cursó su doctorado. La mentora reconoció la profunda investigación de Arellano en su tesis y halagó la sonrisa del escritor, quien siempre tenía algo que contar.
Las lágrimas resbalaban por las mejillas de los estudiantes y los familiares del poeta. Yolanda, aprendiz y amiga, habló de Luis Alberto Arellano y el apoyo que le brindó a la comunidad de literatos en Querétaro.
Monserrat, amiga cercana del doctor y poeta, le dedicó unas dulces frases: dijo que Arellano era un erudito, uno de los profesores que incluía mujeres en los congresos y uno de los pocos que las tomaba en cuenta para las investigaciones: “De él aprendí miles de cosas y reí mucho”, dijo la joven con una sonrisa breve.
Llovían las frases, mientras la prosa fluía: no hay mejor manera de recordar a un poeta que leerlo. Cada estudiante y amigo honró al doctor Luis Alberto Arellano con algunas líneas.
Tadeus Argüello, filósofo, definió a Arellano como “un aventurero de las palabras” y destacó las facetas del escritor queretano, quien además de haber sido poeta, fue un promotor cultural de las letras en el estado.
Además de fundar varias revistas, Arellano fue miembro del Colegio de Escritores y precursor del Seminario de Creación Literaria, ya que consideraba que el Colegio era un espacio bastante cerrado para los que se iniciaban en las letras.
De la obra de Arellano, destaca su poderosa crítica al discurso político, sus poemas, y los muchos ensayos. “Sus poemas son como puñetazos”, mencionó Argüello, refiriéndose al estilo caótico que presentan.
Horacio Warpola, poeta queretano, relató su experiencia como estudiante de Luis Alberto Arellano, en un taller de creación literaria. La mano dura de Arellano como editor y el rigor de su evaluación fueron elementos que ayudaron a la formación del poeta y que propiciaron su crecimiento como escritor. “Fue uno de mis grandes profesores”, puntualizó el autor de ‘Gestas’.
La sala se atiborró de personas, muchos estudiantes, se necesitaban el triple de los banquillos que estaban para que todos tuvieran un asiento. La primera mesa de diálogo concluyó para dar oportunidad a nuevos comentaristas que deseaban expresar sus experiencias sobre la vida y obra del profesor Arellano.
Hablaron del joven Luis Alberto, aquel que se arriesgó al mundo literario, que decidió escribir de tiempo completo en un país que no solventa el arte de las letras. Recordaron su mala aventura con el psicoanálisis y de cómo la poesía lo liberó de sus ataduras más que la misma terapia.
Algunos otros, hicieron hincapié en la obra del fallecido y de cómo fue influenciado por Gonzalo Rojas. Con mucho humor contaron la vez que Francisco Cervantes se cayó mientras daba un taller y tuvo que sacar a varios de ellos junto con Luis Alberto, ya que no paraban de reírse.
Por algún tiempo, Luis Alberto Arellano, impartió un taller de creación literaria en la prisión de la entidad, su misión era que los internos encontraran una forma de expresión en la escritura y existe un ensayo acerca sobre su experiencia.
Otros de sus estudiantes de maestría, elogiaron las virtudes del escritor y coincidieron que fue un impulsor de la literatura en Querétaro. Señalaron que Luis Alberto dejo muchas cosas en el tintero y que incluso su tesis de doctorado, es una obra que vale la pena analizar desde la crítica literaria.
Adolfo Arellano, hermano del poeta, apuntó que la obra que Luis Alberto dejó es “un cumulo de sabiduría y legado”, que el literato también fue un crítico a la política del país y un luchador por los derechos humanos. La ética y el rigor científico fueron dos de los elementos que lo caracterizaron durante su vida y que le son irreprochables.
La obra del fallecido poeta es necesario trabajarla, ya que deja investigaciones muy rigurosas e interesantes de varios años y que se deben recuperar por toda la comunidad de escritores, finalizó Adolfo Arellano.
Para terminar con el homenaje, decidieron leer a Luis Alberto Arellano. Se declamó “El muro” y “El canto de los muertos”, se citaron partes de “Erradumbre” y se leyó “Grandes atletas negros”.
La proyección de dos videos documentales donde el escritor habla de su obra y declama sus poemas pusieron en silencio a los asistentes. Por algunos minutos, sólo las palabras del poeta resonaron las paredes de la Galería Libertad.
Luis Alberto Arellano (1976-2016), fue un literato, poeta, profesor, critico, traductor, ensayista, promotor cultural, amigo, chef, investigador, padre, hijo y hermano que será siempre recordado. Su nombre y su pensamiento permanecen en la tinta de sus letras.