–VII– “El Tricentenario del Nacimiento de Fray Junípero Serra” Ensayo a contra-corriente de la Historia Única
La otra cara de la Historia
Por: Miguel A. García y Olvera
Algunos lectores de esta columna, me han comentado que hasta ahora, en los artículos anteriores, he exagerado el tono contra la evangelización de los Pueblos Originarios de este continente. En el caso de la misión emprendida por Fray Junípero Serra, confieso que no intenté moderar mi pasión por revelar los aspectos históricos ocultados deliberadamente en la Historia Oficial, anclada en la corriente colonialista de la epistemia eurocéntrica, que muestra con claridad que dicha evangelización sólo fue un medio truculento de dominación y de exterminio.
Pero afortunadamente, en el reciente puente vacacional, con motivo de la “celebración de los Muertos”, tuve la oportunidad de recorrer tranquilamente las Comunidades P’hurépecha aledañas al Lago de Pátzcuaro, empezando en la de Santa Fe de la Laguna, sede, junto con la de Tzintzunzan, del Obispado nada menos que de un personaje antitético al mentado Junípero Serra. Se trata de otro ‘evangelizador’, pero del Cristianismo auténtico, el del Jesús Histórico, no el de la Iglesia Imperial constantiniana. Se trata de Vasco de Quiroga, al que siempre se refieren los P’hurépecha, como su ‘Tata, que en lengua nativa significa Padre.
Su grato y venerado recuerdo está vivo, hoy, después de los 448 años.
Él llegó a Guandacareo en 1531, lugar importante del Pueblo-Nación P’hurépecha. He sido testigo, como investigador, en esta ocasión y en muchas otras, de que, en el Hospital-Pueblo de Santa Fe, que fue la residencia habitual de Don Vasco, donde los habitantes de esta comunidad desde que falleció en 1565, velan ininterrumpidamente día y noche su presencia espiritual, turnándose todas las familias de los cuatro barrios de la Población.
En Santa Clara del Cobre, bajo el busto de su figura, está una placa que reza: “Al ilustre Don Vasco de Quiroga, innovador de la Artesanía del Municipio de Salvador Escalante”. H. Ayuntamiento 2002-2004. Santa Clara del Cobre, Mich. 14 de marzo 2004. Se refiere a trabajo del cobre.
En el maravilloso templo de Tzintzuntzan, está escrito un mensaje que a la letra dice : “Este Templo data del Siglo XVIII, está dedicado a la veneración de la Purísima Concepción de María Santísima. Todos los trabajos que requiere su restauración, son realizados en ‘faenas’ de los seis barrios de Indígenas organizados por TATA VASCO DE QUIROGA en el Silo XVI”.
Es evidente que al comparar a Junípero con Tata Vasco queda de manifiesto, la fatuidad del ‘humanismo’ que se cacarea del primero y el compromiso humanitario testimoniado, del segundo.
Cuando inicio la exposición de mi materia optativa “Introducción a la Teoría y Práxis del Desarrollo Cultural y Comunitario”, en las Facultades de Ciencias Políticas y Sociales y de Filosofía, de la UAQ., voy con mis estudiantes precisamente a recorrer las Comunidades P’hurépecha que integran el proyecto histórico de “Los once pueblos” que se consigna en la biografía de Vasco de Quiroga. Proyecto sabio, que fundamenta precisamente la teoría y la práctica aplicable en el ejercicio de las profesiones de Antropólogos y Sociólogos, que sirve para mejorar la calidad de vida de las poblaciones catalogadas por la “ciencia académica”, como “marginadas”, aunque yo sólo las considero como “olvidadas”, porque las personas que las integran, no quieren incorporarse al sistema capitalista depredador, sólo quieren ser reconocidas con todos sus valores y diferencias, que las ligan a su ‘Nana-echerí’ (Madre Tierra en lengua P`hurépecha).
Dicho proyecto evitó la esclavitud de los nativos en toda la región lo que ahora es el estado de Michoacán y los estados circunvecinos, por la organización social, económica y cultural que Tata Vasco consolidó comprendiendo la tradición de los valores de “comunitarismo”, solidaridad y reciprocidad de su vida ancestral.
Tata Vasco, con sus P’hurepecha, como Miguel Hidalgo con los Chichimeca y Ñhähañú, Samuel Ruiz con los Tzeltal, Tzotzil, Chol, evangelizaron sin oprimir las cosmovisiones nativas. Tata Vasco pudo escribir como ‘Tata Samuel’ en el Título de su Autobiografía: “Cómo me convirtieron los Indígenas”. Ellos entendieron la Evangelización de manera muy distinta a la del Inquisidor Junípero Serra.
Vasco de Quiroga a quien se le reconoce históricamente como “El protector de los indios”, al igual que Hidalgo y Samuel Ruiz, también la Historia consigna que tuvo serios problemas con los encomenderos españoles, las autoridades virreinales y la jerarquía eclesiástica.
Casualmente me viene a la memoria el terrible documento con el que fue excomulgado y condenado Hidalgo donde se maldice todo su ser. Y también, cómo los mismos ‘Santos Padres Papas’, Juan Pablo II y Benedicto XVI, condenaron la evangelización a través de la Teología de la Liberación y ordenaron la sustitución de Samuel Ruiz por favorecer el nacimiento de la Teología India de los diáconos nativos de Chiapas, que realizan ceremonias religiosas a la Madre Tierra, a la Lluvia y al Maíz, manifestaciones fruto de su admirable Cosmo-Ser.
En cambio los mismos Jerarcas premiaron la memoria de Junípero Serra llevándolo a los altares como Beato, por aplicar la Teología de la Sumisión. Y funcionarios ignorantes de los gobiernos le organizarán el 24 de noviembre pomposos homenajes celebrando el trigésimo aniversario de su nacimiento.
(Continuará)…
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