Cultura

Zaid, un autor insólito

Presencia Universitaria 2

Cápsulas de luz y sonido… / Libros, autores y temas

Texto: Julio Figueroa

Voz:

Producción:

“Z, un autor insólito” 1 / Enero de 2016.

 

Parte 1 de 3

Cierto, la mucha luz es como la mucha oscuridad, no deja ver.

Igual sucede con los demasiados acontecimientos del mundo sobre la cabeza de uno.

¿Cómo detenerse en algunos nombres y obras que valgan la pena?

¿Cómo definir a un escritor silencioso que no es nada hablador?

Es sobre todo un ensayista de temas muy variados unidos por una prosa de relojería: sin florituras sino exacta y precisa, levemente irónica a veces, y más cerca de la vida que de la academia.

Sus intereses van de la crítica literaria a la crítica política, de la mirada empresarial a la mirada cultural, de la vivacidad de la poesía a la historia del progreso humano (con sus prodigios y sus monstruos), del sentido común a la erudición insólita.

La muy querida y muy vituperada Poniatowska lo definió preciso en una palabra: insólito.

Y en seguida plantea las preguntas definitorias:

–¿Cómo es posible que un escritor que jamás aparece en público, rechace a los fotógrafos y se niegue a dar entrevistas y conferencias tenga la presencia y la fuerza moral que tiene?

–¿Será porque es ingeniero y está acostumbrado a las estructuras sólidas y concretas, a levantar torres de soledad y de silencio en las que el vecino de abajo no puede ser molestado por el arrendatario de arriba?

–¿Cómo ser un hombre público sin aparecer ni figurar, sin que nadie logre seguirlo en la calle porque no tiene idea de quién es?

–¿Cuánta fuerza interior se necesita para permanecer al margen de la vida literaria que glorificaron en Francia los hermanos Goncourt?

–¿Cuánta convicción y fuerza de carácter se requiere para no dejarse llevar por el aplauso?

–¿En qué momento tomó la decisión de apartarse de la feria de vanidades y mantenerse lejos de la publicidad? (La Jornada, domingo 18-X-2015).

 

Hasta allí Elena. Por mi parte pienso en Traven, Salinger, El Santo, Z…

La fuerza de la vocación expresiva y la potencia creadora en silencio, en retiro, lejos de la sociedad del espectáculo, sin aspavientos.

La concentración total en lo que se hace: leer, pensar, comprender y escribir. Sin más distracciones que las cosas cotidianas de la vida.

Toda una vida organizada para leer y comprender la realidad; leer los libros, los impresos y la realidad veloz y cambiante de las cosas. Y pasarla en claro con su propia mano.

–A veces siento que estoy viendo lo que no hay que ver, que cometo algo horrible contra el cielo, que voy a perder la vista.

–Señor, no me castigues por haber leído. Lo he pagado con interrupciones y trabajos para ganarme el pan y servir a los demás. Concédeme el paraíso de leer sin que me interrumpan. La interrupción que es lectura dichosa. El eterno recreo de leer y ser leído en los ojos de mi mujer, en las nubes y en los árboles de un cielo nuevo y una tierra nueva, en la conversación de todos con todos, resucitados en tu libro.

–Murió reconciliado con el misterio de haber nacido.

(Autor: el señor Z).

 

Las enseñanzas ciudadanas del señor Z mexicano:

–Como se pueda, con nuestras armas, hay que vigilar a los que nos vigilan, ponerles los reflectores de luz crítica.

–Es mejor tener más tiempo que más cosas, incluyendo el dinero.

–La mayoría de los universitarios y los políticos cuestan más de lo que producen. Valen menos de lo que se gasta en ellos. Pero creen merecerlo todo. ¿Qué producen muchos de ellos?

–Si la cultura es conversación, la conversación es acuerdo y desacuerdo, coincidencia, ruptura y transformación, acumulación, creación, tradición y otra vez ruptura y transformación. La cultura es un diálogo crítico a muchas voces.

 

¿Quién es realmente este personaje insólito? No lo sé. Si usted lo sabe, favor de comunicarse conmigo. Gracias.

 

 

 

 

 

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