Estadio Corregidora: 4 hipótesis para entender la violencia que dejó 26 lesionados

Guadalajara, Jal.- La violencia del sábado 5 de marzo en el estadio Corregidora puede entenderse a través de cuatro hipótesis que implican una omisión de la autoridad, intereses políticos o códigos de venganza, destacó David Coronado, coordinador del Laboratorio de Estudios sobre Violencia de la Universidad de Guadalajara (UdG).
Ha pasado una semana de la violencia en el partido Querétaro contra Atlas, hechos que dejaron 26 personas lesionadas. Al cierre de esta edición, las personas detenidas eran únicamente aficionados; en tanto, solamente cinco personas —mandos medios— fueron dados de baja, mientras que los responsables de Seguridad y Protección Civil en la entidad, Miguel Ángel Contreras Álvarez y Carlos Rodríguez Di Bella, continúan en sus cargos.

Las hipótesis: entre la venganza y la incapacidad de las autoridades
Para entender el origen de la violencia, Coronado propuso cuatro explicaciones tentativas, las cuales pueden complementarse entre sí o dar primeros indicios para la reflexión. Señaló que una primera hipótesis está relacionada con el orden cultural, donde hay un código de venganza por parte de integrantes de las barras, que se adopta cuando existe incapacidad política para contener la violencia.
Cuando esto ocurre, se observa una ausencia de normas y omisión de las autoridades, con lo que la gente hace reglas con su mano; además de la violencia del estadio, los linchamientos son otro ejemplo: “esta capacidad emocional de la violencia rebasa cualquier tipo de fronteras; las normas no pueden plantear fronteras que nos inhiban, que nos controlen”.
La segunda hipótesis explica la violencia con ineptitud política y jurídica, mientras que la tercera tiene que ver con la propia organización del evento; ambas pueden relacionarse con la primera, ya que, si existe incapacidad de la autoridad, las personas buscarán aplicar sus propias normas.
Sobre esta incapacidad de la autoridad, resaltó que los directivos del Club Querétaro, la Federación Mexicana de Futbol y el propio Gobierno del Estado fueron instituciones que no garantizaron una adecuada seguridad privada del encuentro pese a que era conocido el riesgo de tener a ambas porras.
La cuarta hipótesis se dirige a observar una posible intromisión de agentes económicos y políticos que pudieran verse beneficiados con los actos violentos, pues insistió en que en cada acto violento siempre hay una parte que gana: “Bien sea por el crimen organizado, que no hay que descartarlo, bien sea por alguna casa de apuestas que estuviera interesada en el Club Querétaro. Si juntamos las cuatro hipótesis nos pueden explicar un poco lo que pasó”, remarcó.
Cabe recordar que entre las sanciones impuestas al Club Querétaro están una multa por un millón de pesos, juegos a puerta cerrada —lo que abarca además a la rama femenil— y quizá el más relevante: el regreso de la escuadra plumífera a Grupo Caliente de Carlos Hank Rhon.
La parte de los intereses políticos y económicos debe ser analizada con cuidado, ya que incluso puede caer en la presentación de chivos expiatorios: “Pongamos el caso de intereses económicos que deseaban tener posesión sobre el estadio Corregidora. Como están las cosas en términos político, económico y legales, no es posible seguir todos los senderos que están articulándose, porque en algún momento se rompe. Van a pagar los operadores, no los que están detrás”, manifestó.
Durante la semana pasada, familiares de detenidos han señalado que algunos de los presuntos responsables presentados por la Fiscalía General del Estado son inocentes ya que ni siquiera estuvieron en el estadio al momento de los hechos. Es el caso de Juan Manuel ‘N’, quien, según su hermano, vendía cubrebocas en el auditorio Josefa Ortiz de Domínguez al momento de la riña.
Por otra parte, aunque las autoridades han descartado por ahora al crimen organizado como línea de investigación, medios nacionales como Reforma apuntan que habría intereses de grupos huachicoleros de por medio; como ejemplo, la edición del viernes 11 de marzo publicó que el líder de la Resistencia Albiazul, porra del Querétaro, tenía nexos con grupos dedicados al robo de combustible en San Juan del Río.
Policías siguen órdenes
En entrevista con Tribuna de Querétaro, el catedrático de la UdG remarcó que la batalla campal muestra una “inconsistencia, ineptitud e inhabilidad por parte de quienes sustentan las leyes”, es decir las autoridades. Enfatizó que no toda la culpa puede caer sobre los policías de a pie, a quienes se le señala de omisos, pues la fuerza pública actúa por órdenes superiores.
Es así como en la omisión de la fuerza pública también pueden converger intereses políticos: “Lo que hacen [los uniformados] es cumplir órdenes… ese no es problema de las patrullas, de los policías de a pie, son problemas de organización policíaca, de cómo están sujetos a los mandos políticos”.
En la marcha del miércoles 9 de marzo, aficionados del Atlas cuestionaron el actuar de la policía de Querétaro, a la que anteriormente habían acusado de ser cómplice de la porra queretana al permitir las agresiones: “¿Dónde están los policías que nos iban a cuidar?”, se oyó en las calles de Guadalajara en la marcha que recorrió desde La Minerva hasta el estadio Jalisco, sede del equipo rojinegro.
Finalmente, el coordinador del Laboratorio sostuvo que es necesario tomar medidas serias para identificar y vetar a las personas que representen un riesgo para el resto de la afición. En este punto reconoció que usuarios de redes sociales se unieron para identificar a los agresores, de los cuales 22 han sido detenidos según el corte del sábado.