Estadio Corregidora: Violencia mostró Estado en crisis y bajó percepción de seguridad

“Hablar del fin del Estado es un tanto complicado, pero creo que [los hechos que ocurrieron en La Corregidora] sí representan una crisis, es decir, un Estado que definitivamente no está atendiendo ni puede sostener o atender algunas o muchas de las áreas en las que debería tener un papel mucho más activo”, enfatizó Karen Paulina Muñoz Arellano, coordinadora de la licenciatura en Sociología de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
Entrevistada sobre la violencia del partido Gallos contra Atlas, que dejó 26 lesionados y 22 detenidos, la académica destacó que el conflicto tuvo un gran impacto debido al imaginario popular sobre Querétaro como una entidad tranquila. Las fotografías, en las cuales hubo sangre, fueron un contraste respecto a otros momentos en los que seguidores de Gallos Blancos se fueron a los golpes.

“No es la primera vez que ocurre un acto de violencia, lo que creo que ocurre es que se desdibuja el imaginario colectivo muy rápido, justamente porque el discurso dominante que viene precisamente de las esferas del poder es la imagen de un estado tranquilo”, sostuvo.
Para el análisis, Muñoz Arellano aclaró que deben desmenuzarse puntos como el papel del Estado, las instituciones de seguridad pública, la privatización de la seguridad y el estadio, así como las identidades que se conforman en torno a un equipo de soccer: “hay que ver también cómo cada persona en lo individual y de manera colectiva representa la violencia”.
La violencia del 5 de marzo mostró que los agresores se tomaron el tiempo de desnudar a las víctimas, la mayoría de Guadalajara, que, a pesar de estar en el suelo, seguían siendo agredidas. Muñoz señaló que estos actos remiten a códigos de violencia “de ciertos grupos”, hay una saña que va más allá de una rivalidad deportiva, por lo que debe ser tomado como evidencia en las investigaciones de la Fiscalía General del Estado.
Responsabilidad en cascada
Sobre cuáles instituciones fallaron, la académica indicó que «no hay un solo tipo” pero considera que “hay una crisis que se refleja en la manera en cómo eventos de este tipo ponen en riesgo la vida de las personas, cuando se supone que una de las tareas fundamentales del Estado es salvaguardar [su integridad]”.
Durante la semana, el gobernador Mauricio Kuri reconoció la responsabilidad de su gobierno, ofreció una disculpa pública y señaló que Protección Civil del estado debió impedir que el partido se llevara a cabo; de igual forma, cinco mandos medios fueron cesados. Para la académica, más allá del discurso, lo que se debería observar es una responsabilidad que “tendría que ir como en cascada, o sea, desde el nivel más alto”.
Externó su preocupación por la posibilidad de que los trabajadores de la administración pública que hayan sido sancionados no necesariamente hayan tomado las decisiones el día del partido: “recordar que vivimos en un país en el que sabemos que bueno de chivos expiatorios abundan las historias».
Además, señaló que la seguridad privada también es muy cuestionable. Cabe recordar que la empresa encargada del evento fue relevada de sus funciones en el estadio Corregidora y además el gobierno de Mauricio Kuri González aseguró que le canceló sus contratos. “[La violencia] también nos lleva a la reflexión de los alcances entre lo público y lo privado que también es una de las grandes dicotomías que forman parte esencial de la reflexión, hasta dónde interviene la fuerza pública».
Finalmente, sobre la postura del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien calificó a la riña como un problema moral, la coordinadora de Sociología en la UAQ señaló que reducirlo a esta perspectiva sería invisibilizar otros elementos que puedan influir en la violencia. Por mencionar algunos, se refirió al crimen organización, el papel del Estado, las identidades y el fenómeno mismo de la violencia.