Desde 1985 a 1994, los nuevos años de mayor expansión urbana de la ciudad de Querétaro en toda su historia, según el investigador Ricardo Rivón Lazcano

Los nueve años que van de 1985 a 1994 constituyen la etapa más intensa de expansión física de la ciudad de Querétaro en toda su historia. Esta expansión, según la apreciación de las propias autoridades, ha sido desordenada y anárquica.
A esa misma etapa corresponden importantes modificaciones legales, administrativas y organizativas del territorio a raíz de la reforma al artículo 115 de la Constitución. Esta reforma estuvo encaminadas a readecuar las estructuras municipales para hacer frente al acelerado proceso de urbanización, el incremento poblacional, la ampliación de la demanda de servicios, las nuevas formas de participación ciudadana en la toma de decisiones y la complejidad de las relaciones entre los distintos niveles de gobierno.
Ninguna ciudad del país existe de manera autónoma y sus transformaciones son resultado de sus relaciones con el sistema urbano nacional.
Estos conceptos forman parte del estudio denominado El rol de los gobiernos locales en el proyecto de urbanización: el caso de la ciudad de Querétaro 1985-1994, del sociólogo Ricardo Rivón Lazcano, distinguido con el tercer lugar del Premio Alejandrina correspondiente a este año, y que será entregado el próximo 14 de marzo. En ese estudio, el académico adscrito al Centro de Investigaciones Sociales de la Facultad de Sociología, se propone analizar el papel del gobierno local del municipio de Querétaro en su propio proceso de urbanización.
El análisis muestra cómo en la década de los 70 el proceso de urbanización del país deja de ser explicado a partir de la concentración demográfica y económica, cuyo principal escenario había sido la ciudad de México. Con el agotamiento del proceso de industrialización sustitutivo de importaciones —basado en la concentración del capital financiero, bancario, comercial e industrial en las tres grandes ciudades de hasta entonces: México, Guadalajara y Monterrey—, las ciudades medias se convirtieron en los nuevos protagonistas del desarrollo urbano del país, despertando el interés de gobernantes, planificadores, inversionistas y estudiosos de los problemas urbano-regionales.
Ya en el Plan Nacional de Desarrollo Urbano de 1978 la política urbano-regional expresaba la intención formal de estimular procesos descentralizadores con el propósito de fomentar una más equilibrada distribución de las actividades económicas y los flujos migratorios. La intención era reorientar las tendencias migratorias y los flujos de capital hacia un conjunto de ciudades medias prioritarias identificadas como “centros económicos motrices”.
El lugar 2,359: ► El grado de marginación de un municipio está determinado a partir de factores como educación, vivienda, ocupación e ingresos. ► Entre los 2 mil 403 municipios que conforman la República Mexicana, el municipio de Querétaro está considerado como de “muy baja” marginación y ocupa el lugar 2 mil 359. ► En tanto, el municipio de Pinal de Amoles está catalogado como de “muy alta” marginación y ocupa el lugar 302. ► En 1950 el municipio de Querétaro tenía 78 mil 653 habitantes. En tan sólo 40 años, su población se multiplicó por 5.8 veces. En 1990, en el municipio vivían 456 mil 453 personas. ► En 1950, por cada km2 había 103 habitantes. En 1990, por cada km2 había 600.
Aunque este propósito no se cumplió del todo y se mantuvo la tendencia concentradora de la inversión pública y privada en la capital del país, el escenario urbano nacional mostró una clara transformación cualitativa: las ciudades medias comenzaron a evidenciar una nueva forma de organización espacial en el territorio nacional. No obstante, las fuerzas económicas continúan siendo las indiscutibles organizadoras del espacio territorial.
En el caso de Querétaro, en los nueve años de mayor expansión física, un elemento central de las transformaciones municipales que pretendía incidir en la reorganización territorial, fue la figura de la delegación municipal. En 1935, bajo la administración de Manuel Cevallos Urueta, el municipio se dividía en tres delegaciones:
- Santa Rosa Jáuregui
- Felipe Carrillo Puerto
- Villa Cayetano Rubio (Hércules).
En 1986 se agregó una delegación más: Lomas de Casa Blanca. Y dos años más tarde se creó la delegación de Félix Osores.
Entre 1988 y 1991 encabezó la administración municipal Braulio Guerra Malo, quien definió los nuevos límites territoriales de las tres delegaciones que concentraban la población rural existente:
- Santa Rosa, con 46 subdelegaciones;
- Carrillo Puerto, con 26;
- y las delegaciones de Lomas y Satélite, sin subdelegaciones por tratarse de asentamientos con características homogéneas.
Hacia el final «de esta administración fue creada la delegación de Reforma Agraria, con territorio desagregado de Lomas de Casa Blanca.
Fue en la administración de Alfonso Ballesteros Negrete (1991-94) cuando por primera vez se abordó el fenómeno urbano desde una perspectiva metropolitana, a través del Plan Intermunicipal de Desarrollo Urbano para la Zona Conurbada. El gobierno local tuvo en el Plan de Desarrollo Integral del Municipio de Querétaro 1992-94 el principal instrumento para sus acciones.
Para propiciar la desconcentración se redefinieron los límites de cuatro de las seis delegaciones, creándose cuatro nuevas delegaciones:
- Buenavista
- San Pablo
- Cimatario
- El Jacal.
Las tres últimas, pertenecientes al área urbana continua de la ciudad. La delegación de Buenavista, desagregada de la de Santa Rosa de Jáuregui, es la única en la que predomina una estructura de carácter rural. Con esta reorganización de 1994, la zona centro de la ciudad aparece integrada a la delegación de Felipe. Carrillo Puerto, “situación contradictoria puesto que las gestiones de la ciudadanía son realizadas en las oficinas centrales del ayuntamiento, lo que nos habla de un proceso de organización del espacio administrativo sujeto a cambios, según los criterios del gobierno en turno”.
Esta situación, puntualiza el autor del estudio, queda confirmada cuando la administración actual (1994-97, de Jesús Rodríguez Hernández) decreta una nueva distribución delegacional a principios de 1995, en la que aparece la zona centro de la ciudad como una delegación aparte.
En 1824 pudo cambiar nuestro destino
El Congreso Constituyente de 1824 dedicó sus debates de los días 22 y 23 de julio a la discusión de qué ciudad era la más idónea para albergar a “los supremos poderes de la República”. Eran dos las posibles ciudades: México y Querétaro. “En los debates se discutió el dictamen preparado por un grupo de diputados, favorable al cambio de lugar; en lo esencial se pronunciaba en favor de que la capital estuviera en Querétaro y daba razones geográficas y demográficas: estar situada en la porción central (del territorio nacional), contar con una población suficiente, poseer un clima benigno y disponer de instalaciones adecuadas para atender y albergar a la población de una ciudad capital”.
Aunque la propuesta de traslado no tuvo éxito, el que esta posibilidad haya sido debatida es una muestra clara de la importancia de la: ciudad de Querétaro en el contexto nacional.