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El cielo azotó “sin piedad” a San Juan del Río, otra vez

Por: Luis Enrique Corona

PARA DESTACAR: A la vida le encantan las simetrías, las ironías y los chistes crueles: la gente en ese pequeño pueblo recordaba 2010, cuando la lluvia acabó con el Hospital General de San Juan del Río. Ahora en 2016, una tarde tranquila se trasformó en una semana de pesadilla para los sanjuanenses: el cielo gris se dio la licencia de explotar.

La lluvia duró una hora… sus efectos todavía prevalecen

En Querétaro siempre sale el sol. Quién iba a pensar que las cosas se saldrían tanto de control. Hablaba la gente en ese pequeño pueblo sobre las grandes tragedias de su historia.

Recordaban esa tarde de 2010 cuando la lluvia acabó con el Hospital General de San Juan del Río. En aquella ocasión los estudiantes de la secundaria contigua se lamentaron de su maldita suerte, pues la escuela sobrevivió milagrosamente a la catástrofe. Sin embargo los alrededores se cubrieron de jeringas y fetos humanos. El canal llevo toda esa porquería por más de un mes en sus aguas antes de medio limpiarse.

A la vida le encantan las simetrías, las ironías y los chistes crueles. Otro sábado de mayo empezó como cualquier otro; ahora es 2016. La primavera tenía todo iluminado de los colores alegres de la temporada. Ninguna mala señal aparte de ello, hace el mismo calor de todos los días,  “seguro pronto despejará”. Pero no, la vida nunca es tan predecible. En un segundo cambia completamente el color de la situación, el cielo se torna gris enojado del estilo “estoy a punto de reventar”. Y se hizo la tromba: el agua cayó del cielo sin piedad.

Algunas casas de Infonavit adoptaron la moda de inundarse: sus patios traseros parecían albercas con más porquería que la de los balnearios en semana santa. Los integrantes tuvieron que sacar a cubetadas el agua, hicieron una fila como hormiguitas desde el más chico hasta el más grande. Salvaron sus objetos de valor; todo lo eléctrico se tuvo que desconectar y la ropa doblada cubría las camas: ni así se salvaron de las goteras.

Duración aproximada de la lluvia: una buena hora. Persistencia del daño colateral: todavía desconocida.

Después de eso la odisea de acercarse al Centro se convirtió en una exposición de catástrofe. El agua creaba lagos en las calles y a los carros les era imposible cruzar. El tráfico en avenida central parecía eterno y la desesperación aumentaba conforme los camiones de bomberos trataban de pasar entre la cogestión. El caos reinaba en las calles.

En los camellones caminaban decenas de personas cubriéndose con bolsas o cartones que agarraron después de que sus autos se detuvieron. La cereza del pastel fue ese tráiler atorado -mejor dicho, ahogado- en el fondo del puente de la salida a Querétaro. Por betún queda esa cicatriz en la calle del Tecnológico, donde el suelo prácticamente se abrió y la  tubería estalló.

Una tarde tranquila se trasformó en una semana de pesadilla para los sanjuanenses: el cielo gris se dio la licencia de explotar. Los recuerdos de los fetos en el canal regresaron a la memoria de los ciudadanos: el bordo partido a la mitad, el hospital cubierto hasta el techo por la repulsión de la contaminación que hasta entonces a nadie le importaba. Seis años de pasado se volvieron el presente sin avisar, justo ahora que el viejo hospital abandonado está en planes para volverse espacio de cultura. Desde aquella catástrofe el santuario de salud quedo relegado al cargo de mansión embrujada, los drogadictos buscaron resguardo entre sus paredes, los skaters un parque de patinaje, los poetas una inspiración, y las parejas un lugar para follar.

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