El mercado no es la solución a todas las cosas
Fernando Escalante Gonzalbo presentó la conferencia magistral “Neoliberalismo ¿la gran ideología del siglo XXI?” en la apertura de cursos de la FCPyS
Por: Aurora Vizcaíno Ruiz
El neoliberalismo como una “ideología, una manera de entender al mundo”, la cual destaca el mercado sobre las políticas públicas y la desigualdad social; fue el tema que se abordó durante la conferencia magistral “Neoliberalismo ¿la gran ideología del siglo XXI?” de Fernando Escalante Gonzalbo, catedrático del Colegio de México (COLMEX), en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
Durante dicha conferencia magistral, se abundó sobre el neoliberalismo como una “ideología, una manera de entender al mundo” en la cual impera la educación, la desigualdad social, los espacios privados sobre los públicos y el mercado sobre las políticas públicas.
Escalante Gonzalbo, durante su exposición, resumió la transición económica y política que permitió el desarrollo del neoliberalismo como un sistema para concebir la realidad. Asimismo, dicho académico destacó que “nunca hemos tenido una élite que se merezca menos de lo que tiene”, esto al hablar sobre la distribución de la pobreza a nivel mundial.
El egresado del COLMEX, advirtió algo sobre quienes nacieron durante la década de los 90 en adelante, “es difícil que conciban el sentido común de lo neoliberal” debido a que no presenciaron la transición económica y política.
De igual manera, Escalante Gonzalbo, también sentenció que el neoliberalismo ha minimizado la discusión sobre el concepto de justicia.
“Neoliberalismo ¿la gran ideología del siglo XXI?” de Fernando Escalante Gonzalbo, fue impartida con la presencia de Gilberto Herrera Ruiz, rector de la UAQ; Luis Alberto Fernández, director de la FCPyS y la Secretaria Académica, Marcela Ávila Eggleton, en el Centro Integral de Medios (CIM), conferencia que transmitida a través del canal en línea TVUAQ
El también autor del libro “Ciudadanos Imaginarios”, concedió una entrevista a Tribuna de Querétaro, respecto a la credibilidad de la política y sus propuestas, los espacios públicos y privados, el papel de los medios de comunicación y el narcotráfico.
– Pensando en los escenarios, usted habló de que muchos de los otros chicos nacimos en un contexto neoliberal puramente ¿de aquí en 20 años, pensando en esta relación, cuál sería la relación entre el espacio público y privado?
– Es imposible saber de qué manera vayan a evolucionar las cosas. Yo creo que inevitablemente volverá a crecer el ámbito de lo público, cada vez es más evidente que necesitamos ese ámbito. Que necesitamos someter el funcionamiento de la economía y la distribución de muchos bienes, recursos, servicios. Necesitamos someterlos a un criterio de interés público. Por lo tanto, lo probable que dice es que cambie ese equilibrio, absolutamente desfavorable hacia lo público, absolutamente desfavorable hacia lo privado.
Que cambie y que haya una renovación del espacio público ¿cómo será? eso es imposible decirlo, porque serán ustedes, los jóvenes que nacieron en la égida del neoliberalismo los que tendrán que promover o inventar un espacio público, que seguramente los que nacimos hace cuatro décadas, ni siquiera imaginamos.
– ¿Cuál sería la función de los medios de comunicación en este caso?
– Los medios de comunicación siempre funcionan como un cristal deformante, muestran la realidad pero la muestran siempre sesgada, elaborada, deformada, es muy lamentable. Los medios de comunicación son los periódicos, los libros, la radio y todos ellos intervienen en la formación del sentido común, etcétera.
Recientemente es cierto que los medios de comunicación han ido adelgazando la discusión pública y llevándola a niveles bastante triviales ¿son posibles conversaciones en los medios de comunicación más masivos con niveles de exigencia mayores?
Yo creo que sí, yo creo que lo han tenido y yo creo que pueden tenerlo. El argumento siempre es un argumento comercial, la gente lo que quiere es esa televisión ligera para entretenerse. Bueno, no siempre, no todos, no necesariamente. Hay un espacio en donde es posible y desde luego necesario. Sin los medios de comunicación, trabajando en el sentido contrario, es muy difícil.
– ¿Cómo puede el ciudadano promedio recuperar la credibilidad en la política?
– Desafortunadamente el descrédito del Estado, de los políticos, de los partidos y los diputados está muy bien ganado. Es muy merecido. Otra cosa es que el crédito de las televisoras, las iglesias y las empresas no está nada merecido. El problema no es que no se merezcan unos el descrédito, sino que los otros no se merecen el crédito que se les da. Entonces lo primero que necesitamos es un Estado que efectivamente sea creíble.
Sin eso, no hay nada. En el estado mexicano hay, como en cualquier otro, ámbitos que funcionan bien: funcionarios competentes, responsables, con sentido, con ética y ni siquiera en esos casos se recupera la credibilidad.
Y aquí sí, los medios tienen una función importante. Es decir, si los medios de comunicación (prensa, radio y televisión) pudiesen patrocinar una discusión exigente, seria, informada, sería posible discutir de manera informada lo que la clase política está haciendo y poder entender entonces de una manera madura qué es lo que hacen bien y qué es lo que no hacen bien. En la recuperación del crédito de la clase política, como en su descrédito, los medios tienen un papel fundamental.
– Parte de algunas soluciones que han propuesto los políticos han sido las soluciones de mercado, mismas que funcionan a corto plazo, las reformas educativas y todo esto, ¿fracasan o funcionan?
– Sí, las soluciones de mercado se plantean como si fuesen todas, una misma cosa. En realidad, como cada mercado es distinto la necesidad de regulación de cada mercado es diferente también, y por lo tanto la solución de mercado fracasa de manera más o menos catastrófica según el caso. Para vender coches, el mercado que consiste en que cada consumidor busque el suyo, seguramente funciona bien.
Pero, para obtener títulos universitarios, el mercado no puede funcionar sin una regulación mucho más extensa, compleja, exigente. Entonces, la solución de mercado es una de atajo, una vía corta para hablar de una enorme solución de pluralidades distintas. Algunas funcionan bien, otras no y otras son catastróficas.
– ¿Cuáles han funcionado bien y cuáles no?
– Lo que no funciona bien, nunca, es la oferta de servicios públicos básicos que obedecen o responden a necesidades de la población. Lo que no funciona bien es que el sistema de salud se deje liberado al mercado porque para el mercado es eficiente atender a quien tiene dinero no atender a quien está enfermo. Eso no funciona. Los intentos todos de privatización del sistema de salud han sido catastróficos siempre.
Porque es más eficiente que ayer había cinco enfermeras que atienden cinco pacientes, ahora tenemos una enfermera que atiende a cinco pacientes. Es mucho más eficiente. Y mañana esa sola enfermera atiende a diez, es más eficiente todavía. Bueno, en términos de provisión de servicios de salud eso es catastrófico. La educación es típicamente un bien público que se distribuye mediante un sistema de derechos, que necesita un sistema de acreditación que necesita una corporación profesional que son los maestros.
Una solución de mercado para la educación tampoco es una buena idea aunque puede haber un mercado educativo. Ese mercado educativo tiene que estar regulado de una manera mucho más exigente que el mercado de coches o de sombrillas.
Entonces ¿qué soluciones de mercado han funcionado bien? En aquellos mercados en particular donde la provisión de servicios no afecta a necesidades humanas básicas, no afecta a derechos básicos y por lo tanto no hubo nunca necesidad de someterla al ámbito público.
El ejemplo que ponía Daniel Cosío Villegas, un poco caricaturesco pero atinado en este sentido era el Estado mexicano en estas políticas de adquisición de empresas en estado de quiebra para evitar el desempleo, había terminado comprando bicicletas como bicicletas Cóndor y decía Daniel Cosío Villegas «¿por qué el Estado tenía que tener bicicletas Cóndor?». Bueno, no tenía por qué tenerlas. En ese sentido, el mercado de bicicletas puede ser un mercado privado que funcione bien.
– Sobre el Estado y el mercado, me puse a pensar un poco sobre el narcotráfico ¿cómo actúa en un contexto como México? ¿A qué poderes pertenece, qué soluciones existen, cómo interviene el Estado?
– El narcotráfico es un mercado que se ha producido por una decisión política, es un mercado que se ha distorsionado por una decisión política. Curiosamente, cuando se comienza la prohibición de las drogas y se comienza la moderna política de las drogas, a principios del siglo XX, quedan bajo la sospecha o la calificación de peligrosas una gran cantidad de drogas.
Para la inmensa mayoría de esas drogas, que son peligrosas que pueden tener un consumo recreativo, que pueden ser adictivas; la solución que se encontró fue muy simple, que la distribuyeran las farmacias ¿sí? y la morfina que es sumamente adictiva se distribuye en farmacias actualmente. Y muchos otros opiáceos se distribuyen en farmacias. Otras drogas se decidió prohibirlas, es una solución muy distinta. No habría motivos para hacerlo. Esa diferencia produce mercados muy distintos.
La experiencia nos dice que se pueden distribuir drogas a través de las farmacias sin que haya mayor problema. Creamos el problema al prohibir la producción y consumo de las otras. Son dos regímenes distintos, para entender en qué consiste el disparate, hay que tener presente que en México el principal problema de adicciones, sobre todo en clases populares, son los inhalantes (sobre todo el pegamento y el thíner).
Las adicciones que son un problema, deben tratarse de otra manera y la circulación de las drogas se ha resuelto de otras maneras: la venta de thíner, pegamento y morfina.
– ¿Las personas aquí seguirán «defendiéndose», como dijo en la conferencia, contra el mercado?
– Sí, sin duda alguna, y creo que más todavía. Esta generación, la generación de los que nacieron en los años 90 y que solamente han vivido este clima, van a vivir con un horizonte laboral de inseguridad, de incertidumbre donde no van a tener un empleo fijo, donde no van a tener jubilación, no van a tener y eso es el horizonte normal de cualquier joven hoy en día.
Tarde o temprano caerán en la cuenta de que sería mejor tener un empleo fijo y tener una jubilación y comenzarán a reconstruir un sistema de seguridad social que no nos imaginamos cómo sería, pero en su momento se inventó y se imaginó un sistema de seguridad social. Ya se inventarán otro ustedes cuando empiece a resultarles desagradable la vida en el mundo neoliberal.
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