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El montaje que derrumbó el mito del Querétaro apacible

Pasaron 18 años del montaje realizado por Ignacio Loyola Vera,el cual, desató un desastre campal entre granaderos y estudiantes en el centro de la ciudad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por: David A. Jiménez / Mánelick Cruz

El próximo 5 de febrero se cumplirán 18 años de la agresión al autobús donde viajaba parte del gabinete del entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León por parte de supuestos miembros distintas organizaciones sociales críticas tanto al gobierno federal como local.

 

En un estado que recién saboreaba la alternancia, el gobernador emanado del Partido Acción Nacional (PAN), Ignacio Loyola Vera, acusó a los líderes Jerónimo Sánchez, Anselmo López y Pascual Lucas Julián y los mantuvo en prisión.

El hecho, abarcó primeras planas y espacio en medios nacionales e Independientes. Según el testimonio de Sergio Jerónimo Sánchez Saénz, líder del Frente Independiente de Organizaciones Zapatistas (FIOZ) todo lo ocurrido durante el 81 Aniversario de la Promulgación de la Constitución Política, fue un montaje para deshacerse por un tiempo de los movimientos sociales.

El 5 de febrero de 1998, era la primera vez que el presidente Ernesto Zedillo realizaba una visita al estado que  recién había perdido el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ignacio Loyola Vera fungía desde octubre de 1997 como gobernador constitucional del estado, era el primero emanado de un partido distinto al tricolor. Además, la mayoría de diputados locales y federales, también eran emanados del PAN.

La historia nacional convulsionó cuatro años antes cuando el  Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) inició el levantamiento armado, el 1 de enero de 1994 en Chiapas. Al sur del país, la herida por la matanza de Acteal seguía abierta; 45 indígenas murieron a manos del Ejército Mexicano. El movimiento se extendió por todo el país aunque en ciertos lugares más que en otros.

En ese contexto, Querétaro destacó en el tema por haber sido el sitio  del  Congreso Nacional Democrática en 1995, desarrollada en el Auditorio “Josefa Ortiz de Domínguez” tras no llevarse a cabo en la Universidad Autónoma de Querétaro.

Aquel 5 de febrero de 1998, los zapatistas queretanos –entre otros grupos críticos- serían marcados por la sociedad queretana, luego de que varios grupos de manifestantes coincidieran en el primer cuadro de la ciudad. Un cerco de granaderos protegía el Teatro de la República, donde la clase política del país se reuniría para el protocolario homenaje a la Constitución del 1917.

Entre estos grupos se hallaban miembros del Frente Independiente de Organizaciones Zapatistas, del Movimiento Urbano Popular Felipe Carrillo Puerto, El Movimiento Santa Rosa Jáuregui –acompañados de un grupo de encapuchados que se autodenominaron Ku Klux PAN- y miembros de los sindicatos de la Universidad Autónoma de Querétaro, así como estudiantes; todos con rutas diferentes. El motivo: “reunirse” con el presidente para exigir solución a sus demandas.

Con consignas como “juntos pero no revueltos”, los estudiantes y los profesores marcharon desde el Centro Universitario por Zaragoza y el sindicato de administrativos de la UAQ se movilizaba por la calle Hidalgo.

Cerca de las 10 de la mañana, ya se congregaban en el Jardín Zenea el FIOZ y los encapuchados del Ku Klux PAN que se movieron desde el Jardín Guerrero, y unos minutos después por Juárez se acercaba la marcha del Movimiento Santa Rosa Jáuregui.

Ya congregadas las organizaciones sociales y universitarias en el primer cuadro de la Capital, se organizaron comisiones -la universitaria acompañada de miembros del Consejo Universitario- para enviar documentos al presidente de la República. Sin embargo, la entrada se les fue negada hasta terminado el evento.

Cuando la comitiva presidencial transitaba rumbo a Avenida Universidad, uno de los camiones, en el que viajaba parte del gabinete presidencial, tomó la ruta hacia Zaragoza -abriendo las vallas que protegían Juárez-, subió por 16 de Septiembre, frente al Jardín Zenea repleto de manifestantes, y frente a la Plaza Corregidora un grupo de miembros de organizaciones sociales, que se identificaron por las autoridades como «mayormente mujeres y niños» se acostó sobre el piso para intentar detenerlo. Con el mismo objetivo, encapuchados comienzan a desconectar mangueras del camión para que no pudiera avanzar.

Así, inició una batalla campal entre fuerzas de seguridad y distintos sectores de la población.

Supuestos miembros del FIOZ, estudiantes y trabajadores de la UAQ se vieron envueltos en una afrenta que tuvo su clímax en la agresión del autobús con piedras y varas, despojadas de la infraestructura de un puesto ambulante.

Algunos secretarios de Estado que se encontraban dentro del autobús, entre los que se hallaba la entonces, Secretaria de Medio Ambiente, Julia Carabias; el secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes Aguirre; y el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Ángel Gurría, bajaron del camión y, tratando de taparse de los golpes con resguardo policial, corrieron hacia otro camión que se encontraba sobre la calle Corregidora. Sin embargo, no todos lograron salir, cinco se quedaron resguardados dentro del camión agredido por granaderos.

Inmediatamente, otro grupo de granaderos avanzó sobre Corregidora y obligó a los universitarios a huir hacia la Facultad de Filosofía por el andador 16 de septiembre. Estos policías avanzaron sobre la plaza y se enfrentan con los manifestantes en el Jardín Zenea, finalmente, disolviéndolos.

Dos días después, el 7 de febrero, Sergio Jerónimo Sánchez, Anselmo López y Pascual Lucas Julián, líderes del FIOZ, Movimiento Santa Rosa Jáuregui y Fuerza Hormiga Ñhäñhü respectivamente, fueron arrestados, en un operativo de la Procuraduría General de la República y de la Policía Investigadora Ministerial en tres puntos de la Ciudad: en la colonia Vista Alegre Maxei, la colonia Nueva Realidad y la carretera que va rumbo a Santa Rosa Jáuregui.

En televisión nacional, el gobernador del estado calificó los hechos como «una acción concertada» que formó parte de «un complot» que se orientó a «aparentar que en México hay ingobernabilidad». Además, agregó que su gobierno no se endurecería y lo deslindó de toda responsabilidad alegando que la seguridad del gabinete era responsabilidad del Estado Mayor Presidencial.

 

 

 

 

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