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El priismo tiende a lesionar el derecho a la información

Líderes sociales y ONG no quedan representadas y ni tampoco tienen grandes espacios en los medios nacionales aseguró Gabriel Sosa Plata, integrante de la AMEDI y analista de los medios de comunicación

Por: Ricardo Lugo Medina

A pesar de que la lucha contra el narcotráfico y el ambiente de inseguridad que vive México se han intensificado, la cobertura mediática sobre la violencia en el país ha cambiado por parte de los “medios oficiales” y esto representa una “lesión al derecho a la información”, aseveró Gabriel Sosa Plata, integrante de la Asociación Mexicana del Derecho a la Información (AMEDI) y analista de los medios de comunicación.

“Con el gobierno de Enrique Peña Nieto nos encontramos con esta circunstancia: ya no informar de lo que se hace en materia de delincuencia organizada. Es el extremo finalmente de la política comunicacional –del gobierno–”, manifestó el catedrático de la UAM Xochimilco.

Entrevistado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM el jueves 24, Sosa Plata recalcó que el gobierno priista tiende a lesionar el derecho a la información que todo ciudadano debe gozar libre y pacíficamente; ya que para los ciudadanos es necesaria la información en materia de seguridad que el gobierno sigue en actualmente.

“Es una obligación del Estado informar de todos los actos acerca de la materia, y la sociedad merece estar obviamente informada sobre lo que está aconteciendo. El derecho a la información no se puede obviar.

“Ahora existen otra herramientas como la solicitudes que se hacen vía al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), pero aun así la responsabilidad del Estado es informar. Es un termómetro para saber qué tan eficaces pueden ser las estrategias”, expresó.

En la actualidad, se ha optado por eliminar los contenidos de violencia en algunos noticieros y en la prensa nacional, ya que generan una percepción ‘errónea’ a la que se pretendía y en vez de sentir una satisfacción por la estrategia antidelincuencia entre la población, lo que en realidad genera es más miedo y temor, consideró el especialista.

Conforme el discurso oficial cuyo incentivo principal radica en que la Reforma en Telecomunicaciones combatirá a los monopolios y aumentará la competencia y la pluralidad, Gabriel Sosa cuestionó la manera por la cual se alcanzarán dichos objetivos “cuando es dudosa la manera en que se integró el Instituto Federal de Telecomunicaciones.

“No nos dejó a todos satisfechos pero ya está, ya se puede empezar a tomar decisiones. Pero lo que venga aterrizado en la legislación secundaria será fundamental y también el cómo se llevará a cabo esta política pública, porque aunque se tenga el mejor y más competitivo marco jurídico, no necesariamente de la noche a la mañana se verá mayor diversidad, pluralidad y una mayor participación social”.

“Después de décadas de medios autoritarios que hemos tenido en nuestro país, se está construyendo una posibilidad distinta, algo que no sólo resolverá la legislación sino también la manera en cómo se ejecute la política pública, cómo actúen los órganos reguladores y cómo la sociedad trate de incidir en estos asuntos”, indicó.

Televisa y TV Azteca buscan explotar el “lado sentimental chafa”

Gabriel Sosa advirtió que los líderes sociales y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) no quedan representadas y ni tampoco tienen grandes espacios en los medios nacionales, además de que se llega a omitir información de carácter económico y político que puede llegar a tener una afectación directa al medio de comunicación.

Respecto a la cobertura y la forma en que se transmitió la información sobre las consecuencias que produjeron en el país la llegada de las tormentas Ingrid y Manuel, el especialista resaltó que fueron eventos con un alto contraste informativo ya que las tragedias son un recurso que utilizan las empresas con el “lado sentimental chafa” para lucrar con la información.

Por otro lado, agregó, que los propios periodistas deben estar preparados para este tipo de coberturas ya que ello implica que se dé un tratamiento distinto con los afectados.

“Es como aquel que preguntaba en el 85, después del sismo ‘¿cómo se siente?’ a la persona, cuando va saliendo un superviviente de una tragedia. Es algo similar y las empresas son muy dadas a explotar esta parte amarillista e incluso es un recurso comunicacional para generar audiencia. Nos hace falta tener un poco de sensibilidad con esto”, concluyó.

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