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En aulas universitarias no se privilegia creatividad: Juan Carlos Romo

“En este ánimo de ser memorístico y repetitivo, muchos maestros en toda la Universidad nos quedamos en el confort”, dijo el profesor de la Facultad de Bellas Artes

Por: Estefanía Elizondo

“La mayoría de los docentes universitarios nos dedicamos a reproducir esquemas y formatos, entonces, en una Facultad donde se debería privilegiar la creatividad, no se da chance al alumno de ser creativo”, expresó Juan Carlos Romo, docente de la Facultad de Bellas Artes en las materias de Fotografía de segundo semestre y Fotografía del siglo XXI para séptimo y octavo.

“En este ánimo de ser memorístico y repetitivo, muchos maestros en toda la Universidad nos quedamos en el confort. Lo único que logramos son clonaciones de teorías y ya no resulta interesante. Yo los ayudo más bien a encontrar su camino a partir de propuestas”, añadió.

Como fotógrafo considera importantes otros elementos necesarios para componer y transmitir una imagen, desde colores hasta olores y sabores, sin importar desde qué dispositivo se realice, pues sabe que una buena pluma no te hace escritor así como una buena cámara no te hace buen fotógrafo.

“En mis materias tuve algunas sesiones de degustación donde a partir de probar alguna bebida se tiene que traducir esos sabores en una imagen, cómo leer una poesía otomí y convertirla en una imagen… Finalmente quien hace algo diferente lo ven como un bicho raro y la propia institución le pone trabas; sí se crean espacios de expresión pero no en todas las Facultades y no en cantidad y calidad que creo que se necesitan”, puntualizó.

Ante limitantes, alumnos encuentran espacios alternativos

En esta idea del artista fuera de las limitantes de la academia, el alumno de octavo en Artes Plásticas, Felipe Osornio “Leche de Virgen Trimegisto”, manifestó que artistas como él sí se ven limitados muchas veces en clase aunque han encontrado espacios alternativos para exponer sus obras y dar a conocer sus discursos.

“Parece ser que las disciplinas artísticas tienen mayor apoyo o fuerza en cuanto a constituciones técnicas de manufactura. No lo menosprecio pero siento que en el camino se pierde el acto primigenio creativo que ya casi nadie toma en cuenta.

“El artista aborda al arte desde una perspectiva del virtuosismo, del ‘ser muy bueno’, cumpliendo expectativas que, a mi parecer, son de mierda puestas por un estatus neoliberal pensado desde el mercado del arte”, externó.

Felipe Osornio puntualizó esta concepción ligada a la labor del artista.

“El artista es el diablo que viene acá a destruir y deconstruir el mundo. No puedes tener limitaciones ni morales, ni en la academia, que sería lo más absurdo, que la propia institucionalización del arte ponga ciertas reglas.”

Herani Enríquez Amaya “Hache”, otro alumno de octavo de la Facultad de Bellas Artes que se dedica a la fotografía, retoma esta perspectiva del artista como el mediador:

“El artista no es técnica ni talento, el artista trasciende esas barreras impuestas por modelos sociales y llega más allá de lo que cualquier espectador podría entender o sentir”, expresó.

En cuanto al papel que juega la institución como promovedora del arte, dijo que “lo que debería imperar sería como una posición entre los académicos de motivación extra pues es más valioso un estímulo a pensar, a racionalizar y problematizar cualquier situación para acercarla al discurso del arte.”

Enríquez consideró que la academia cae al final en la idea de formar artistas que creen productos vendibles y los mismos alumnos, en su afán de obtener un mejor estatus, reconocimiento y fama, olvidan el papel real del artista, que es explotar la técnica para un fin más reflexivo, al romper con todo lo establecido y así poder avanzar en sociedad.

“Éste es un gran problema porque la gente de la Facultad no quiere teorizar, no quiere reflexionar y se pierde este pensamiento crítico con respecto a hacer arte”, afirmó Sebastián Salamanca, también alumno de Bellas Artes, quien se dedica a la pintura pero no en un sentido tradicional sino que retoma a otras disciplinas para lograr establecer un diálogo.

“Cuento mi historia a partir de cómo veo el mundo y cómo se desarrolla a mi alrededor. Al pintar procuro comunicar mis pinturas con otras disciplinas pues es importante que entren en diálogo y no se queden en el clásico ‘bien hecho’, y de esta manera la pintura habla. No se trata de ver a la pintura como impotente”

“No hay que caer en la idea de que el talento y la técnica son lo más importante, lo importante es lo que el público obtiene a partir de lo que nosotros realizamos”, concluyó.

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