Federico Ruiz Lomelí reunió a periodistas y críticos para convencerlos de su inocencia
El empresario fue asesorado por Facundo Ugalde González y Socorro García Quiroz
Por: Alfredo Rodríguez
Federico Ruiz Lomelí nació el 5 de septiembre de 1975, en la ciudad de Santiago de Querétaro. Es hijo de Federico Ruiz Rubio y Norma Ivonne Lomelí Pozo. Su abuelo es Roberto Ruiz Obregón, fundador del Grupo Industrial Querétaro y benefactor del estado de Querétaro, según se expone en el 954/08, correspondiente al Juicio Ordinario Civil por daño moral.
Ruiz Lomelí estudió la secundaria en el Mans Academy, Rolling Praire, en Indiana, Estados Unidos. Posteriormente, cursó la preparatoria en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Querétaro. En esa misma escuela se tituló de la Licenciatura en Mercadotecnia y luego de la Maestría en Administración.
El empresario asegura, en el texto de la demanda, que creció y se desarrolló en un entorno sano, en el seno de una familia católica, reconocida e importante en Querétaro, la cual aportó su “esfuerzo, dedicación, tiempo y recursos, para el desarrollo del estado”.
De acuerdo con Ruiz Lomelí, nunca fue afecto a excesos o vicios, además de que durante sus estudios en todo momento fue “estable” y nunca recibió sanciones o señalamientos por su conducta. Subrayó que desde joven desarrolló afición por los deportes, en especial por el golf, el cual practicaba en el Club Campestre.
Sobre su carácter, Ruiz Lomelí apunta: “desde joven me consideré como una persona discreta, pero alegre, sobre lo cual coinciden mis familiares y amistades, aún me reúno con diversos grupos de excompañeros de las diferentes etapas académicas e intercambio correspondencia con amigos nacionales y extranjeros”.
Concluidos sus estudios en el año 2000, Federico Ruiz Lomelí inició un negocio con el apoyo de su familia y compró una franquicia francesa de tintorerías llamada “5áSec”, la cual cuenta actualmente con cuatro sucursales en la ciudad de Querétaro.
“El desarrollo de mi negocio me permitió continuar relacionándome con un conjunto de personas y grupos afines a mi intereses, los que contribuyeron a un sano desarrollo de mi personalidad y afianzaron mi gusto por una vida tranquila y generalmente reservada”.
Contrató a Facundo Ugalde González para “defender su honor y limpiar su imagen”
El involucramiento de Federico Ruiz Lomelí en un asesinato provocó severas afectaciones en su reputación, honor y sentimientos, las cuales alcanzaron a su familia y amistades. Tuvo efectos que tres años después no era posible reparar por completo, según lo expuso el empresario en el expediente 954/08.
Para defender su honor y limpiar su imagen, Federico Ruiz Lomelí se apoyó en un principio de Facundo Ugalde González, actual presidente de la Asociación de Periodistas del Estado (APEQ), quien fue contratado para manejar la prensa de la familia Ruiz Rubio. El reportero se dedicó a buscar un acercamiento de la familia afectada y los medios de comunicación, aseguró Agustín Escobar Ledesma, en un artículo denominado “El fascismo en Querétaro”.
Señala que en 2005, Facundo Ugalde lo contactó para proponerle una reunión entre el gremio y la familia Ruiz, pero nunca se concretó. Sin embargo, recuerda, el periodista sí consiguió dos reuniones: una con la Asociación de Editores Independientes y otra con la Asociación de Cronistas Deportivos.
Afirma Escobar Ledesma que la familia Ruiz Rubio se acercó a cámaras empresariales, comerciales, dependencias gubernamentales y asociaciones civiles, para presentar una recreación de los hechos ocurridos el día del asesinato, la cual promovía la inocencia de Federico Ruiz Lomelí.
Escobar Ledesma cuenta que en una recibió una llamada del asistente del diputado federal panista Guillermo Tamborrel Suárez, quien le pidió que se entrevistara con Federico Ruiz Lomelí. La reunión se realizó en un restaurante, en donde el empresario mostró una presentación animada que contenía varios argumentos que lo deslindaban del crimen.
Poco después, el presidente de la APEQ fue invitado a otra reunión, en esta ocasión por Mauricio Muñoz García —actualmente, director de Relaciones Públicas del Municipio de Querétaro— quien le comentó que estaba trabajando como gerente de Relaciones Públicas de la empresa Fomento Queretano, propiedad de la familia Ruiz, e insistió en la inocencia de Federico Ruiz Lomelí.
Ruiz Lomelí era una persona de bajo perfil, invisible, y al mismo tiempo transparente: Julio Figueroa
Por su parte, el escritor Julio Figueroa Medina, quien lleva más de 9 años dando seguimiento al caso y exigiendo justicia, aseguró que durante una protesta afuera de Palacio de Gobierno, en Plaza de Armas, se le acercó Socorro García Quiroz, posteriormente senadora suplente de José Calzada Rovirosa, quien le propuso reunirse con el empresario.
Julio Figueroa Medina aceptó la propuesta y se reunió con aquél el 29 de noviembre de 2005. El encuentro se prolongó por cuatro horas, en las que Federico Ruiz Lomelí, apoyado por García Quiroz, expuso varios argumentos para deslindarse del crimen.
“Los tres nos sentamos en la mesita, los guaruras que protegían a Federico quedaron afuera y haciendo su trabajo discreto, no interrumpieron, ni molestaron, ni llegó con todo su aparato prepotente, todo eso fue natural, normal. (…) Él dio su versión de los hechos, en una laptop que llevaba, de lo que había sucedido ese día, de lo que él había hecho.
“Yo le decía algo muy simple; primero, que no me acababa de convencer su relato y que no era a mí a quien tenía que convencer, porque —efectivamente— yo no lo acusaba, nunca lo he acusado, quien lo acusaba era Miguel Gerardo Rivera Alcántar”.
El escritor Julio Figueroa le propuso a Ruiz Lomelí que tuviera en encuentro con el testigo, Miguel Gerardo Rivera Alcantar, ya fuera ante las autoridades o los medios de comunicación, petición que fue rechazada por el empresario.
“Cuando estuve de frente con él, lo estuve observando. Se me hizo una persona de bajo perfil, invisible, y al mismo tiempo transparente. Intervenía a cada rato Socorro García Quiroz. En un momento dado, tuve que decirle que quería que me respondiera Federico, no ella”.
“Ella iba asesorándolo, iba para pastorearme, y bueno también escuchaba yo a la después senadora sustituta de José Calzada y que, además, creo que de uno de sus hijos es su padrino José Calzada y ella trabajaba para el grupo popularmente conocido de los coca-colos”.
Julio Figueroa Medina añadió que en una ocasión que tuvo la oportunidad de visitar al obispo Samuel Ruiz, se enteró que el religioso ya también había sido visto por el empresario.
“Al final me dijo algo (…) que qué bueno que lo había yo ido a ver, porque ya lo había visitado también Federico Ruiz Lomelí. Que le parecía que mi pelea era honesta, algo así me dijo, y tan es verdad, que la carta pública de 2005 la firma don Samuel Ruiz”, recordó.
Reunión con periodistas y traductores de Ruiz Lomelí fue un error
Una fuente anónima, quien tenía contacto con Federico Ruiz Lomelí en esos momentos, aseguró que él advirtió que la estrategia de éste, de reunirse con la prensa y con sus críticos, para demostrarles su inocencia, se trataba de un error, ya que con ello se mandaba el mensaje de que existía algo qué esconder.
“Lo que se tuvo que hacer era manejar el tema con total transparencia, darle acceso a los periodistas y a los críticos al expediente, que pudieran echarse un clavado en él y hacer el papel de investigadores, si es lo que deseaban. Con eso, ellos mismos se darían cuenta de que no existían los elementos suficientes en esa investigación, para culpar ni para exonerar a nadie”.
La persona consultada por este medio apunta que, en un estricto sentido, la autoridad no podía incriminar a Federico Ruiz Lomelí. Lo que existía era una acusación verbal de un testigo, quien señaló y reconoció al empresario, pero también existían otras dos declaraciones de testigos presenciales y las tres versiones de los hechos se contradecían.
“Era señalado por una sociedad, injustamente, por algo que él aseguraba que no cometió”
Por su parte, una periodista, que pidió el anonimato, aseguró que también fue convocada a una de las reuniones con Federico Ruiz Lomelí, invitada por Socorro García Quiroz. “Ellos me especificaron la hora, el lugar, y dejaron algo muy claro: no se trataba de una entrevista, por lo tanto pedían que no se grabara y que no se tomaran fotografías, simplemente era una charla donde él iba a dar su punto de vista entorno a ese tema… y (por) el interés periodístico, por supuesto, de saber ¿cómo piensa?, ¿qué dice?, acudí a la hora pactada y señalada”.
“Arribó él, yo no lo conocía, no lo ubicaba físicamente, fue una persona muy amable, y contó su historia a detalle, qué hizo el día que se registró el homicidio (…) cuando se le preguntaba si a él le estaban pidiendo dinero no decía ni sí, ni no, pero daba a entender que sí (…); algo que llamaba la atención, que él destacaba, era cómo lo quieren las personas que están a su alrededor. Hablaba de las personas que apoyan en el servicio o la limpieza de su casa, que se ponían a llorar porque veían en que situación estaba, que era desesperante, era estresante, que era señalado por una sociedad, injustamente, por algo que él aseguraba que no cometió”.
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