Iglesia de Santo Domingo en SJR carece de medidas sanitarias
Por otro lado, la parroquia de San Juan Bautista respeta los señalamientos de distanciamiento social y uso del cubrebocas, así como la aplicación de gel antibacterial y tapetes sanitizantes.
Tras el regreso al semáforo epidemiológico naranja en la entidad, los templos religiosos han tenido que adaptarse a las medidas sanitarias establecidas por las autoridades. Es el caso de la parroquia de Santo Domingo, que —a pesar de encontrarse en el centro del municipio de San Juan del Río— se ha limitado a colocar un letrero para el uso de cubrebocas y un tapete sanitizante en condiciones poco higiénicas. Adentro no hay señalamientos para mantener la sana distancia o donde se indiquen las medidas de prevención, y la puerta del lateral izquierdo está cerrada, por lo que hay poca ventilación en el lugar. Tampoco cuenta con gel antibacterial en la entrada.
A pesar de que la administración de la parroquia de San Juan Bautista asegura que sólo permite el acceso a un 25 por ciento de aforo, durante las misas —a pesar de que se les pide a los asistentes seguir con el protocolo de prevención— ha habido casos donde se les tiene que hacer llamados de atención a los asistentes, puesto que “conocen, pero no respetan las medidas de seguridad, las imágenes que tienen cristal tienen su aviso de no tocar, porque mucha gente se mal acostumbra a tocar las imágenes. De hecho, a veces el señor cura nos da cubrebocas para personas que no lo traen, se les da también eso’’, de acuerdo con Lourdes Vega, encargada de la limpieza del templo, así como de que los feligreses cumplan con las medidas sanitarias.
En la entrada del templo se encuentra un tapete sanitizante, gel antibacterial y una infografía donde se especifican las medidas sanitarias; estas también se encuentran a lo largo del templo, en las bancas se especifica la distancia de 1.5 metros que deben mantener los feligreses, y el lugar donde deben sentarse entre estas; al igual que el piso, que cuenta con marcas en color rojo y verde para señalar la distancia.
Según Vega, el único día que se alcanza el aforo es el domingo. Por ello, mencionó que cuando ya está el aforo del 25 por ciento, en la entrada se ponen unas bases negras con cinta amarilla, “con la finalidad de que las personas ahí afuera se den cuenta de que ya no pueden entrar, pero también para tener la puerta abierta para la ventilación”. Este protocolo se sigue de igual manera para cuando hay funerales, bodas, quince años, y eventos que han teniendo lugar en el templo.
Detalló que el proceso para desinfectar el templo está a cargo de ella durante la tarde y el de otra compañera durante las mañanas. Aproximadamente cada dos horas se coloca sanitizante en el tapete y se cambia una jerga para el secado del calzado. Las bancas también se sanitizan después de cada misa, por ello se cierra el templo durante 15 minutos para realizar este proceso.