Las tomas de protesta: entre el festejo y el trámite
Hasta antes de la llegada al poder de Acción Nacional por primera vez en 1997, las tomas de protesta de los gobernadores se caracterizaban por su festividad y su gran cantidad de invitados
Por: Noé Girón
Antes de 1997, las tomas de protesta de los gobernadores eran un ritual caracterizado por el festejo y el apoyo de los sectores políticos, económicos y sociales a nivel nacional y local. Con la llegada del Partido Acción Nacional a la gubernatura estatal, el primero de octubre de cada seis años se convirtió en un acto procedimental.
Corría el año de 1967, Querétaro era apenas una entidad que no sobrepasaba los 500 mil habitantes, marcada por un desarrollo industrial y urbano incipiente que cambiaría para siempre la ciudad. Un domingo 1 de octubre de 1967, Juventino Castro Sánchez tomaría protesta como nuevo gobernador del estado, tras el sexenio de Manuel González Cosío.
El teatro Plaza, ubicado en la calle de Corregidora y 5 de Mayo, donde actualmente se encuentra una tienda comercial, fue el recinto declarado por la legislatura como “oficial” para la toma de protesta. A las 11 de la mañana, hora programada para ese evento, el teatro se desbordaba. Del palco del teatro, una manta de la CNC colgaba con la leyenda “El sector campesino de Querétaro se une al movimiento revolucionario que hoy inicia nuestro digno gobernador el C. Juventino Castro Sánchez.”
Las primeras filas estaban llenas de personas que apoyaban y daban legitimidad al gobernador. De entrada, los ex gobernadores de la entidad: Agapito Pozo Barbás, Octavio Mondragón Guerra y Ramón Rodríguez Familiar. Así como el invitado de honor, Gilberto Valenzuela, Secretario de Obras Públicas y representante personal del entonces presidente de la república Gustavo Díaz Ordaz. Entre otros, el rector de la universidad Enrique Rabell García, el empresario Roberto Ruiz Obregón y el delegado del IMSS en la entidad, Antonio Calzada Urquiza; próximo gobernador.
Tras un discurso aún plasmado por la retórica revolucionara, Juventino Castro Sánchez salió del recinto y se encaminó rumbo al palacio de gobierno, acompañado a pie por sus colaboradores y por el representante personal del presidente Gustavo Díaz Ordaz.
En las calles hay fiesta, música. Desde los balcones, las personas saludan al nuevo gobernador, le arrojan confeti; miles de papelitos multicolor tapizan su trayecto rumbo al palacio de gobierno. Ya en él, sobre el balcón, el gobernador saluda a la multitud que aclama y vitorea.
Para festejar, se celebró un banquete en el patio del museo regional, en donde la Estudiantina de la Universidad Autónoma de Querétaro amenizó a los comensales que estuvieron junto al gobernador en su toma de protesta. Al día siguiente, las páginas de los diarios se desbordaron en desplegados llenos de felicitaciones al gobernador y las primeras planas lo mostraron a él con su mano al frente tomando protesta.
Cantinflas, invitado de Antonio Calzada Urquiza
Seis años después, las cosas no fueron diferentes para la toma de protesta de Antonio Calzada Urquiza. Sin embargo, ahora el recinto no fue el Teatro Plaza, sino el Teatro de la República, que se llenó de personalidades de corte nacional. Como representante del presidente de la república Luis Echeverría Álvarez, en esa ocasión se presentó el secretario de Educación Pública Víctor Bravo Ahuja, así como los embajadores de Francia y de Italia.
Sin embargo la presencia que más llamó la atención en esa época, fue la de Mario Moreno “Cantinflas” quien fue uno de los invitados a la toma de protesta de Antonio Calzada Urquiza y cuya fotografía en el evento fue publicada por uno de los diarios de la época.
Al finalizar la toma de protesta, Calzada Urquiza dio continuidad al ritual, dirigiéndose al palacio de gobierno a pie, recibiendo a su paso el confeti de los balcones y las muestras de afecto de las personas que llenaban las calles del centro histórico de la ciudad.
Tras la tradicional comida en el patio del museo regional, a la cual asistieron aproximadamente mil personas y que estuvo amenizada por la Estudiantina Universitaria, el nuevo gobernador del estado colocó la primera piedra del centro Penitenciario; que iniciaría su construcción al día siguiente.
Camacho Guzmán y Mariano Palacios Alcocer
El sexenio de Antonio Calzada Urquiza proporcionó un nuevo recinto para el ritual de la toma de protesta: el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez, escenario que albergó a las más de cinco mil personas que asistieron a la toma de protesta de Rafael Camacho Guzmán. Otro cambio presentado en aquel año, fue el lugar del banquete que, en lugar de ser, como siempre, dentro del patio del museo regional, se realizó en el Raquet Club.
La toma de protesta de Mariano Palacios Alcocer se caracterizó por el desfile de personalidades que acudieron al Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez, entre ellos, el presidente de la República, Miguel de la Madrid. Además del presidente, entre los presentes se encontraba Fidel Velázquez, líder de la CTM, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, gobernador de Michoacán, Pedro Joaquín Coldwell, gobernador de Quintana Roo, así como Enrique Burgos García, quien entonces era diputado local y que sería el próximo gobernador de la entidad.
La transformación
La toma de protesta del gobernador Enrique Burgos García, sería la última que se realizaría en el auditorio Josefa Ortiz de Domínguez y que estaría enmarcada dentro del ritual festivo. La mañana del 1 de octubre de 1991, más de seis mil personas asistieron a la toma de protesta del nuevo gobernador.
Como seis años atrás, el presidente de la república, Carlos Salinas de Gortari, hizo acto de presencia junto con Luis Donaldo Colosio, presidente del PRI nacional y próximo candidato a la presidencia de la república. Los invitados locales de siempre, los empresarios, los ex gobernadores, los sindicatos; fueron parte del último gran ritual de toma de protesta.
La alternancia en el poder con la llegada del Partido Acción Nacional a la gubernatura estatal, transformó el ritual de la toma de protesta en un acto procedimental. La toma de protesta de Ignacio Loyola Vera contrastó con las últimas cinco tomas de protesta de los gobernadores antes mencionados. En primera instancia, el lugar ya no fue el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez, sino el Teatro de la República al cual asistieron principalmente personalidades del panismo. Entre ellas, Felipe Calderón Hinojosa, entonces presidente de Acción Nacional y futuro presidente de la república.
Las páginas de los periódicos relataban la ausencia de festividad característica de las tomas de protesta de sexenios anteriores. En una crónica de Jorge Sánchez Vargas del Diario de Querétaro, se destaca la ausencia de obispos y de acarreados. Sin embargo, se señala la presencia de personas de todas las clases sociales que buscan hablar con el gobernador, así como la presencia de Pedro González Quiroz mejor conocido como “El ánimo” quien era el único que vitoreaba porras al nuevo gobernador.
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