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“Le cambiamos de todo”

Hasta 20 horas puede pasar un comerciante de artículos patrios intentando vender su mercancía el 15 de septiembre

Por: Roger Velázquez

Como parte de la conmemoración de la Independencia, cada año el ambiente septembrino es revestido con adornos tricolores, suministrados todos por los vendedores de artículos patrios; uno de ellos es el señor José, quien con veintidós años de experiencia como comerciante, llega a laborar en jornadas de hasta veinte horas durante el día 15 de dicho mes.

Todos los días, desde el primero de septiembre hasta el 16 del mismo, don José monta su pequeño establecimiento a las afueras del Walmart ubicado en Boulevard Bernardo Quintana; en donde afirma que ha llegado a dar “el grito” mientras realiza su noble labor.

-El 15 me pongo aquí desde las pinches 5 de la mañana (…) a las 5 ya tengo que estar componiendo, pa’ a las 6 o 7 que ya se empieza a enfriar la gente, ya estar; hasta las 12 de la noche, 12 o 1.

-¿O sea que usted da el grito aquí?

-Aquí lo doy el grito, sí. El año pasado todavía era la 1 de la mañana y no recogía, y todavía estaba vendiendo, y ya había pasado el grito.

Indicó que la venta fuerte se da precisamente el 15 de septiembre, por lo cual el horario de actividades es más extenso. Habitualmente inicia quehaceres a las 8 de la mañana, y termina alrededor de las 9 de la noche. Mientras que el 16 –último día– abre durante la mañana, y recoge a las 2 pm.

La mercancía que José dispone es surtida y variada: pequeños moños y prendedores tricolores, matracas típicas, coloridas cornetas de muchos tamaños, sencillos pero cautivadores rifles de juguete, banderas de México que van desde las muy pequeñas con un precio de $15, hasta monumentales estandartes de $450, y mucho más. Todo obtenido en el DF.

Aseguró que “ahorita se vende casi de todo”, y destacó la considerable compra de banderitas que realiza la gente por encargo de las escuelas a los niños. “Ayer vendí un chingo de estas”, dijo en referencia a las mismas.

El negocio es provisto de forma constante durante los dieciséis días que dura su faena, con la intención de reabastecerse de forma adecuada, tanto para evitar sobrantes, como para procurar siempre tener existencias.

“Así como vamos vendiendo, vamos trayendo. Ahorita ya deberíamos de tener ya más cosas o más surtido. Apenas por ahí de mañana, o pasado mañana, nos vamos a surtir más”, expresó.

Sobre el residuo de mercancía una vez pasada la fiesta cívica, señaló que procura evitar que se les acumule para el año entrante, debido a que anualmente hay novedades que atraen más a los clientes. “Tratamos de después darla un poco más barata para sacarlo todo. Porque ya vez que año con año salen novedades”, concluyó.

Pese a que tiene más de dos décadas como comerciante, apenas fue hace seis años que José y su familia incursionaron en la venta de productos con motivo de la Independencia de México; aunque dos años atrás se ubicaban en el Bodega Aurrera de Boulevard de Las Américas.

“Hemos vendido de todo”, comentó José; y mencionó, por ejemplo, que también se instalan en diciembre con artículos navideños, o que ofertan rosas en las calles y semáforos durante el 10 de mayo. “Le cambiamos, de todo”, concluyó sobre su oficio.

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