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Liberan al “Tortillas”; podrían presentarse más casos de fabricación de culpables

De acuerdo con Arnulfo Moya, abogado de José Miguel Urbina, quien fue acusado sin pruebas en 2012 de haber asesinado a un americanista, no hay condiciones ninguno de los agentes involucrados ha sido destituido

Por: David Eduardo Martínez Pérez

Tras la liberación el pasado 22 de septiembre de José Miguel Urbina, alias “El Tortillas”, a quien se le acusó en 2012 de presuntamente haber asesinado a un aficionado americanista, su abogado, Arnulfo Moya, señaló que “no hay condiciones” para que las cosas cambien en procuración de justicia durante el próximo sexenio, debido a que ninguno de los funcionarios involucrados en el caso de Urbina, ha sido removido de su cargo.

El abogado detalló que existen muchos elementos para dudar de la legalidad del proceso que enfrentó el joven procedente de El Colorado, en el municipio de El Marqués. El primero de estos elementos, es la tortura a la que supuestamente se enfrentó Urbina para que los judiciales obtuvieran de él una confesión incriminatoria.

“Siempre amenazaron a Miguel para que aceptara el delito (…) había un peso muy importante en la opinión pública y a ellos les interesaba dar la opinión de una justicia ‘Fast Track’. Todo en nombre del dogma de una pretendida seguridad y de una idea de la derecha que ve los problemas sociales desde una óptica represiva y que da más importancia a las leyes que a las personas.

Las leyes están para las personas, no las personas para las leyes. Muchos funcionarios tendrían que haber sido inhabilitados después de este caso pero eso no va a suceder. No hay oportunidad para que las cosas cambien. La procuraduría sigue colonizada por grupos de poder que envían portavoces por servir a sus intereses.” Indicó Arnulfo Moya.

 

El proceso

José Miguel Urbina fue detenido el sábado ocho de enero de 2012, luego de una riña tras la disputa de un partido de futbol entre el Club América y Gallos Blancos. En dicha riña, murió el joven americanista Carlos Bringas como consecuencia de heridas por arma blanca que supuestamente le infligió un aficionado del conjunto queretano.

Durante la noche, policías judiciales se presentaron en el domicilio de Urbina y lo requirieron para que testificara en relación a lo sucedido.

“Yo le dije que lo acompañaba, pero él quiso ir solo, porque el que nada debe, nada teme. Me dijo que regresaba en un ratito, pero ya ves que regresó hasta ahorita” argumentó Ofelia Franco Muñoz, madre de José Miguel Urbina.

Tras ser conducido ante el Ministerio Público, Urbina fue golpeado en reiteradas ocasiones y se le señaló que, si no reconocía su supuesta culpabilidad, los policías judiciales atentarían contra su vida.

Además, de acuerdo con la señora Franco Muñoz, a su hijo se le pidió que sostuviera un arma con sus manos con el objetivo de que quedaran marcadas sus huellas digitales y que de esta manera, hubiera evidencia para procesarlo.

“Le pidieron que agarrara una navaja y lo golpearon mucho (…) en cuanto entró al penal, los custodios le dijeron a unos sobrinos que lo sacáramos porque venía bien golpeado y se veía que él no había hecho eso de lo que lo acusaban”. Advirtió Ofelia Franco.

En el mismo sentido, la señora Franco denunció que los tres años que su hijo pasó dentro del Centro de Readaptación Social de San José el Alto “fueron un calvario” que incluso mermó su salud.

“Vendí mi casa, me acabé mi dinero, no tenía qué hacer. Además soy diabética. Una vez me caí y por mi enfermedad se me rompió fácil el brazo, entonces me lo enyesaron, pero mi hijo me dijo que mejor no lo fuera a visitar porque no me dejarían pasar con el yeso dizque por miedo a que trajera droga.

A mí hijo lo agarraron porque vieron que estábamos solos. Acababa de fallecer mi marido y mi hijo tenía apenas los 18 años cumplidos cuando lo agarraron para que pagara porque el gobierno no trabaja bien”, denunció.

 

Irregularidades

A lo largo del proceso penal, la familia cambió de abogado en tres ocasiones distintas. El último fue Arnulfo Moya, quien detectó diversas irregularidades en el proceso que van desde la tortura que recibió supuestamente la primera noche, hasta contradicciones en las cuales incurrieron los jueces que llevaron el proceso.

“Todas las irregularidades se acreditaron en la queja 76/2012 que articula respuestas de la procuraduría y los agentes. Sin embargo, los jueces no aclararon la actuación- lo hicieron seguir todo el proceso y hasta ahora lo absuelve el juez sexto.

Desde el principio había datos para la liberación, pero los jueces lo mantuvieron preso con el argumento de que había evidencia para procesar pero no pero no para condenar, lo cual es un sofisma. A lo largo de todo el proceso faltaron pruebas contundentes como armas, videos, algo que lo implicara más allá de esa confesión que se obtuvo bajo tortura”, señaló Moya.

En el mismo sentido, el abogado manifestó que en octubre de 2012, ante la falta de pruebas para acusarlo de homicidio doloso, las autoridades buscaron que a José Miguel Urbina se le acusara de “lesiones”.

Para esto, buscaron testimonios que finalmente no prosperaron y la acusación por lesiones tuvo que desestimarse. Sin embargo, pasarían casi tres años para que Urbina fuera liberado.

“Un día antes de que presentaran la acusación por lesiones, habíamos presentado un incidente de libertad. Yo estoy seguro de que por eso presentaron la acusación. A lo largo del proceso estuvieron presionando para que Miguel se declarara culpable con atenuantes.

Además, las autoridades buscaban darle una muerte civil al caso, que se quedara sólo como un caso más”. Denunció el abogado.

Finalmente, José Miguel Urbina reconoció que el tiempo que estuvo preso fue “muy difícil” dado que la vida en el interior de la prisión sigue un ritmo de condiciones muy duras.

“La vida ahí es dura, te comes lo que te den, te bañas si quieres y compartes espacio con muchos presos, no tienes tu celda para ti solo, hay mucha gente contigo todo el tiempo (…) salir también fue muy duro. Todavía no me acostumbro. Ando como con miedo. Nomás me asomo y me meto. Ya no estoy familiarizado. Veo los carros y hasta me espantan. Veo los perros, cualquier cosita, y me da mucho miedo”. Sentenció.

 

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