México, un Estado cínico: Luis Arizmendi
Las reformas estructurales no buscan erradicar la pobreza, sino controlar a los pobres, afirma el académico
Por: Noé Girón
Para Luis Arizmendi, economista, sociólogo y director de la revista Mundo Siglo XXI, el Estado mexicano ha pasado de ser un “Estado cínico” a una configuración de “Estado fallido”, y es evidente que “no tiene la capacidad de resolver los grandes dilemas nacionales”.
Entrevistado al finalizar el Foro “Crisis, Estado y Educación”, realizado en la Facultad de Filosofía de la UAQ, Arizmendi consideró al Estado “cínico” como el equivalente al neoliberal “pero dicho de una manera más críptica” y que se entiende como “un Estado que abandona su función de intervención en la economía para impulsar el ascenso del nivel de vida, el ejercicio de la soberanía nacional y la garantía del funcionamiento de sistemas electorales”.
“Lo que hace es abandonar la defensa de lo nacional, abrir las puertas a la dominación extranjera sobre recursos naturales estratégicos, para la conversión que debieron ser parte del salario por parte del tributo de la deuda externa.
“El Estado cínico da un golpe muy fuerte al desarrollo social que tuvo México en las décadas previas; en los años ochenta, el golpe fue muy fuerte y de ahí para acá no se ha recuperado el país. Pero de la vuelta de siglo para acá, especialmente desde 2006, es evidente que el Estado mexicano no tiene capacidad para resolver los grandes dilemas nacionales”, advirtió.
En ese sentido, Luis Arizmendi precisó que hoy existe una profunda crisis, que hace pensar que la definición de un “Estado fallido no sea tan desatinada”.
“Es un Estado que no puede garantizar la seguridad humana para el país, la garantía de la reproducción de la vida de la nación”, consideró.
“Las políticas del Estado buscan controlar a los pobres, no erradicar la pobreza”
El académico del Instituto Politécnico Nacional (IPN) también destacó la contribución de las reformas estructurales, en especial la reforma energética, para la “masificación de la pobreza”. Esto debido a que los ingresos por venta petrolera o de las gaseras que podrían canalizarse a cuestiones como desarrollo de vivienda, de salud o de educación, se vuelvan renta para el capital privado.
Asimismo, expresó que las políticas del “Estado cínico” no han sido de superación de la pobreza o de combate a la pobreza, sino de un control de pobres.
“La coordenada referencial para medir eso es la perspectiva que sobre la política social tiene el Banco Mundial (BM). Para el BM, si alguien no tiene vivienda, calzado, vestido no es por extremo, sólo es por extremo si no accede a alimentos crudos, no dije cocinados, crudos. Eso es lo que significaba un dólar, o ahora un dólar 25, como línea de pobreza extrema.
“Lo que el BM explora con eso son las zonas en las cuales la subsistencia más elemental es imposible, sus programas de combate a la pobreza no buscan eliminar la pobreza, buscan controlar a los pobres; canalizar programas de contención de estallidos políticos.
“Aunque los programas del Estado mexicano no son exactamente de ese tipo, tienen ese principio organizativo. Los programas neoliberales de política social no son programas de trascendencia de la pobreza, mantienen la administración de una pobreza extrema”, explicó.
“La transición a la democracia no debe ser un simulacro”
El especialista en Economía expresó que la respuesta para solucionar la crisis actual por la que atraviesa el país se encuentra en la construcción de una democratización auténtica tanto de las instituciones, como del sistema político.
“No se puede construir un México nuevo para el siglo XXI que pueda trascender la grave crisis en la que se encuentra la nación sin construir una democratización auténtica. La transición a la democracia no debe ser un simulacro, tiene que ser una transición genuina. Eso exige desarrollar nuevas configuraciones de funcionamiento del sistema político e incluso, sí, una nueva constitución”, concluyó.
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