Mi encuentro con la patrogimnasia
Por: Hernando Hernández Nava
Psicólogo
EDICIÓN ESPECIAL
La experiencia de haber participado en el taller “homoludens” realizado en el Centro Educativo y Cultural “Manuel Gómez Morin” me resultó insospechable; primero, porque no soy padre y segundo por evidenciar que los padres presentes en esta actividad, se mostraban cuidadosos, juguetones y dispuestos. Mucho se habla de la violencia que ejercen los varones hacia las mujeres, hacia los infantes e incluso hacia otros hombres; las cifras así lo reflejan y debemos seguirla nombrando mientras ocurra.
Sin embargo, considero también importante mirar y nombrar a los padres participantes en estos espacios y prácticas, pues muchos no se apegan al modelo impuesto por el patriarcado: un hombre autoritario, rígido, fuerte e incapaz de mostrar sentimientos así como distante e incluso ausente.
Durante la actividad, niños y niñas aportaron su imaginación y energía en el proceso, lo que indudablemente te invita al juego y te introduce a su mundo; paradójicamente, me percaté que a escasos metros se encontraba la calle Constituyentes, con su acostumbrado tránsito cotidiano y el andar presuroso de las personas aún en domingo.
Esta intervención me ayudó a entender que sin ser padre, la paternidad se extiende más allá del plano biológico, pues es tarea de todos y todas cuidar de los y las más pequeñas; además, una buena forma de hacerlo es a través del juego. Espacios como este, en los cuales los padres puedan vivir estas experiencias de proximidad con sus hijos e hijas así como con su comunidad, son necesarios y urgentes, sobre todo en una ciudad en cuya vida cotidiana solo hay espacio para el trabajo y el consumo. Por esta razón, celebro la iniciativa y agradezco haber compartido tan grato momento de aprendizajes en compañía de niñas/os, padres, madres y amigos.
Deseo un feliz día, por una paternidad responsable y afectiva.