Nombrar para existir

Glenda Prado Cabrera, es una mujer trans que se dedica al periodismo, la escritura y que también forma parte de Queretrans, un colectivo que lucha en pro de los derechos de las personas trans en el estado de Querétaro. Desde hace más de dos meses reside en la ciudad de Querétaro y ya experimentó un episodio de violencia en el Museo de la Ciudad. Según relata, los trabajadores de dicho recinto, le negaron la entrada al baño de mujeres.
El argumento que usaron los trabajadores del lugar para negarle la entrada al sanitario de mujeres, fue que “era hombre”. La obligaron a salir del lugar y la trataron de manera grosera y ofensiva. Se refirieron a ella, como varón a pesar de las correcciones que hizo sobre su identidad.
Glenda asegura que este evento no es el primero. Los trabajadores del lugar, han repetido esta actitud con otras compañeras transgénero. Y a la fecha, no ha recibido ninguna disculpa por parte de los funcionarios del Museo.
Para Glenda y el colectivo de Queretrans, en el estado hay poca atención a las necesidades de las personas transgénero. No existen políticas públicas que les garanticen protección, seguridad y respeto a sus derechos básicos como personas: “lo que nos ayudaría sería un cambio en la ley de identidad de género, que al parecer los colectivos LGBTQI+ en Querétaro nos les ha interesado demasiado. Ya que la agenda de las personas trans es muy diferente a la de las personas LGBTQI+” dijo la activista.
Para Glenda, los avances que ha habido en el país, promueven la tolerancia mas no la aceptación, lo que ha complicado la defensa de los derechos de las personas transgénero.
Glenda reconoce que la única forma para lograr la aprobación de una ley de identidad de género será gracias a las presiones de los colectivos: “porque sabemos que tanto el PAN, como la sociedad queretana son bastantes cerradas, intolerantes y discriminatorias en contra de nuestra comunidad”.
El lenguaje también puede ser usado como estrategia de violencia particularmente con las personas transgénero. Por lo general, las personas trans tienen que insistir en el uso adecuado de los pronombres cuando se han identificado y socializado ya como hombre o mujer; sin embargo, no todos respetan esta identidad y mucho menos usan lenguaje inclusivo. Por el contrario, hay resistencia y la violencia comienza con la forma de nombrarlas o nombrarlos. Los eventos de discriminación son comunes, dice Glenda y confía en que pronto se generen instrumentos de protección e inclusión para esta comunidad tan ignorada y violentada.