Pinal de Amoles, municipio en el olvido
Por: Mariana Chávez
Pinal de Amoles.- El rostro colorado y el lento caminar reflejan el cansancio en algunos lugareños que transitan por las laderas para poder llegar a El Llano de San Francisco.
En ocasiones, los que tienen vehículo les dan raid. De lo contrario, tienen que caminar unos 13 kilómetros para poder llegar a la carretera.
El camino es de terracería y cuando llueve se dificulta el tránsito. La comunidad carece de todos los servicios básicos. La mayoría de sus habitantes están desempleados.
En ocasiones “los ocupan” como jornaleros, o se meten a las minas para extraer mercurio en condiciones inseguras.
La migración hacia Estados Unidos es otra opción, pero los coyotes incrementaron la tarifa para pasar la frontera de forma ilegal.
Tienen que juntar 60 mil pesos y ya no es garantía que van a recuperar ese capital al trabajar en algún punto del país del norte.
En el municipio Pinal de Amoles habitan más de 27 mil personas. El 34.9 por ciento (diez mil 104 personas) vive en pobreza extrema. Es el que registra los más altos niveles de pobreza en toda la entidad, de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Hasta 2010, 19 mil 811 personas no contaban con servicios básicos en la vivienda (68.4 por ciento del total), además que ocho mil 64 personas (27.9 por ciento) habitan casas en mala calidad y espacios insuficientes.
Las carencias también son en la alimentación (31 por ciento); en educación (30.8 por ciento) y falta de servicios de salud (4.7 por ciento).
En los municipios Pinal de Amoles, San Joaquín y Peñamiller, hay minas abandonadas, pero que los lugareños ingresan para extraer y vender el mercurio como única fuente de sustento económico ante la alta de fuentes de trabajo en la zona.
La extracción y desleimiento del metal lo realizan de forma artesanal, en algunos casos, en los patios de las viviendas.
Desde 1996, químicos de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) ya advertían la presencia de contaminación de ese metal de hasta 10 veces más de lo permitido en agua, vegetales y animales con graves riesgos para la salud de los pobladores de la zona a través de los resultados del estudio “Presencia de mercurio en alimentos de origen animal, vegetal y en agua de algunas comunidades de Cadereyta, Peñamiller y San Joaquín”.
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