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Podemos evitar la revolución armada, pero no renunciar a una nación nueva: Solalinde

El sacerdote y activista fue entrevistado en exclusiva al recibir el Premio Internacional a las Artes y Humanidades Hugo Gutiérrez Vega

Por: María José Lazcano

En el marco de su visita a esta institución, el presbítero Alejandro Solalinde Guerra, ganador del Premio Internacional a las Artes y Humanidades Hugo Gutiérrez Vega en su edición 2014 y fundador del albergue “Hermanos en el camino”, consideró que para transformar el sistema político en el país, las acciones deben ser tomadas desde la sociedad civil y estar encaminadas a crear un nuevo proyecto de nación.

“Reparar el sistema es como querer restaurar a un monstruo; no creo que se pueda reparar algo. Más bien tenemos que crear nuevas estructuras, nuevos modelos económicos desde abajo, desde las decisiones de la sociedad civil. Pienso que aquí mucha gente no quiere que haya una revolución, (la gente) no quiere la vía armada. Personalmente, creo que podemos evitarla pero no renunciar enérgicamente a construir un proyecto y una nación nuevos”.

Entrevistado en exclusiva durante su visita a Querétaro, Solalinde Guerra también señaló que no cree en la clase política, pero que su apuesta consiste en que los ciudadanos construyan y hagan una “política limpia” que procure el bienestar de todos. En este sentido, expresó su deseo de que un día mujeres como la periodista Carmen Aristegui sean presidentas.

—¿Usted cree en algún político (a) todavía?

—No, pero sí creo en ciudadanos que puedan hacer una política “limpia”, de bien común. Por ejemplo, a mí me encanta pensar que un día Carmen Aristegui pudiera ser presidenta de la República, me encanta pensar que otras mujeres pudieran hacer eso, por ejemplo, también Denisse Dresser; es inteligente, analítica…Entre muchas otras. Mujeres como ellas, que tienen una preparación muy importante, que no se van por el dinero, que buscan la justicia. Creo que por ahí se podrían ir las cosas…

Pero tendríamos que hacerlo todos; no sería algo caído del cielo, hay que construirlo con las instituciones y a pesar de las instituciones, porque nuestras instituciones ya no sirven… Se sirven de nosotros.

—¿Qué alternativas debe tomar la sociedad civil para construir un nuevo escenario político donde la esperanza no sea una utopía?

—En primer lugar, metodológicamente, lo que diría es que la sociedad civil en su conjunto pero, sobre todo cada persona, debe tener fe y confianza en sí misma; si no confiamos en nosotros mismos no vamos a poder construir nada. Eso es lo primero: creer en nosotros mismos y pensar que los jóvenes tienen una riqueza enorme, yo estoy convencido de ello y de las mujeres. Que sean ellas y ellos los protagonistas de esta nueva organización.

¿Cómo sería? Mira, se tendría que empezar un movimiento político en donde me imagino que en redes podríamos lanzar una propuesta consensada por un grupo de líderes o alguien significativo y que pudiéramos empezar a organizarnos como asambleas, pero todos conectados en una red… y desde abajo.

Por ejemplo, por calles, organizarnos por barrios, tomando directrices comunes, acordando principios y estrategias operativas de seguridad y de todas las problemáticas que se necesiten atender; eso replicado en todos los niveles.

Que tengamos principio de autoridad, pero no poder ni mucho menos poder de dominio sobre la sociedad.

Tenemos que construir y aprovechar las riquezas que tenemos para los objetivos que nos ponemos en conjunto y en las estrategias operacionales. Ahí se va a ver la creatividad de los jóvenes y la pasión que tienen por construir otro México.

La gente quiere participar, esta sedienta por participar, pero si no sabe en qué y si no sabe con quién y para qué, yo creo que no se van a aventar. Considero que tenemos que pensar en que ya no tarda en que aparezcan las propuestas de Plan Nacional pero no de parte del Gobierno o del Estado sino de nosotros mismos y entonces, alguna de esas propuestas va a ejercer la función rectora.

A esa nos vamos a ir adhiriendo, que no es lo mismo que adherirse a una persona, no queremos ídolos, no queremos protagonistas, no queremos Mesías. Toda la comunidad, pero organizada, tiene que demostrarse que sí puede hacerlo. Que nos podemos autogobernar, autoproteger, que sí se puede. Es posible.

“La jerarquía católica es víctima de una formación elitista”

En la conversación sostenida con el líder y activista social, el sacerdote denunció que la jerarquía de la Iglesia Católica “es víctima de una formación elitista”.

También señaló que el hecho de que la Iglesia Católica esté en metamorfosis da pauta para que él como ministro pueda tomar asuntos de política y causas sociales.

— ¿Qué pasa con usted, siendo parte de la institución de la Iglesia? ¿Qué dicen de que confronte y haya tomado una postura política y tomar causas sociales tan importantes en sus manos?

—La mayor parte de la jerarquía católica es víctima de una formación elitista, la han formado para una clase social, para las pirámides, la formaron para la monarquía; aunque vivamos en América, también participaban de pequeños cargos ridículos de “pedigree”, y entre ellos el monseñorato.

Toda la Iglesia está en cambio, en metamorfosis, pero los que más sufren la exigencia del cambio son los obispos, porque en mi opinión son los que recibieron la mayor parte de la represión por parte de la Iglesia, el maltrato de la uniformidad controlada.

Podría decir que ellos no fueron lo que ellos pudieron o quisieron haber sido; a ellos los formaron, como moldes; con parámetros muy fijos, con estereotipos. No era bien visto que un obispo fuera misionero o de la calle, que estuviera con la gente… No lo era. Yo creo que ahora se está dando la pauta para hacer esa transformación.

—¿Cuál es su postura en torno a los derechos humanos de cuarta generación, que tienen que ver con la comunidad lésbico gay, interrupción legal del embarazo? ¿Es un choque frontal con la postura de la Iglesia? ¿Puede haber convergencia entre ambos puntos de vista?

—Yo tengo varios referentes para hablar de ese tema; uno indiscutible es la libertad humana, eso es sagrado. Eso antes que otra cosa. Después considero que cada persona tienen una consciencia y es responsable de sus decisiones; tú no puedes sustituir la consciencia de otra persona, no puedes decirle: “esto es bueno o malo”, para ti puede que lo sea y para la otra persona no. No es que caigamos en un relativismo moral… es una realidad.

Cada persona tiene su propio proceso y entonces cada persona, dependiendo de su formación, educación, experiencias, etcétera, decidirá lo que quiera. Más allá de que los demás estemos de acuerdo o no con ello. Yo creo que debemos ir avanzando.

“Querétaro tiene que cuidarse”

El defensor de los Derechos Humanos consideró que es hora de que Querétaro comience a autoprotegerse, debido al aumento en las cifras de desapariciones y que han marcado el sexenio del gobernador José Calzada Rovirosa.

“Querétaro tiene que cuidarse. ¿Cómo? Tienen que hacer una organización, empezar a generar una consciencia en la sociedad civil y fortalecerse poco a poco para exigir al gobierno que tome acciones”, afirmó.

—En Querétaro va en aumento la cifra de desapariciones y delitos del fuero común. ¿Esto es un síntoma de que los gobiernos estatales se ven rebasados en esta materia? ¿Qué escenario les esperan a los derechos humanos en un escenario así?

—Yo creo que es muy preocupante que ante esto las instituciones (incluyendo la Iglesia católica) estén tranquilas. ¿Qué pasaría con tu papá si te desaparecieran? ¿Tú crees que estaría tranquilo? ¿Qué estaría tan contento? Yo no sé qué haría, pero estoy seguro que haría muchas cosas para encontrarte. No entiendo porque la Diócesis católica, en todos lados, sigue su ritmo como si no pasara nada… o el gobierno.

El gobierno tiene la responsabilidad de cuidar y proteger a la ciudadanía, es una encomienda, está mandatado para eso y no lo está haciendo. Esto no es lo peor, lo peor es que no lo está haciendo porque muchas veces está implicado en esos crímenes; ya lo demostró Ayotzinapa, al “tomar la fotografía” de cómo opera el gobierno mexicano, cómo está vinculado con los cárteles y a la hora de la hora quiere esconder la mano de la piedra que tiró, pero ya no puede.

Con Ayotzinapa, por ejemplo, ya no puede esconder la mano y esto significa que ya vimos cómo está operando el crimen organizado, el narcotráfico y muchos políticos, y las corporaciones policiacas.

“Nos vamos a sorprender cuando empecemos a organizarnos”

Finalmente al cuestionarle sobre si él pudiese ser el líder social que conduzca al cambio, dijo no ser el indicado, pero cree que cada persona es un líder que debe dejar el individualismo para pasar a un liderazgo comunitario con un nuevo color —partido, ideología— creado por la sociedad, pues afirma la alternancia no funcionó.

“Nos vamos a sorprender cuando empecemos a organizarnos, cuando demostremos que ni el Estado nos tiene que reprimir ni tenemos que estar haciendo revoluciones… ¡Aunque no descarto que alguien la vaya a hacer!, pero no es lo que yo espero. Para mí, un líder que sí tenemos que tomar en cuenta es Jesús, estoy convencido de ello”, concluyó el sacerdote Alejandro Solalinde.

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