Por crecimiento disperso, Querétaro está reprobado en movilidad
El gobierno invierte preferiblemente en beneficiar a los automóviles y no al transporte público, lo que también merma el desarrollo de ganancias del concesionario, desemboca en una baja de autobuses y el incremento de la tarifa a usuarios
El desarrollo disperso de la mancha urbana en Querétaro repercutió negativamente en la movilidad de la misma, y si esta tuviera que calificarse, en una escala de 10 tendría apenas 5.5, estaría reprobada, manifestó el investigador del Instituto Mexicano del Transporte (IMT), Ricardo Eugenio Arredondo Ortiz.
El especialista ejemplificó con las zonas de Zibatá y El Pedregal: los nuevos asentamientos se crearon en zonas periféricas de la ciudad —ya que eran más baratas que las zonas centrales— y de ahí se dieron “migraciones medulares”, que consisten en el traslado de un gran número de personas a una zona por un lapso corto de tiempo, después del cual regresan a sus sitios de origen.
Arredondo Ortiz calculó que hay alrededor de 600 mil automóviles y más de 2 millones de habitantes en Querétaro, por lo cual es necesario pensar también en las distintas formas de movilidad y no sólo en el automóvil particular.
El investigador apuntó que los gobiernos prefieren invertir en infraestructura destinada principalmente al uso del automóvil particular en lugar de la que está orientada al transporte público colectivo; esto, señaló, se vuelve aún más problemático al tener servicios de transporte concesionados como el de Qrobús, ya que propicia bajas ganancias y consecuentes problemas como la falta de autobuses y el incremento de la tarifa a usuarios.
Por ello, consideró, es esencial en una distribución de recursos que se enfoque más en el uso de medios de transporte diferentes al automóvil; tales como las bicicletas o los sistemas de transporte colectivo, siendo este último el que alberga la segunda concentración mayor de personas, señaló.
Mala planificación
La mayoría de las urbes en América están diseñadas para los automovilistas y sólo para priorizarlos a ellos. Además, en el caso de Querétaro, la entidad posee poco espacio público, y de esa manera el goce de la ciudad se ve restringido por una mala planificación, señaló Arredondo.
Consideró también que se debe de apuntar a una acción en pro de la movilidad y el medio ambiente, así como sucede en urbes europeas como Hamburgo, Oslo y Ámsterdam, que buscan eliminar los automóviles como una medida que permita alternativas de movilidad para sus habitantes más efectivas y menos dañinas.
Como soluciones temporales en Querétaro, una de las recomendaciones que hizo fue el desplazarse a pie —por parte de la ciudadanía— y mejorar las banquetas para peatones —por parte del Estado—; con lo cual se facilitaría el desplazarse en distancias cortas, tener vialidades adecuadas y cruces seguros para los transeúntes.
No al metro, por su costo
Arredondo Ortiz mostró su oposición al proyecto de un metro o tren suburbano en Querétaro, pues consideró que necesitaría de una fuerte inversión de recursos federales que podrían utilizarse en otros rubros, tales como las ciclovías —al considerarlas una opción barata en fomento del transporte ecológico— o la infraestructura del transporte público colectivo: autobuses, paradas y señalamientos viales, entre otros. De esta manera, enfatizó que la inversión en infraestructura automotriz no debería ser la prioridad de las ciudades.
El especialista en movilidad sustentable expuso estas consideraciones el pasado 16 de marzo en el museo de la Ciudad de Querétaro, durante la asamblea organizada por el colectivo Ciudadanía por la Movilidad.