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Preservar el hñähñu no depende sólo de una norma oficial: Ewald Hekking

Con todo y que la norma de escritura hñähñu tiene casi año y medio de haberse publicado en el Diario Oficial de la Federación, Ewald Hekking advirtió que hay una apertura mínima de documentos oficiales y jurídicos escritos en esta lengua.

La norma de escritura hñähñu, elaborada por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali), permite universalizar los fonemas de dicha lengua, pero sin interferir en el uso de las palabras en los hablantes, explicó Ewald Hekking Sloof, doctor en Letras con especialidad en Lingüística de la Universidad de Ámsterdam.

Además, con todo y que dicha norma tiene casi año y medio de haberse publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF; 10/10/17), el también académico la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), advirtió que hay una apertura mínima de documentos oficiales y jurídicos escritos en hñähñu.

Las normas de escritura, según el propio Inali, propician y amplían el uso escrito de las lenguas indígenas; además de propiciar la generación de conocimiento, reconocimiento y valoración de la diversidad lingüística del país.

Hekking Sloof se pronunció a favor de reforzar dicha norma: “Institucionalizar un poquito más la norma, que esto se deba de aplicar más en las escuelas” con el objetivo de educar desde la infancia a los hablantes y facilitar el uso del idioma, pues las lenguas indígenas sufren de una disminución de personas que las utilizan.

El especialista ejemplificó con el municipio de Amealco de Bonfil, donde la disminución de parlantes es significativa; esto debido a que —entre otras cosas— los padres de la región no enseñan el hñähñu a sus hijos para evitarles tratos racistas. El investigador recordó que muchos de los padres vivieron experiencias dolorosas en su salón de clases, cuando les prohibían hablar su lengua materna en su momento.

De esta manera, no enseñar a sus hijos el hñähñu se debe a la “vergüenza” que vivieron, pero no implica que no sientan cariño por su lengua, precisó el catedrático de la Facultad de Filosofía de la UAQ: “Cualquier persona siente que su lengua materna es lo más importante que existe y hay un gran amor por la misma lengua (…) El problema viene de afuera, toda la presión es de afuera”.

Hekking Sloof señaló que para el fortalecimiento y preservación del hñähñu es importante empezar por la educación escolar al instruir primero en la lengua materna y luego en el español; lo que, desde su perspectiva, vuelve más sencillo el desarrollo académico. El resultado, indicó, es mejor que forzar el aprendizaje en una lengua cultural y semánticamente diferente a la de ellos.

Así mismo, mencionó que es importante involucrar a los “mestizos” en el aprendizaje de una lengua originaria; ya que, consideró, sería ideal aprender lenguas indígenas de la región.

Hacer “todo lo que falta” en la traducción de leyes

Respecto a documentos oficiales o jurídicos en otomí, en una revisión de Internet sólo se encontró la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Querétaro; carencia que limita el derecho de los hablantes otomíes a estar informados sobre las leyes y, en consecuencia, poder exigir su cumplimiento, defender sus derechos o evitar o denunciar abusos que vayan en contra de las mismas.

Al respecto, la presidenta de la Comisión de Asuntos Indígenas de la LIX Legislatura, Martha Fabiola Larrondo Montes, prometió hacer “lo que haga falta” para traducir el resto de las leyes locales. La diputada de Morena refirió que puede haber respaldo de otras comisiones legislativas, como las de Desarrollo Económico la Familia, la cual encabeza la panista Elsa Adané Méndez Álvarez.

Para dar ese paso a la traducción de leyes, la legisladora llamó a empezar con lo básico —como el Código Civil y el Código Penal—, para de ahí seguir esa línea de traducción de documentos oficiales y hacer eficiente el acceso de la información a este sector al “ver de qué manera ir traduciendo e ir al día con la reforma de leyes”, lo que calificó de constante, y para no volver obsoletos los documentos entregados.

Larrondo Montes consideró que los pobladores se sienten orgullos de su ascendencia y es un objetivo preservar el hñähñu en estas comunidades, pero también reconoció que hay pobladores que ya no lo usan: “No se les puede obligar (…) pero lo importante seguir fomentando sus costumbres y su lengua desde las escuelas, de lo que es su identidad”.

En materia de atender las carencias de los pobladores —buscar elevar la calidad de vida de los pobladores, ya sea en la agricultura, ganadería, venta de artesanías o productos elaborados por ellos—, la morenista señaló: “Que vengan los fines de semana, el papá o la mamá, no toda la familia; que no vengan aquí a andar en la calle pidiendo (…) cosas así, que tuvieran las condiciones necesarias para no tener que dejar sus lugares (…) Aman su tierra (…) ¿por qué la van a dejar?”, expresó Fabiola Larrondo.

La norma del Inali

El 21 de febrero pasado, luego de un acto por el Día Internacional de la Lengua Materna en Ixmiquilpan, estado de Hidalgo, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México llamó a los tres niveles jurisdiccionales a establecer políticas en pro de la preservación de esta lengua que se habla en ocho entidades del país: Estado México, Hidalgo, Guanajuato, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Veracruz y Querétaro.

La norma de escritura cuenta con información estadística del grupo hablante, y detalla que la mayor concentración de parlantes radica en Hidalgo y el Estado de México, con un 74.1 por ciento. Querétaro oscila en los 24 mil 736 hablantes, por lo cual es el tercer estado con más concentración de hablantes del hñähñu, pero representa apenas el 8 por ciento de la población general. Yucatán es el estado con menos hablantes, con 6 por ciento.

En contraste, el 93.3 por ciento de la población también habla español y el 3.1 por ciento no lo habla; el porcentaje restante no se encuentra especificado. En cuestión de edad, la mayoría de hablantes oscila de los 35 a los 54 años, con un 33.5 por ciento; en segundo lugar está el grupo de 55 años y más, con un 30.7 por ciento; y en último lugar se encuentra el grupo de 3 a 14 años, de los cuales solo habla hñähñu un 10.4 por ciento, equivalente a 32 mil 126 personas.

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