Prohibir bolsas de plástico, un buen paso aunque insuficiente: académica
Para la especialista, las administraciones locales y federales han respondido a las problemáticas ambientales “de manera muy técnica y muy paliativa”. No obstante, Mónica Ribeiro señaló que la iniciativa tiene sus virtudes.
Es insuficiente por sí misma la prohibición de bolsas de plástico para el acarreo en el municipio de Querétaro, aunque existen algunas virtudes, manifestó la académica de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Mónica Ribeiro Palacios. Apuntó que las autoridades han enfocado los esfuerzos en materia de educación ambiental “de manera muy técnica y paliativa”.
Ribeiro consideró que esta propuesta debería retomarse en otros puntos de la República. “El tema de educación ambiental tendría que ser prioritario, más allá de exhibir una ley que prohíbe algo, porque a veces los ciudadanos no terminan por entender por qué se ha prohibido”, sostiene.
Para la bióloga de profesión y doctora en Ciencias Ambientales, las acciones de administraciones locales y federales ante problemáticas ambientales tienen que ver con más camiones, mejor separación de residuos, más contenedores, más basureros, más papeleras en la ciudad. Calificó a las medidas como útiles, pero se deja de lado la concientización ciudadana.
En vez de preocuparse por estas soluciones técnicas, Ribeiro apuntó que la verdadera preocupación es “cómo reducir esos residuos”. Este tipo de iniciativas pueden detonar la reflexión, pero “no es la que va a arreglar el asunto”, sostiene. Las soluciones implicarían “cambios muy profundos en nuestros modos de vida” que sin duda incomodarán, pero que serán necesarias para “reconocernos en este planeta, reconocer cómo somos altamente dependientes de los ecosistemas y que todo lo que hacemos tiene y tendrá una repercusión”.
La prohibición
El primero de agosto finalmente entró en vigor la prohibición para la entrega de bolsas de plástico en los negocios del municipio de Querétaro. La normativa, promovida por el alcalde Marcos Aguilar Vega y los regidores, fue aprobada a mediados de diciembre del año pasado en sesión extraordinaria de cabildo.
Ahora, en el artículo 132 del Reglamento de Protección Ambiental y Cambio Climático del Municipio de Querétaro se prohibe “a toda unidad económica” proporcionar, gratis o con costo, “cualquier tipo de bolsa de plástico desechable para el acarreo de productos”. En caso de infringir la norma, las sanciones van desde el decomiso de las bolsas, una multa de entre 4 mil y 300 mil pesos, hasta el no poder realizar el trámite de renovación de la licencia de funcionamiento del negocio, en caso de no liquidar la multa.
La basura como negocio
En otro orden de ideas, la académica de la UAQ advirtió que la naturalización e institucionalización de los sistemas de recolección de basura han fundado “un espacio mercantil”. “La basura ya no es un desecho, es un negocio y por eso ahora se puede privatizar”, sentencia. Por lo anterior, “optar sólo por la vía de las respuestas técnicas-económicas nos va a llevar a un modelo que sigue instando la producción de basura”, aseguró.
Cabe recordar que esta administración municipal concesionó a la empresa Red Ambiental el sistema de recolección de residuos. Asimismo, Marcos Aguilar inauguró en marzo de este año “la planta tratadora más grande de América Latina” y que también está concesionada pero a la empresa Consejo de Broquers Ambiental.
Por si fuera poco, desde su inauguración en 1997, el relleno sanitario de Mompaní también cuenta con una concesión para la empresa Productiva Medio Ambiente y en 2016 amplió su tiempo de vida 20 años más, después de varias prórrogas.
También la empresa Plastic Omnium Sistemas Urbanos está encargada de las papeleras instaladas en las calles de la capital. Con ello, todo el proceso de recolección de residuos sólidos urbanos ha sido delegado a la iniciativa privada.
El modo de vida al que estamos acostumbrados no tiene mucho tiempo vigente. La doctora Ribeiro aclara que apenas desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN): “cuadriplicamos la cantidad de residuos que producimos; ahora hablamos de mucho más volumen de basura y mucha mejor calidad, que van a tardar muchos años en degradarse”, lo cual también implica el espacio donde se deseche la basura.
Lo anterior, sostiene Mónica Ribeiro, no sólo impacta en las coladeras tapadas que provocan algunas inundaciones, sino que se generan problemáticas sociales y económicas. «Los rellenos sanitarios y tiraderos a cielo abierto generalmente están afuera de las ciudades en donde hay otras poblaciones vulnerables”, asegura, lo cual genera “problemas de insalubridad, contaminación de agua, del suelo y enfermedades”, finalizó.