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Prostitución masculina: vulnerabilidad e invisibilidad

Carece de la regulación que presenta la prostitución femenina, lo que aumenta su carácter de clandestinidad

Por: Miguel Ángel Rodríguez Vivas

La prostitución de hombres es uno de los trabajos ‘más vulnerables’ porque se trata de uno de los “más invisibles”, debido a que al interior de la sociedad se reconoce más la prostitución que ejercen las mujeres, manifestó Alejandra Martínez Galán, presidenta de la Asociación Queretana de Educación para las Sexualidades Humanas (Aquesex).

Respecto a los lugares donde se ejerce la prostitución de hombres menores de edad (Tribuna de Querétaro 717), Martínez Galán puntualizó que la asociación conoce que se practica en los baños públicos de la Central Camionera y Plaza del Parque, lugares que, además de la Alameda Hidalgo y el Jardín Guerrero, se han convertido en punto de encuentro para jóvenes de la comunidad Lésbico Gay Bisexual Transgénero Transexual Travesti e Intersexual (LGBTTTI).

La activista indicó que los baños de la Central Camionera no son tal cual una zona de trabajo sexual, pero sí un punto de encuentro, pues en sus instalaciones existen orificios a través de los cuales se llevan a cabo prácticas de sexo oral en las no existe un contacto directo visual entre las personas que participan en ellas.

También recordó que, anteriormente, el puente que demolieron en las inmediaciones del Centro Cultural Manuel Gómez Morín era un punto de encuentro sexual, que ahora se ha transferido al puente peatonal del mercado Escobedo, también en Constituyentes.

Esta situación, añadió la activista, se da por la falta de lugares de convivencia y esparcimiento donde los jóvenes puedan interactuar sin tratar de ser “invisibles”.

Las condiciones en que se llevan a cabo estas prácticas provocan que exista un grado de vulnerabilidad, pero es inevitable pensar que no existe, ya que “muchos chicos se dedican a esto, por muchas razones”. Explicó que algunos hombres comienzan a prostituirse desde jóvenes, no precisamente por necesidad económica, y existen diversas maneras en que ésta se efectúa.

Otra situación que vive la comunidad LGBTTTI -señala- ocurre cuando “Sales a ver qué agarras, el ligue, y puede ser que cobres o no”, dependiendo si hay una atracción física o no.

Alejandra Martínez enfatizó que “No hay regulación para el trabajo sexual masculino y que incluso hay falta de líderes para este negocio”, a diferencia de las sexoservidoras que se ubican en Avenida Universidad y que incluso, dijo, cuentan con un sindicato.

Advirtió que la práctica de la prostitución de hombres acordada a través de redes sociales provoca que los jóvenes que deciden dedicarse este negocio pongan en riesgo su vida, pues “No sabes qué maniático te pueda tocar. Hay muchos homófobos circulando por la vida (…) Muchos dicen que se persignan al salir, porque no saben si van a regresar”.

Explicó que existen hombres con una homofobia interiorizada, pues algunos hombres que practican sexo con otros hombres no se aceptan abiertamente como homosexuales. Además, muchas personas -por su situación movilidad- están sujetas a este tipo de prácticas; entre ellos se encuentran los migrantes que realizan estas prácticas sexuales de forma clandestina, lo que provoca aún más vulnerabilidad para la comunidad LGBTTTI.

Alejandra Martínez añade que sigue existiendo el estigma social de clandestinidad a causa de que no existe libertad para que puedan conocerse más allá de los centros nocturnos dedicados al “ligue”, y existe la necesidad de más lugares de encuentro que sean “más abiertos”.

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