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Remodelación del Jardín Guerrero, daño al patrimonio histórico

Desde que el lunes 29 de abril se anunció la remodelación del jardín Guerrero para transformarlo en una explanada sin bancas y con fuentes al nivel del suelo, habitantes del Centro Histórico y diversos colectivos han hecho acto de presencia para denunciar lo que consideran un “despilfarro” de recursos y un atentado contra el patrimonio histórico de Querétaro.

Lo que comenzó con manifestaciones y expresiones de descontento, luego se transformó en la “Acampada Guerrero”, donde ciudadanos inconformes e integrantes de Artistas Aliados #YoSoy132 se ‘hospedaron’ en el lugar para impedir que continuara la obra pública y dejar en claro las omisiones en el actuar del Municipio. El evento comenzó la tarde del viernes 3 de mayo y hasta el cierre de esta edición seguía.

Por su parte, Guadalupe Zárate Miguel, doctora en Historia e investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), afirmó que con la obra que presentó el Municipio sí hay un daño al patrimonio, aun cuando el Instituto no lo reconozca.

Además, puntualizó que los vecinos tienen razón en sus denuncias porque la obra se hizo sin consultarlos y sin satisfacer realmente ninguna necesidad de los pobladores.

“Yo habría entendido la modificación si se hubiera tratado de un lugar inseguro o peligroso para los habitantes, pero la verdad es que todos estaban muy contentos con su jardín como estaba. A nadie se le preguntó si quería la remodelación y el Gobierno Municipal tiene que entender que ya estamos grandecitos para tomar nuestras propias decisiones sobre lo que modifica nuestro entorno”.

El proyecto que coordina la administración municipal encabezada por Roberto Loyola Vera (PRI), contempla la demolición de la fuente y la reubicación de la estatua de Vicente Guerrero que desde hace más de 30 años ha prestado su nombre al histórico jardín.

Los empleados de la constructora contratada para la reubicación de la fuente dicen que se colocará en la delegación Santa Rosa Jáuregui y una imagen digital colocada en la esquina suroriente del jardín muestra cómo quedará una vez finalizados los trabajos.

De acuerdo con la información oficial que se ha dado a conocer, la remodelación tendrá un costo total de 10 millones de pesos.

Sin embargo, varios ciudadanos inconformes se mostraron escépticos de lo anunciado por los trabajadores e insinuaron que tanto la fuente como las bancas que ya fueron retiradas del jardín, terminarán en los jardines de políticos allegados al alcalde Roberto Loyola.

El pasado jueves, el movimiento Artistas Aliados #YoSoy132 convocó a una manifestación en el jardín para evitar la demolición de la fuente. Al principio llegaron estudiantes universitarios que colocaron pancartas y se sentaron sobre el borde del monumento para obstruir los trabajos de demolición.

Entre las leyendas de las pancartas podían leerse cosas como “Ésta es una obra inútil” y “¿De quién es el jardín donde van a poner nuestra fuente?”. Una cartulina mostraba un texto que decía: “Loyola, ni tuviste mi voto, ni tienes mi confianza”, en alusión a la petición que hizo el edil para que le dieran un “voto de confianza” a la remodelación.

Podría perder su significado social

Conforme la tarde avanzó, se sumaron a la manifestación representantes de diversos colectivos y ciudadanos inconformes con el proyecto de remodelación. Los estudiantes que iniciaron la convocatoria recolectaron firmas de inconformidad y realizaron consultas entre los transeúntes para verificar su postura en relación con el destino de la fuente.

Entre los manifestantes podían verse desde artistas urbanos ‘coronados’ con sus rastas, hasta mujeres que han habitado en el Centro Histórico por más de 30 años, que se quejaban de lo “inútil de la obra” y de la molestia que les causaba el saber que el jardín junto al que viven, algunas desde hace más de medio siglo, jamás volverá a ser el mismo.

Algunos inconformes se quejaron de que sin la fuente, el jardín perdería su significado social. El artista plástico y performer Felipe Osornio Lechedevirgen Trimegisto, afirmó que el hecho de alterar el espacio de esa forma, podía ser interpretado como un acto de violencia simbólica hacia los colectivos que se reúnen en uno de los lugares con mayor diversidad en la capital queretana.

Otros, como la comerciante Bruna Pedemonte, que tiene su tienda a media cuadra del jardín, sostuvieron que es un intento por privatizar el espacio público y transformarlo en una mercancía.

Por su parte, la estudiante Gabriela Figueroa, quien vive a dos cuadras del jardín, negó que se haya consultado a los vecinos para saber si estaban o no de acuerdo con la remodelación del jardín.

Aunque reconoció que el problema con el patrimonio que representa la fuente es significativo, sostuvo que lo que más le molesta es el gasto que considera “innecesario”.

“Son más de 10 millones que se pueden usar en otras cosas que hacen falta. Existen escuelas que hace mucho no reciben mantenimiento y colonias donde ni siquiera existe el agua entubada […] Si en lugar de gastar tanto dinero en esa fuente que estaba muy bien y no tenía ningún problema, se hubiera gastado en obra social, yo estaría mucho más conforme. Pero no, lo que se está haciendo es un despilfarro inútil de nuestros impuestos, para mí que están haciéndolo para robar dinero.”

Los manifestantes llamaron a realizar una acampada y permanecieron en el jardín, donde recolectaron firmas y buscaron un diálogo con Roberto Loyola para dar marcha atrás al proyecto de remodelación.

Durante el transcurso del viernes, la inconformidad creció porque a un “diálogo” propuesto por el Municipio a las 10 de la mañana, no se presentaron ni el alcalde ni el secretario de Gobierno, Mauricio Ortiz Proal. Esto causó molestia en las decenas de personas que cuestionaron a los servidores públicos municipales.

Posteriormente, a partir de las 3 de la tarde, se declaró inaugurada la “Acampada Guerrero”, campaña que tuvo eco en las plataformas Facebook y Twitter, y la cual tuvo como objetivo ser una muestra del descontento ciudadano respecto a la obra de demolición del jardín.

“Hay opacidad en el manejo de recursos públicos para la obra”

Aunque el delegado del INAH, Manuel Naredo Naredo, sostuvo que no habría problema con la demolición de la fuente debido a que es un espacio reciente (data de la década de los sesenta), Guadalupe Zárate, doctora en Historia, argumentó que todo espacio tiene un fuerte significado social y que cualquier monumento, aun cuando no pase de cien años, posee valor histórico y no debe ser removido a menos que suponga un riesgo social.

“En el caso de la fuente, hablamos de una construcción muy apreciada por diversos grupos. Desde el colectivo gay hasta los predicadores evangélicos, muchos hicieron de esta fuente y este jardín su lugar de encuentro, modificarlo es despreciar su valor social e histórico porque la historia no es sólo lo que pasó hace mucho. El diario de hoy puede ser historia mañana mismo, pero eso los gobiernos no lo entienden o no lo quieren entender.”

Advirtió que un problema constante al que se enfrentan las autoridades queretanas es al de “querer hacer más bonito lo bonito” al quitar buena parte del significado original a espacios como las plazas públicas.

En ese sentido citó el caso de plaza Constitución, que fue modificada sin atender a las necesidades del entorno y perdió todo su potencial como centro de concentración para actos cívicos, como estaba previsto tras haber sido construida luego de la demolición del antiguo mercado Escobedo.

Finalmente criticó la opacidad en el manejo del proyecto y sostuvo que es una irregularidad ‘grave’ que el proyecto se haya iniciado apenas se anunció sin dar oportunidad a la ciudadanía para decidir sobre el futuro del jardín.

Advirtió que políticamente el hecho es “grave” porque pone en evidencia una forma autoritaria para ejercer el poder y tomar decisiones en materia de espacios públicos.

“Los partidos nos dijeron que estábamos en otra etapa y que era el momento de la participación ciudadana, pero eso no se vio en esta obra. Debieron advertirnos desde mucho tiempo antes acerca de esta obra y sus implicaciones… El problema está en que esto va muy rápido y al parecer forma parte de algo mucho más grande”.

Guadalupe Zárate Miguel

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