Rubén Díaz Orozco, los años y los días como preso político
Estuvo en la cárcel durante 18 años por oponerse a los elevados intereses de los banqueros; acaba de recibir un indulto
Por: Angélica Ruiz
Después de haber permanecido casi 18 años en la cárcel, considerado como presunto preso político de administraciones panistas, Rubén Díaz Orozco –exlíder de El Barzón- advirtió que continuará en la lucha social, pues “tengo mi conciencia limpia”. El pasado 15 de septiembre, obtuvo su libertad a través del indulto.
En entrevista con el noticiario Presencia Universitaria que se transmite por Radio UAQ, Díaz Orozco habló de los motivos de su lucha, de sus primeros días fuera de la cárcel y de sus nuevos proyectos ahora que ha recuperado la libertad.
La Unión Nacional de Productores Agropecuarios, Industriales, Comerciantes y Prestadores de Servicios, mejor conocida como El Barzón, nació en 1994 con el objetivo de defender el patrimonio de las familias campesinas y rescatar las unidades de producción amenazadas por los banqueros debido a la emergente crisis. “Debo no niego, pago lo justo”, era la consigna. Poco a poco la organización fue creciendo en cantidad: en agosto de 1995 había cerca de 4 mil afiliados cuya cartera vencida correspondía en su mayoría a créditos hipotecarios, tarjetas de crédito y deudas con cajas populares.
Díaz Orozco era el líder de la organización en Querétaro, su negocio era una tienda de abarrotes. “Estuve exactamente 17 años, cinco meses y diecinueve días privado de mi libertad”, explicó. “No me arrepiento de nada, yo tengo mi conciencia limpia… ¿cómo no me voy a resistir si me quieren quitar mi casa? Seguiré con la lucha social; si le sirvo a usted, le sirvo a Dios… oración y acción, las dos cosas”.
Los hechos
Díaz Orozco se inscribió en El Barzón y asistió a las reuniones correspondientes. Hizo buena relación con los abogados, por lo que rápidamente se convirtió en el líder. “Empezamos a barzonear y poco después comenzaron los problemas. Yo no sabía cómo se podía pagar una deuda tan impagable, fuimos negociando con las empresas y los bancos”.
Durante una asamblea de los barzonistas, Ignacio Loyola Vera –quien era candidato por el PAN a la gubernatura en aquel entonces- solicitó a Díaz Orozco hablar con los integrantes para solicitar su apoyo durante las elecciones. Acordaron un pacto: “¿Te comprometes (me dijo que le hablara de tú) a devolvernos las casas vía Infonavit que se perdieron antes de que naciera El Barzón? ¿Te comprometes a crear mesas de negociaciones con los banqueros y acreedores para poder pagar nuestras deudas? Sí, me comprometo…Así fue como sucedió y no cumplió.”
El 27 de marzo de 1998, seis meses después de que Loyola Vera asumirá el cargo de gobernador del estado, Díaz Orozco fue aprehendido. Nunca lo presentaron ante el Ministerio Público para hacer su declaración, lo apresaron de inmediato debido a que tenía un total de 25 procesos en todos los juzgados de la ciudad y tres asuntos federales.
“Tenía yo tantos procesos de uno, dos o tres a años; que en conjunto llegaban a la cantidad de 40 años de sentencia total. Y luego me dicen que en Querétaro se paga de uno por uno… si me hubieran notificado desde la primera orden de aprehensión, claro que hubiera pagado mi multa o fianza, o ido a la cárcel. Creo que son más culpables ellos que yo.”, expresó en entrevista con el noticiario Presencia Universitaria que se transmite por Radio UAQ.
El secretario de Desarrollo Político, Carlos Hernández, le recomendó a su familia no apelar para que su caso fuera tratado por el Ejecutivo. “Tres sentencias no apelé, siempre consideré que había mucha porquería en mis procesos… el juez del Juzgado Segundo me juntó otros tres procesos para darme sentencia condenatoria”, expresó.
En la cárcel fue el encargado de la tienda de sentenciados por poco tiempo: siempre le negaron el trabajo, a manera de castigo. “Le pregunté una vez a mi general: ¿cómo dicen que secuestro, homicidio o violación son los delitos más fuertes? Yo he visto salir a muchos con esos delitos, con menos años de sentencia que yo… ‘Usted sabe cuál es su problema’, me dijo”.
El indulto
“El estricto apego al derecho en mi caso no existió, si hubiera habido derecho ni a la cárcel entro. No sé si haya sido ya por piedad, por compasión, más bien creo que fue negociado porque ya la sociedad estaba empezando a gritar mucho que eran muchos años en la cárcel, cosa que estoy muy agradecido con todos lo que lo hicieron”.
Díaz Orozco se encontraba con el capitán, el director y subdirector de Vigilancia y Apoyo y el director del Cereso. Conversando con el capitán, le dio la noticia: “me estallaron los ojos de lágrimas… muy amablemente, me da un papel para limpiarme los ojos y me sentó (porque yo creo que me veía muy mal) y yo en vez de limpiarme los ojos me estaba limpiando los lentes, de lo nervioso que estaba… fue una emoción indescriptible”, recordó.
Menciona que al salir de prisión, se sintió en un mundo raro, todo está diferente. “Llego a mi casa y ya no está mi mujer amada; ya no hay padres, ya no están tres de mis hermanos, mi hija perdió su carrera por estar yo en la cárcel. Salí únicamente con 7 mil pesos, es todo lo que pude juntar durante 18 años… Quiero crear una cooperativa de exconvictos porque al salir, ya no hay oportunidad para nosotros, nos etiqueta la sociedad. Vamos a poner tienditas de abarrotes ojalá que mi voz sea escuchada por Sedesol para poder empezar este proyecto y así podamos retirar al delincuente de la calle. Cuando tiene para vivir, el hombre no pelea.”
– ¿Fue la venganza del gobernador Ignacio Loyola?
– “Pues no sé si de Ignacio Loyola Vera o más bien de los empresarios, fue un merequetengue enorme. Desde hace tres o cuatro años me iban a dar el indulto (me dicen, no me consta) que los abogados de Querétaro (antes eran unos pocos) llegaban y se oponían a la comisión de indultos para que no saliera yo de la cárcel porque era muy peligroso aquí afuera… si le llaman peligroso a defender lo que es suyo, entonces soy peligrosísimo. Y no solamente lo suyo, sino lo del prójimo.
Eso sí, que yo me acuerde, nunca me quitaron una casa, jamás mientras estuve yo al frente. Hicimos miles de negociaciones para que la gente pudiera pagar y así fui delincuente. Delincuente porque no permitimos que al que ya no tiene nada todavía le quitaran lo poquitito de ese nada. Igual que me pasó a mí le pasó a muchos. Y así fue la lucha social… ¡Viva la libertad!”, sentenció.
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