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Sexualidad: así se goza en Querétaro tras la pandemia

Exploramos la sexualidad tras la pandemia: ¿Cómo se vive en Querétaro? ¿El confinamiento del COVID19 cambió los hábitos sexuales de los queretanos? ¿Ha influido la tecnología? Hablamos con expertos en la materia y con vendedores de tiendas especializadas en juguetes sexuales para conocer la situación en la región. Descubre cómo las mujeres han tomado la iniciativa en sus relaciones y cómo los hombres tienen una concepción aún tradicional de su sexualidad. ¡Además, te sorprenderá saber que hasta monjas han visitado estas tiendas en busca de placer! Una mirada íntima a la sexualidad humana y cómo ha evolucionado en tiempos de pandemia.

Los hombres tienen dudas

Los juguetes sexuales todavía son rechazados en un amplio sector de hombres debido a que la mayoría está dirigido a las mujeres y temen ser sustituidos, explicó Hernando Hernández Nava, docente de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y especialista en nuevas masculinidades.

Durante la pandemia, según Hernando Hernández Nava, hubo un incremento en el consumo de pornografía —por parte de los hombres— y —en mujeres— un aumento de la compra de juguetes sexuales, debido a las facilidades que ofrece la digitalización y la comodidad de no sentirse expuestas al acudir a un lugar.

Sergio, un vendedor del centro explicó que una sex shop es prácticamente para mujeres:

“porque cuando vienen con amigas compran para ellas, una que otra compra para su pareja o busca juguetes para jugar entre ambos, pero la mayoría compra para ellas, si no a veces vienen en pareja y se compran principalmente para ella, o a veces vienen los hombres y compran para ella”.

Incluso Angélica, con siete años de experiencia de ventas en Querétaro, puntualizó que la mayoría de hombres que acuden a su tienda es para buscar opciones de placer para mujeres, aunque no todos.

Ángel —otro vendedor— detalló que, además de que las sex shop están dirigidas principalmente para mujeres, los hombres encuentran placer en los estímulos visuales, por lo que emplearlos en su pareja les puede causar excitación.

En Querétaro, según los vendedores entrevistados, los productos que más consumen los hombres son anillos vibradores, bombas de vacío, dildos, extensiones, fundas de extensión, pastillas estimulantes, lubricantes, perfumes, vaginas, viagra y vigorizantes. Mientras que, las mujeres se inclinan por las bolas chinas, dildos, estimuladores clitorales, geles vibradores, juguetes multiorgásmicos, lencería, lubricantes y vibradores.

Ya hasta las monjitas

Mientras que, en otra tienda, Laura afirmó que el 80 por ciento de sus clientes son mujeres y ellas toman la iniciativa en sus relaciones: “luego vienen en pareja y la muchacha dice: yo lo quiero, a mí me gusta, mira qué suavecito, y el hombre dice: No, no, no, al rato me va a cambiar por ese. Medio machistas, los hombres dicen que no, muy raro el que viene y dice: ay, un juguetito para mi novia. Las chavas pueden llevar masturbadores para hombres de regalo, ellas sí. Las mujeres no se andan con que: ‘ay, me va a cambiar por una vagina de plástico»‘.

Laura añadió que es una cuestión muy propia de los hombres ya que en una ocasión observó a través del cristal de la puerta cómo una monja se acercaba al local, su instinto fue buscar cambio para poder entregárselo, pero las únicas palabras que resonaron fueron: “me da el precio de ese, ese y ese. Y se fue bien contenta, ya no es de mujeres, ni de monjas ni nada”, enfatizó Laura.

¿Cuál es el tabú en hombres?

Hernández Nava detalló que la mayoría de los juguetes sexuales son dildos, succionadores de clítoris o vibradores, por lo que hay pocos juguetes destinados a las zonas erógenas de los varones:

“hay juguetes anales pero muchos hombres heterosexuales tienen el punto de su sexualidad marcado en no acercarse a explorar el ano como zona erógena. Se sigue asociando como una zona sucia o de duda sobre la heterosexualidad”.

Hernández Nava detalló que la manera tradicional en la que se configura la sexualidad en los varones es una sexualidad para el consumo y placer propio, por lo que la gran mayoría de los hombres no están pensando en el placer de su pareja “y si lo piensan es para aumentar su noción viril, si ella siente orgasmos es gracias a mí”, lo que se conoce como la capitalización de la sexualidad, en donde se contabilizan los orgasmos, cuánto dura el encuentro, cuánto le mide el miembro, cuántas parejas sexuales han tenido y la producción del placer.

Por último, Hernández Nava invitó a los hombres a brindarle un espacio al placer compartido más que a la dominación en los encuentros: “mientras la sexualidad masculina esté centrada en el propio placer y no en la interacción placentera, en el erotismo, creo que eso es lo que limita la experiencia de explorar otras cosas”.

Breve historia de las sex shop

Beate Uhse, pilota alemana, fue la primera mujer en pilotar un avión y participó en la Segunda Guerra Mundial, pero con el fin del conflicto, se dedicó a las ventas. En 1951 comenzó a vender condones y libros acerca de la “higiene marital” a través de productos que mejorarían la vida sexual en pareja.  Para 1962, Uhse inauguró la primera sex shop y para los setenta agregó a su catálogo lencería, juguetes, revistas eróticas y más tarde, pornografía.

Las sex shops en México empezaron en la década de los noventa, eran espacios oscuros y clandestinos que al entrar en ellos parecía que se estaba haciendo algo malo. Entre su catálogo de productos estaban los dildos —con materiales que no eran seguros para el cuerpo—, filmes pornográficos, cabinas para películas, espacios para parejas swingers e incluso prostitución.

En los últimos años el paradigma ha cambiado y se han multiplicado las tiendas, aunque ya sin los espacios para encuentros sexuales al interior de los establecimientos.

Dafne Azuby Arreola Santana

Estudiante de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro. Parte del equipo de Verificado Tribuna durante las elecciones 2021 y reportera de Tribuna Diario desde agosto de 2021.

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