Tiendas del ISSTE, abandonadas y en vías de extinción
Tras registrar pérdidas por más de mil millones de pesos a nivel nacional, casi todas las tiendas ISSTE pierden oferta y clientes
Por: Carmen A. Galván Herrera
Las dos tiendas del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del estado (ISSSTE) ubicadas en la ciudad lucen vacías y en algunas secciones con letreros de «fuera de servicio» ante el conflicto económico que autoridades de esa institución a nivel federal dieron a conocer el pasado mes de agosto.
En agosto pasado, el ahora extitular de Dirección General del ISSSTE, Luis Antonio Godina, declaró que cerrarán 120 tiendas, pues tan sólo en el último año hubo pérdidas por más de mil setecientos millones de pesos. Asimismo, los rezagos y la competencia generaron que la gente no encontrara gran variedad de productos, lo cual ha provocado que consuman lo que necesitan en otras tiendas.
Un ejemplo de lo anterior es la tienda número 18 que se encuentra en el centro histórico de la ciudad de Querétaro, sobre la Av. Corregidora norte, entre las calles 15 de mayo y Sebastián Lerdo de Tejada.
Lo primero que se observa al entrar a la tienda es un pequeño módulo de atención al cliente, la atienden el gerente y otro empleado. En los lados están los típicos carritos de supermercado. Son alrededor de cuarenta, además de dos carritos de uso exclusivo para personas en silla de ruedas; pero no se ve a ninguna persona que los utilice.
Algunas paredes de la tienda están decoradas con sombreros charros, rebozos, escudos y banderas mexicanas, para crear una atmósfera patriota debido a la conmemoración del Inicio de la Independencia de México.
En la tienda tienen música de fondo; una empleada del lugar trapea, pero es interrumpida cuando dos clientes se forman en la única caja abierta, un hombre la manda a atenderlos. Ella se quita los guantes, les cobra y vuelve a su actividad.
En la parte de arriba de una de las cajas hay un letrero que dice “caja especial” con el símbolo de una persona en sillas de ruedas.
Como cualquier supermercado, la tienda está dividida en secciones; algunas de ellas son: de raticidas y aromatizantes; desodorantes; detergentes; higiene bucal; desechables; artículos de limpieza; licorería; cosméticos; farmacia; pañales; y ropa interior femenina.
Si se observa el lugar superficialmente, pareciera que se tratara de cualquier supermercado, pero la realidad es otra.
Los estantes tienen en su mayoría dos filas de productos, y la parte de atrás está vacía, además que sólo hay una opción, o a lo mucho cinco por producto; además en los mismos estantes están las cajas de los productos que se pueden abrir para extraer de ellos los artículos.
El segundo piso de la tienda está abandonado, pareciera como si no fuera parte de la tienda, pero hay estantes, aunque vacíos, además todo el piso está en la penumbra.
Las áreas de carnes, lácteos y refrigerados no existen en esta tienda. Los refrigeradores están apagados y vacíos, sobre ellos hay un cártel que indica “fuera de servicio.”
Hay dos clientes entre los pasillos, llevan sus compras en las manos, ya conocen la tienda, pues van directo al artículo que buscan, la mayoría son enlatados y de limpieza.
La farmacia está sola. No hay personal que se ocupe de ella y no hay clientes en busca de medicamentos, además no hay mucha oferta. Al igual que los otros tipos de productos, están acomodados en dos filas y la parte de atrás está vacía.
Pérdidas millonarias
Los seis cajones de estacionamiento están ocupados, aunque en la tienda haya solo dos compradores y menos de diez empleados.
El gerente de la tienda 18, Omar Jesús González Cadena, mencionó que los empleados del lugar no tienen permitido conceder entrevistas.
La tienda 239 que se encuentra en Avenida 5 de febrero esquina con Jacarandas, colonia La Capilla, está en una situación similar. Aunque el establecimiento es más pequeño que la número 18, tampoco hay muchos estantes y productos.
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