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Transfobia: la condena de cientos

El Conapred alerta de la baja esperanza de vida en personas transexuales que, al menos desde 2013, no ha superado los 35 años frente a los casi 80 que vive en promedio el resto de la población.

México se ha coronado por cuarto año consecutivo con el segundo lugar a nivel mundial por homicidios de personas trans. Según el Observatorio de Personas Trans Asesinadas —dependiente de Transgeder Europe— que publicó, en el marco del Día Internacional de la Memoria Trans, un aumento significativo en los casos de homicidios por odio en México.

Tan solo detrás de Brasil —con 167—, México registró, entre octubre de 2017 y septiembre de 2018, un aumento de 15 casos con respecto a la medición anterior, lo que colocó al país con 71 homicidios a personas trans. Si bien es menos de la mitad que en Brasil —donde se han aumentado estos homicidios por la llegada al poder de un presidente abiertamente homófobo—, la diferencia con Estados Unidos —el tercer lugar, con 28— es de 43 homicidios.

Así, la tendencia a nivel mundial va en aumento: con respecto a la medición del 2017 se reportaron 44 casos más —un aumento del 11 por ciento— y, con respecto a 2016, 71 casos mas —19 por ciento—, por lo que para 2018 se han contabilizado 369 homicidios de personas trans.

Por otra parte, en agosto pasado, tras el asesinato de Nuestra Belleza Gay 2018, Alaska Contreras Ponce y Elián Alexis de 17 años, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México (ONU-DH), Jan Jarab, pronunció su preocupación por el incremento en los delitos de odio, particularmente en el estado de Veracruz. Ese estado registró, desde 2007, 45 mujeres transgénero asesinadas, seguido por Guerrero (43), México (38), Chihuahua (35), etc.

En un comunicado, ONU-DH hizo uno llamado a las autoridades para tomar las medidas necesarias y contrarrestar las “actitudes homofóbicas y transfóbicas”. Asimismo, destacó el incremento en discursos de odio que implican una amenaza a la comunidad Lésbico-Gay-Bisexual-Transexual-Transgénero (LGBT+). “Los contextos en los que estas narrativas toman fuerza, permiten la existencia de crímenes de odio como los que se han materializado”, puntualizó.

Por otra parte, ya desde 2015 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alertaba sobre la violencia comprar mujeres trans: “Las mujeres trans son asesinadas mayoritariamente antes de los 35 los de edad y son particularmente vulnerables a violencia por parte del Estado”.

Exclusión y discriminación que marca vidas

Aunque no se tienen cifras oficiales de este tipo específico de homicidios en México, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) publicó la Encuesta Nacional sobre Discriminación, en la que el 65 por ciento de los encuestados consideró que se respetan poco o nada los derechos de las personas con orientación sexual distinta a la heteronormativa.

Asimismo, se expuso que el 36 por ciento no rentarían un cuarto a una persona trans; así mismo un 35 por ciento a una persona que vive con VIH; además del 32 por ciento a personas gays o lesbianas.

El informe, además, destaca que la “discriminación estructural” que se ocasiona por “prácticas sociales complejas, prejuicios y un sistema de creencias” que permean la estructura social, desemboca en “obstáculos y limitaciones al acceso y disfrute de derechos” y generan “desventajas inter-generacionales que refuerzan el círculo vicioso de desigualdad, discriminación y pobreza”.

Así, el Conapred alerta de la baja esperanza de vida en personas transexuales que, al menos desde 2013, no ha superado los 35 años frente a los casi 80 que vive en promedio el resto de la población. En su informe de 2013 además destaca que al menos 4.2 por ciento de esta población manifestó haber sido golpeada por su condición; al menos 20 por ciento han enfrentado discriminación y rechazo por su forma de vestir; 13 por ciento por su forma de ser y casi 4 por ciento manifestaron haber sido excluidos por su preferencia sexual; en resumen, por vivir su vida.

Asimismo, el informe ‘El Círculo Vicioso de la Violencia’ de Transgender Europe, destaca que esta exclusión social desemboca en que la alternativa de muchas personas trans sea el trabajo sexual. “Elegir el trabajo sexual es un reflejo de las limitadas opciones de sustento y recursos económicos”, sostiene; además de que promueve la migración de estas personas en búsqueda de una vida mejor.

Lo anterior se puede ejemplificar con la caravana migrante que actualmente cruza nuestro país. Entre los 7 mil migrantes que, se estima, se reunirán en Tijuana para cruzar hacia Estados Unidos, destacó un grupo de personas LGBT+ que se vio obligada a migrar a consecuencia de la violencia homófoba de sus países. Sin embargo, el odio también les acompañó en la caravana, lo que los obligó a adelantarse a los demás grupos e, inclusive, fueron de los primeros en llegar a la frontera.

Las vejaciones de las que son víctimas van desde exclusión, acoso policial y falta de acceso a la justicia y salud hasta xenofobia y transmisoginia. Ello también se refleja en los casos de VIH: se estima que el 20 por ciento de las trabajadores sexuales que son transexuales portan VIH, según el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH. Además, la discriminación y el estigma al negárseles prestaciones generales agrava la situación de un grupo que ya de por sí es vulnerable y que evita que se combata la epidemia de VIH-SIDA en el mismo.

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