Urge terminar con ‘estigmatización’ a jóvenes de anexos
Debemos escuchar lo que piensan y sienten, sin prejuicios, consideró Guadalupe Reyes Olvera, catedrática de la Facultad de Psicología
Por: Miguel Tierrafría
Los jóvenes que ingresan a los centros de rehabilitación, llamados anexos, necesitan dejar de ser estigmatizados. El trabajo que se realiza al interior debe dar cabida a que expresen lo que piensan y sienten, ya que desde su perspectiva, no se sabe de ellos, consideró Guadalupe Reyes Olvera, catedrática de la Facultad de Psicología especialista en el tema y autora de la publicación “Los nuevos paradigmas de la adolescencia, ¿de lo lúdico a lo trágico?”.
“Tiene que haber una elaboración de una propuesta para identificar cuál es la situación que se desea que atendamos o que proponemos que se atienda, por ejemplo: el concepto de sí mismo, qué imagen tienes de ti, cómo ves la situación social, abrir muchos espacios de escucha porque son muchachos muy estigmatizados y la realidad es que no sabemos nada de ellos.
“Lo que se pretende es que hablen para que se escuche qué están pensando, sintiendo, qué pasa por sus mentes (…) necesitamos ir muy despacito y trabajar en lo que se puede, pero siempre como reubicándolos en ese lugar de sujeto, de persona, no verlos a través del cristal del estigma ‘estás anexado, estás mal’”, explicó Reyes Olvera.
Además, se ha incrementado el número de jóvenes que ingresan a los centros de rehabilitación, alertó la también Secretaria Académica de la Facultad de Psicología, quien señaló que esto se atribuye a factores de una familia en donde hay desintegración y también a entornos donde el tejido social está siendo borrado por situaciones como la delincuencia y las adicciones.
La catedrática señaló que parte del trabajo se ubica en el conocimiento de sí mismos: involucrar al joven a que colabore en una propuesta de trabajo e incentivarlo con cuestiones que le sean afines para lograr que con el transcurso de las sesiones, comience un proceso de reorganización del ser.
“Se pueden diseñar programas que pueden tener diferentes nombres, grupos de reflexión, de sensibilización, de concientización, talleres del concepto de sí mismos, o se le pueden poner otros nombre de tal manera que les resulten atractivos a los muchachos (…)”.
“También se pueden recibir propuestas pero en ese movimiento tenemos que ser dialécticos al estarlo armando, organizando y construyendo, y eso es muy padre que se construya entre todos”, manifestó.
‘La situación es compleja y delicada’
De acuerdo con la académica, es complejo dar cuenta de las similitudes o características que presentan aquellos jóvenes que se encuentran en anexos, ya que intervienen contextos como la familia, los amigos y otros círculos interpersonales, así como factores económicos, políticos y sociales de la región.
Sobre la situación, Reyes Olvera comentó que se ha enfocado más a trabajar las circunstancias que se pueden intentar pensar desde el Psicoanálisis. “Una de las cosas que podremos pensar alrededor de los jóvenes anexados, es que en un momento dado han tenido malas decisiones, decisiones equivocadas, ¿por qué llegan a un anexo? por cuestiones de robo o de violencia, a veces violación, creo que son los motivos de estar anexado, es muy raro que haya situaciones delictivas más graves», expresó.
La desintegración familiar, situaciones de violencia de los padres, familias disfuncionales, y el no tener claro un rol en la familia, son algunas de las cuestiones que de acuerdo con la autora de “Conjugaciones del ser y la belleza”, son parte de los factores que aquel joven que está en anexo tiene en común, no obstante, no puede tomarse el término como tal en una forma ‘simple’.
La especialista hizo hincapié en que el tema es complejo pues a pesar de que esas faltas de enlace que pudiera haber hayan causado más ingresos en los anexos, también tenemos que pensar que de 10 años para acá la cosa está mucho peor en el país.
“Eso tiene consecuencias. Estaba viendo la televisión ayer y decían que somos 60 millones de pobres pero 20 millones de mexicanos hambrientos, te quedas helado.
“No creo que una persona por sus escasos recursos económicos tenga que terminar en un albergue o un anexo, es decir, porque se ve impedido a robar, no tiene dinero, nadie de su familia tiene trabajo, están en la miseria, tantas situaciones tan difíciles que hay, eso si no lo creo, yo creo que puede ser un detonante, pero no necesariamente arroja a alguien a la delincuencia”.
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