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XX aniversario del EZLN y XVIII de San Andrés

Por: Francisco Ríos Ágreda

Hace 20 años estaba celebrando con mi familia ampliada la tradicional cena de Año Nuevo de 1994 y Miguel Ángel, uno de mis hermanos me comentó: “Hay una insurrección indígena en Chipas”. Él sabía que yo había vivido algunos años, a finales de los setentas, en la zona tzeltal de Chiapas. Sin duda, mi sobresalto fue similar al de muchos mexicanos. Las imágenes de los indios que tomaron las cabeceras municipales de Ocosingo, Altamirano, Tenejapa, Oxchuc, Las Margaritas, Comitán y la propia Ciudad Real, San Cristobal de Las Casas, aplicando con maestría las tesis sobre la guerra de Karl Von Klauzewitz, cuyo elemento estratégico central era el factor sorpresa. El objetivo inicial del EZLN era declarar la guerra al Ejército Mexicano y avanzar militarmente sobre la Ciudad de México para derrocar al presidente Carlos Salinas de Gortari y decretar el Socialismo en México.

 

 

Conviene recordar que se dio una respuesta inmediata del gobierno y del ejército que canalizó más de 30 mil soldados a Chiapas con la finalidad de reprimir el alzamiento étnico (tzeltales, tzotziles, choles y tojolabales). En esa circunstancia, el Ejército Mexicano utilizó fuerzas de tierra y aire para contener el impacto de la insurrección indígena, dándose diversos enfrentamientos entre los dos bandos, además de bombardeos y asesinatos colectivos por parte del Ejército, tanto de los insurgentes como de la población civil. El EZLN se replegó con sus contingentes a La Selva Lacandona, mientras que la sociedad civil mexicana e internacional se movilizó en las principales ciudades mexicanas y en las capitales de muchos países del mundo para exigir un cese al fuego y un alto a las masacres del Ejército Mexicano.

En Querétaro, la solidaridad con el EZLN se expresó desde los primeros días de enero de 1994, primero con el colectivo Amigos de Chiapas, quien realizó el 6 de Enero, una movilización frente a la Casa de La Corregidora y posteriormente, el día 12 de enero, se sumó a la Marcha Mundial de solidaridad con el zapatismo, con organizaciones sociales y ONGs de la entidad. Lo hizo una marcha que recorrió las calles de Constituyentes, Pasteur, Zaragoza y Corregidora para concluir con un mitin en Plaza de Armas. Posteriormente, en agosto de 1994, una delegación queretana asistió a la Convención de Aguascalientes, para hermanar las causas enarboladas por el EZLN con las de la sociedad mexicana. Luego también otra delegación representativa de la entidad asistió a la II Convención Zapatista, misma que se realizó a finales de 1994 en Tuxtla Gutiérrez y luego, entre 4 y 6 de Febrero de 1995, la ciudad de Querétaro fue sede de la Convención Nacional para la Democracia, a la que asistieron tres mil delegados de todo el país en el auditorio “Josefa Ortiz de Domínguez”.

Al término de la Convención de Querétaro, Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) lanzó una feroz ofensiva contra la dirigencia zapatista, apresando a varios simpatizantes civiles del EZLN, entre los que se contaban Javier Elorriaga y Jorge Santiago, además de señalar con fotos sobrepuestas por la PGR, que Rafael Sebastián Guillén Vicente era supuestamente el Subcomandante Insurgente Marcos. En nada contribuyeron las traiciones de Zedillo al proceso de pacificación que ya se había iniciado, gracias a la Ley de Concordia y Pacificación que había aprobado el Congreso Mexicano para dar pauta al diálogo iniciado entre las fuerzas del EZLN y el gobierno mexicano, desde febrero de 1994, en la Catedral de la Paz, en San Cristóbal de Las Casas, Chis.

Aún en el recuerdo vemos ondear en esa bella iglesia coleta, las banderas nacional y zapatista y aún parece que escuchamos, con la piel chinita, con una gran solemnidad, el Himno Nacional Mexicano y el Himno Zapatista, en el entorno de la Comandancia General del EZLN, entre quienes estaban la Comandante Ramona, Esther, el SubMarcos, el Mayor Moises, el Comandante Tacho, además de la presencia de los miembros de la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI), presidida por el Tatic Samuel Ruiz García, Obispo de San Cristóbal de la Casas y del Comisionado Nacional para el Diálogo, Manuel Camacho Solís. Fruto de esta ronda de diálogo los zapatistas se fueron a consultar a sus regiones indígenas sobre las propuestas gubernamentales que pretendían individualizar las peticiones concretas de las comunidades indígenas, sin considerar las 10 demandas centrales de tierra, trabajo, educación, vivienda, salud, comunicación, independencia, justicia, equidad y libertad para todo el pueblo mexicano.

Dado el carácter fragmentario de los ofrecimientos gubernamentales, la consulta a los pueblos zapatistas arrojó un rotundo rechazo a los mismos, por lo que los zapatistas propusieron una agenda de 6 temas de diálogo y resolución en los encuentros de San Miguel. Uno de esos temas y que era el primero de la hoja de ruta, era el de los Derechos y Cultura de los Pueblos Indios, mismos que se discutirían en las mesas de San Andrés Sacamchém de los Pobres. Estrictamente es el único de los 6 puntos que se alcanzaron a discutir y que se firmaron el 16 de febrero de 1996, entre la delegación gubernamental y la plana mayor del EZLN, contando con la presencia de distinguidas personalidades que asesoraron al EZLN. Esta fue la base de consenso mínimo entre las fuerzas beligerantes. En los Acuerdos de San Andrés se plasmaron las normas de cumplimiento de la autonomía de los Pueblos Indios como tales (y no como comunidades aisladas).

 

A 20 años del surgimiento del EZLN y de casi 18 años de la firma e incumplimiento del gobierno de lo que signó en San Andrés, las 10 demandas zapatistas originarias siguen vigentes y la anhelada autonomía de los pueblos indígenas, negada en la Constitución, es una realidad conquistada en los hechos en 27 municipios autónomos rebeldes zapatistas con 250 mil indígenas, en los que el autogobierno, la salud, la vivienda, la educación, la producción y un nuevo tipo de relaciones sociales tienen lugar entre los habitantes de los 5 Caracoles zapatistas y sus Juntas de Buen Gobierno (Oventic, Roberto Barrios, Morelia, La Garrucha y la Realidad). El grito del EZLN de “Nunca Más un México sin Nosotros”, resuena en todos los rincones del país y del mundo y claro también en Querétaro.

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