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Internacional Comunista, orígenes del Partido Comunista en México

Primeros pasos del comunismo en México fueron duramente calificados por la III Internacional: “Aquí el movimiento se encuentra todavía en una situación de caos y hay que empezar casi desde cero”.

La Gran Revolución Socialista de Octubre triunfante el 7 de Noviembre de 1917 tuvo un impacto fundamental en la historia de la humanidad, no solo se derrocaba el capitalismo en Rusia y llevaba a los trabajadores al poder iniciando la construcción de la sociedad socialista, además sería ejemplo para el proletariado mundial a organizarse y luchar en cada país por un Mundo nuevo, llevando la lucha de clases a escalones superiores.

Apenas 14 meses después del triunfo revolucionario de los bolcheviques –en marzo de 1919- se reunía el Primer Congreso de la Internacional Comunista que contribuyó a la creación de partidos comunistas en todos los continentes, además de universalizar la ideología marxista y difundir masivamente el programa revolucionario de los comunistas, lo que inspiró el inicio del comunismo en México, sentando las bases de un partido en el segundo semestre de 1919.

Necesitamos tener en cuenta que la clase obrera irrumpe políticamente en la historia con el Manifiesto del Partido Comunista redactado por Marx y Engels en 1848, dando lugar a la I Internacional que cesó su actividad poco después de la Comuna de París, dando paso a la II Internacional con la que se formaron importantes partidos obreros de masas, los partidos socialdemócratas sobre todo en Europa, algunos en América, pero en la que se fue gestando el oportunismo y el reformismo que después adquirió un carácter internacional, haciendo necesario a los marxistas confrontarlo.

Un papel de primer orden en el combate al oportunismo lo tuvo el partido bolchevique que rescató al marxismo y lo enriqueció, restableciendo el carácter revolucionario de la ideología proletaria.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la II Internacional traicionó en definitiva sus principios al llamar a los trabajadores a cerrar filas con sus burguesías en defensa de sus patrias, traicionaba la tesis de transformar la guerra en revolución y el principio de unidad y fraternidad de los trabajadores expresado en la consigna ¡Proletarios de todos los países, uníos! Entonces quedó claro que estaba en descomposición y que era el momento de crear la III Internacional, la Internacional Comunista.

Entre los fundamentos ideológicos que dan sustento a la Comintern está el rescate de las ideas revolucionarias de Marx y Engels: el derrocamiento del capitalismo para establecer la dictadura del proletariado, el internacionalismo proletario, la construcción del socialismo, y además el desarrollo creativo que hace Lenin con su labor ideológica: la teoría del imperialismo, la teoría del Partido de nuevo tipo, la cuestión de las alianzas de la clase obrera con el campesinado y todos los oprimidos… además con el triunfo revolucionario de 1917, que inicia la transición histórica del capitalismo al socialismo, inaugura la época de las revoluciones proletarias.

El que los trabajadores ejercieran el poder, y que se demostrara que la vida podía continuar sin los capitalistas, que se evidenciara que los patrones no son necesarios se convirtió en un ejemplo muy fuerte, capaz de movilizar a millones, Así lo comprendieron los países imperialistas que lanzaron una intervención militar contra el poder soviético, y así lo comprendieron los trabajadores que en todo el mundo se lanzaron a defender al país socialista y a apoyar la Internacional Comunista, dando vida a partidos comunistas.

Inspirados en ese ejemplo en México se organizaron varios núcleos de propaganda, entre ellos el Grupo de Hermanos Socialistas Rojos, el más activo, en el año de 1919, que se vinculaban al movimiento obrero y que estuvieron entre los convocantes al Congreso Socialista de agosto-septiembre de ese año.

Debemos tomar en cuenta que las ideas marxistas eran poco conocidas entonces en nuestro país y esa debilidad teórica permite comprender los traspiés organizativos. De esa reunión surgieron dos grupos que se planteaban el objetivo de construir la sección mexicana de la Internacional Comunista; el Partido Socialista de México, que en noviembre se transformaría en Partido Comunista Mexicano que enviaría delegación al II Congreso de la Comintern, y el Partido Comunista de México.

La Comintern consciente de que se necesitaba que los comunistas estuvieran en un solo Partido envío a un experimentado marxista para ayudar en ese objetivo, el camarada Sen Katayama, japonés, quien presentó un informe frío pero objetivo:

Aquí el movimiento se encuentra todavía en una situación de caos y hay que empezar casi desde cero”.

“Respecto a los partidos comunistas –el así llamado de Gale y el de Roy-, ninguno puede ser considerado un verdadero Partido; ambos constan de un puñado de hombres; ambos tienen escasos camaradas útiles… Sin embargo los dos partidos existen de nombre, de modo que estoy tratando de empezar de nuevo bajo una sola denominación”.

El problema de la unificación quedó inconcluso pues el gobierno mexicano expulsó del país a los dirigentes de ambos grupos, quedando solo en pie el trabajo juvenil del Partido Comunista Mexicano, la Federación de Jóvenes Comunistas, base principal del Primer Congreso del Partido Comunista de México que se reunió los últimos días de Diciembre de 1921. Ese nombre se decidió en concordancia con las 21 Condiciones de la Internacional Comunista aprobadas en el II Congreso.

Es con el Primero Congreso del PCM en 1921 donde se inicia ya un trabajo estable con un equipo de dirección más consolidado, gracias al trabajo de Sen Katayama se conoce más la teoría marxista-leninista (se editó en México El Estado y la Revolución de Lenin y El ABC del Comunismo de Bujarin, así como diversos materiales de la Internacional Sindical Roja).

Pese a todas las dificultades e incoherencias, a pesar de la división en dos grupos, es importante reconocer que los intentos fundacionales de 1919 son el inicio de la actividad de los comunistas en México.

Y es preciso reconocer un hecho fundamental, que refuta la historiografía del comunismo que intentó presentar el oportunismo en nuestro país con la corriente liquidadora de Martínez Verdugo: el partido comunista en nuestro país debe su origen a la actividad de los cuadros de la Komintern, a la labor ideológica y organizativa, lo que dista de la visión idílica y falsa de que el origen se encuentra en el Congreso Socialista del 19, que visto fríamente era una torre de Babel, donde de todo había pero poco material para la labor seria que es la construcción de Partido.

Una vez organizado, el Partido Comunista es clave para comprender la lucha de clases en el siglo XX y tiene aún mucho que decir para el futuro de México, pues su principal tarea sigue pendiente pero colocada en el orden del día: que los trabajadores derroquen el capitalismo para que con el poder obrero y la socialización de los medios de producción y planificación de la economía construyamos una mejor sociedad, la del socialismo-comunismo.

 

* Primer Secretario del Partido Comunista de México

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