Opinión

2 de octubre de 1968

Por: Kevyn Simon Delgado

PARA DESTACAR: Lo “popular” del movimiento se debe al pliego petitorio. Si se revisan los seis puntos que compusieron el pliego petitorio del CNH ninguno tiene que ver con demandas de carácter estudiantil, más bien iban en concordancia con la situación de represión, autoritarismo y nula democracia de entonces.

Si hay una fecha que es recordada en los movimientos y luchas sociales de México, principalmente de izquierda, sin duda es la matanza del 2 de octubre de 1968. Durante aquella trágica tarde en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, hace ya 48 años, decenas de personas fueron asesinadas por el ejército y su Batallón Olimpia, quienes tomaron por asalto a los miles de asistentes de lo que sería el último mitin público del Consejo Nacional de Huelga (CNH).

Sin embargo, a pesar de su reconocida trascendencia histórica –según especialistas, el 68 es el segundo momento sobre el que más se ha escrito de la historia de México en el siglo XX, después de la Revolución Mexicana-, hay muchas imprecisiones, contradicciones y mitos que rodean al movimiento estudiantil-popular de aquel particular año de 1968.

Primero, para quien ha prestado atención a los dos primeros párrafos, está la cuestión sobre el número de personas que perdieron la vida en Tlatelolco. Según la cifra oficial hubo 29 asistentes que fallecieron aquella tarde, cuyos nombres se exhiben en la estela de Tlatelolco, puesta un 2 de octubre de 1998. Según los testimonios de las y los presentes, el número de víctimas podría ascender a muchos más, pero ha sido imposible aseverar hasta cuántos.

Otro punto que han criticado algunos investigadores, es el papel central que se le ha dado al 2 de octubre, opacando sobremanera a todo lo que fue el movimiento estudiantil, incluso algunos le han llegado a llamar como “el movimiento del 2 de octubre”. Esto es impreciso, el movimiento del 68 fue mucho más que Tlatelolco. El 68 fue su creatividad, fue la juventud tomando las calles, sus brigadas estudiantiles, sus mítines relámpago, sus gigantescas manifestaciones llegando al entonces intocable zócalo capitalino, su marcha del silencio, las interminables asambleas del CNH, el pliego petitorio, los enfrentamientos contra los granaderos, la politización a la que llegaron de golpe miles de manifestantes, las pugnas entre los diversos grupúsculos de izquierda, la recuperación de las figuras de Emiliano Zapata y Miguel Hidalgo entremezclados con Karl Marx, Ho Chi Mihn y el recientemente asesinado Ernesto ‘Che’ Guevara, etc.

Además, estudiantes asesinados hubo muchos desde que inició el conflicto, tanto en los enfrentamientos callejeros como en las tomas del Ejército en las instalaciones de la UNAM y sobre todo, del IPN, aunque, por obvias razones, ha permeado el “2 de octubre, no se olvida” y la exigencia de justicia y verdad sobre lo sucedido en Tlatelolco, pero bien podríamos decir que el 2 de octubre no lo hizo el movimiento, lo hizo el gobierno bajo mandato de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez. Los asesinos.

Una vertiente que cabría agregar es el carácter “popular” del movimiento. Queda claro que fue eminentemente estudiantil, pero también se sumaron profesores y en un momento dado, obreros ferrocarrileros (por aquello de la demanda de libertad a Vallejo y Campa, encarcelados desde 1959), campesinos de Topilejo, padres y madres de familia, entre otros. Pero lo “popular” del movimiento se debe más al pliego petitorio que a un masivo y decidido apoyo de los habitantes de la Ciudad de México. Si se revisan los seis puntos que compusieron el pliego petitorio del CNH (1-Libertad a los presos políticos; 2-Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal; 3-Desaparición del Cuerpo de Granaderos; 4-Destitución de los jefes policiacos; 5-Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto; 6-Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos) ninguno tiene que ver con demandas de carácter propiamente estudiantil, más bien iban en concordancia con la situación de represión, autoritarismo y nula democracia de entonces.

Muchos son los mitos que rodean al 68 y varias son las preguntas y vertientes que se pueden y deben hacer al respecto. Primero que nada, continuar con la demanda de justicia ante la represión impune que se vivió durante todos esos días, así como profundización en su estudio, recuperando la memoria e intentando comprender las causas y consecuencias del movimiento estudiantil-popular del 68 y del 2 de octubre.

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