2018 y nuestras propias fantasías
Por: Daniel Muñoz Vega
PARA DESTACAR: La victoria del PAN en Veracruz y Tamaulipas cabe en el rango de “histórico”, sin darle mayor profundidad al adjetivo; como si el cambio de partido fuera realmente una hazaña lograda por un pueblo consciente y pensante y no como una concesión de las cúpulas políticas.
Poder encontrar una congruencia entre nuestra concepción política y nuestros propios deseos es una fantasía que nos lleva a construir juicios por demás alejados de la realidad. Toda nuestra escala de valores y nuestra cosmovisión del mundo, es echada en una urna electoral, pensamos ingenuamente que ahí va lo mejor de nosotros poniendo un grano de arena para una mejor sociedad. Una patraña mayúscula que nos convierte por ese instante de manifestación “democrática” en niños inocentes, presas de sus propias ingenuidades.
El proceso electoral que se dio en diferentes estados el pasado domingo, despertó la neurosis política que suscita el 2018. Durante toda la semana pudimos leer un sinfín de proyecciones que describen posibles escenarios para las elecciones presidenciales. Siempre nos da por jugarle a “futurólogo” para escribir una sarta de tonterías con ese tono chocante de aprendices de Nostradamus. Varios hablan de lo que será la próxima elección federal con una confianza ciega en nuestras instituciones; no conformes, van párrafo tras párrafo haciendo un manual de superación personal, un cúmulo de buenas intenciones que parece que vivieran en Disneyladia: nuestra concepción política es una proyección de nuestro deseo.
Así, pasado el domingo, la energía mediática se concentra en el terreno ganado por el PAN para ir planeando la elección presidencial. Sí, Acción Nacional ganó lugares donde jamás había podido hacerse del gobierno estatal. Lo de Veracruz y Tamaulipas cabe en el rango de “histórico”, sin darle mayor profundidad al adjetivo; como si el cambio de partido fuera realmente una hazaña lograda por un pueblo consciente y pensante y no como una concesión de las cúpulas políticas.
A la gente a veces le parece imposible pensar que PAN y PRI (y su nuevo patiño el PRD) son exactamente lo mismo… la mano que mueve el sistema no tiene color, y pondrá a quien mejor maquille la realidad infame; por ejemplo, Veracruz puso en el gobierno estatal a Miguel Ángel Yunes, abanderado del PAN–PRD, lograron sacar de ahí a los peor que tiene el PRI. La gente ve esto como una esperanza, pero se tendría que analizar más a fondo en manos de quien dejan el gobierno. Yunes Linares tiene acusaciones por un desvío millonario del ISSSTE en la época del gobierno de Felipe Calderón cuando dirigió este organismo. La periodista Lydia Cacho envió un comunicado a la redacción de Aristegui Noticias para fijar su postura sobre la victoria de Yunes en Veracruz: “No tengo la menor duda de que Miguel Ángel Yunes Linares ha cometido actos ilícitos que van desde el enriquecimiento inexplicable, hasta el blanqueo de capitales, ocultamiento de fraude en el ISSSTE, alianza delictuosa con una red de trata para la explotación sexual infantil; manipulación de información sobre fugas en los penales a su cargo y amenazas de muerte a periodistas y editores”, escribió quien tiene años investigando al candidato ganador en Veracruz.
Bajo este panorama, Veracruz sale de un caciquismo que lastimó a su sociedad por décadas, para entregarse dócilmente a lo peor que encausa Acción Nacional. Nada que ver, por ejemplo, la figura de Yunes Linares con la de Javier Corral, quien ganó Chihuahua. Sin duda la figura más legítima del panismo, y quizá de la clase política en todo el país, Corral es el panista menos panista. Por lo menos merece el beneficio de la duda, y desde que tome protesta como gobernador, empezaremos a ver de qué está hecho quien fuera de los principales opositores a la Ley Televisa en 2006. Ojalá la expectativa sea lo más cercana a la realidad.
El 2018 tiene ya un candidato listo para dar la pelea: López Obrador, quien ha podido consolidar Morena como una opción; sin embargo, los avances en el terreno político no le garantizan no dejar de ser la segunda fuerza política de este país, o la tercera quizá, lejos de hacerse de la presidencia de la República; es claro que dejó al PRD en el puro cascarón, partido que quedará destinado a recoger las migajas de Acción Nacional…. ¡Qué vergüenza!, el partido que a principios de la década de los noventa fuera formado por lo mejor que tenía este país, va a terminar en el basurero de la historia.
Así, con todas nuestras fobias y filias, empezaremos a escribir y analizar el camino hacia el 2018, estando conscientes de que podría terminar en ejercicio inútil cuando pase todo lo contrario a lo que habíamos imaginado.