Adolescentes, familia y academia

Por: Ana Rosa Avalos Ledesma*
Discutir en torno a cuál es la relevancia que tienen los padres de familia en relación al desempeño académico de sus hijos adolescentes es sin duda una temática que amerita una amplia gama de perspectivas. En esta ocasión se trae a colación como parte de las reflexiones que se han venido desarrollando en la labor como profesional en el área de la Atención Psicológica, misma que el Departamento de Orientación Educativa de la Escuela de Bachilleres de la UAQ incorpora como un ejercicio de atención al adolescente que ingresa a sus aulas.
Por el momento, la cuestión es esbozar algunos señalamientos en torno a la presencia (o ausencia) y función de los padres –que posibilitan (o no) un desempeño académico, procesos de socialización, así como de maduración–, adecuados y convenientes para el adolescente.
Una de las complicaciones que saltan a la vista como síntoma dentro de las instituciones educativas que trabajan con adolescentes (aunque también en otros niveles educativos se trabaje con adolescentes, en esta ocasión sólo me referiré al nivel bachillerato por ser el contexto en el que se han detectado las observaciones anotadas en este artículo) son las académicas, que van desde malas notas en las materias hasta dificultades en las formas de relacionarse con los pares, que en ocasiones llevan a la comunidad estudiantil a la reprobación, suspensión o incluso deserción escolar, en algunos casos al inicio del bachillerato y en otros al casi finalizar el mismo.
Ahora bien, la reprobación y deserción escolar son problemáticas que se encuentran ligadas a la ejecución de la función familiar, y en este sentido dan cuenta también de qué tan implicados se encuentran los padres de familia en el desempeño académico de sus hijos, llegando a existir casos de omisión tal que se enteran del rezago académico de los adolescentes hasta que éstos se encuentran en situaciones de riesgo por la cantidad de materias no aprobadas acumuladas.
Una de las autoras que ha investigado sobre la presente temática, es Leslie Arvelo Arregui (2009), quien en el informe “Función paterna: perspectivas educativas”, aborda el tema incluyendo un concepto nodal desde la mirada psicoanalítica, a saber, la función paterna (concepto psicoanalítico), y comienza por distinguir la paternidad (función genitora) de aquélla que es una “…construcción biopsicosocio– cultural, relativizada por lo histórico que se distancia de la función genitora (…) no sólo es desempeñada por una persona, bien sea el padre o quien lo sustituya (madre, pariente u otro adulto) de forma directa mediante el contacto cotidiano o esporádico…” (Ibídem)
La autora retoma otra definición de función paterna de autores como Levi Shiff, Burcois, Fagan, Parke y Siellerot, quienes también abordan la situación de la ausencia paterna y las dificultades que devienen ante ésta. Retomando a los mismos autores, Arvelo presenta una estrecha relación entre la educación y dicha función paterna, mencionando que, ante la falta de ésta, algunas de las alteraciones que devienen en cuanto a lo académico son fallas en el establecimiento de normas, menor rendimiento escolar, trastornos lingüísticos y emocionales, así como problemas de memoria, responsabilidad y disciplina.
De modo contundente menciona la relación entre el docente y la función paterna como “…factor estructurante de la psiquis humana y como punto de articulación entre lo individual y lo colectivo socio-cultural” (Ibídem), haciendo mención de que tales funciones “…pueden desempeñarlas los educadores/as en el ámbito de lo personal, éstos/as también las ejercen como representantes institucionales que transmiten los valores, creencias, normas, pautas de funcionamiento y de conductas de la institución a la cual pertenecen.” (Ibídem)
En este sentido, se han detectado discursos dentro de la dinámica de los grupos en los que los estudiantes dan cuenta de una identificación de la figura y funciones de los padres con los docentes. En sí mismo no es un problema tal identificación, sino lo implicado, es decir, qué es lo que falta en el contexto familiar a nivel de la interacción y modelos de conducta, que propicia que los estudiantes tiendan a esta identificación con aquel adulto con quien comparten sólo algunas horas del día en la escuela y que le propicia algunos conocimientos, y no con los agentes de quienes idealmente debería recuperar dichas identificaciones, es decir, los padres de familia.
En tal sentido, la ausencia de los padres en ocasiones deviene como un problema en tanto los estudiantes no logran “afianzar” comportamientos que sean benéficos para ellos (por ejemplo, exponiéndose a situaciones relacionadas con la reprobación), no hay contención de las emociones generadas por ciertas experiencias propias del adolescente estudiante, no hay parámetros de conducta de los cuales puedan valerse para definir sus propios actos.
De modo tajante se puede decir que, si bien es cierto, los docentes cumplen con una función paterna por momentos, no es suficiente intentar sustituir en ellos lo que los padres de familia deberían propiciar a nivel de la orientación, apoyo, escucha, comprensión y experiencia que pudieran compartir con sus hijos adolescentes, situación que, además de propiciar mejorías académicas, también pudiera definir en algunos casos el tránsito del adolescente a estados psíquicos mayormente maduros y conductas mejor orientadas.
Referencias:
–Arvelo, L. (2009) Función paterna: perspectivas educativas. Revista Educere, vol. 13, Número 46. Pp. 725- 732
*Docente y tutora de la Facultad de Psicología, Facultad de Bellas Artes y Escuela de Bachilleres de la UAQ, en el campus San Juan del Río.
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